17 Junio de 2025 09:40

En la Argentina del ajuste brutal y las promesas de austeridad, siempre hay espacio para los amigos del poder. O mejor dicho, para los familiares. Esta semana, el ministro de Defensa, Luis Petri, oficializó la designación de Francisco Jorge Adorni como nuevo presidente del Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAFPRPM), el organismo encargado de administrar los haberes de más de 300.000 retirados de las Fuerzas Armadas. El dato que más ruido hace no es su currículum -aunque tampoco deslumbra-, sino su apellido: es el hermano del vocero presidencial Manuel Adorni.

El nombramiento se selló a través de la Resolución 543/2025, publicada en el Boletín Oficial, tras la renuncia de Betina Surballe, quien fue trasladada a otro sillón sensible: ahora presidirá la obra social de los militares. Nada mal para una funcionaria que había asumido hace apenas siete meses. En su lugar, el menor de los Adorni desembarca en un organismo clave para el andamiaje financiero del privilegio militar, justo cuando el Gobierno intensifica el desguace del Estado y somete a jubilados, discapacitados y científicos a una licuación de ingresos sin precedentes.
Francisco Adorni, contador egresado de la Universidad Nacional de La Plata, ya venía escalando posiciones desde su llegada al Ministerio de Defensa. En marzo fue nombrado jefe de la Unidad de Auditoría Interna, cargo al que accedió tras trabajar como asesor directo de Petri en control de procedimientos. Antes había pasado más de veinte años en el Consejo de la Magistratura bonaerense, un currículum modesto para quien ahora manejará una de las cajas más importantes del sector público.
El IAF no es una dependencia menor: administra recursos para el pago de haberes militares, bajo un régimen previsional especial con altísimo costo por beneficiario, y también otorga préstamos. En tiempos donde se recorta a mansalva en salud, educación, ciencia y asistencia social, el organismo se mantiene blindado, beneficiado por su cercanía con el corazón ideológico y operativo del Gobierno.

A esta altura, queda claro que el discurso libertario tiene excepciones. Mientras los jubilados de la mínima hacen malabares con la miseria, y los enfermos de cáncer deben peregrinar por sus tratamientos, la familia Adorni avanza en silencio sobre los bastiones del Estado. El propio Francisco ya había estado en el centro de la polémica por su salario de más de 2,6 millones de pesos mensuales como asesor, en momentos donde Javier Milei ordenaba despidos masivos y congelamiento de sueldos. Cabe destacar que Adorni tiene llegada directa a Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia. Incluso se lo llegó a barajar como eventual candidato bonaerense, prueba del respaldo interno que acumula en la usina libertaria. Ahora su hermano, al frente del IAF, suma otro peldaño en su meteórico ascenso, tan veloz como poco transparente.