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Graciela Stefani y el spin off de Floricienta: “La gente todavía me llama Malala”

La actriz graba en Uruguay junto a Cris Morena

por Eli Salas

22 Julio de 2023 08:00
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Un deja vu permanente es con el que convive a diario Graciela Stefani. Y no necesariamente tras la confirmación del Spin Off de “Floricienta” (“Margarita”) el exitoso fenómeno juvenil de los 2000 que une a generaciones y familias enteras. Es que la actriz, docente teatral y hoy Coach Ontológico -especializada en Neurociencia- recordada como la malvada más querida en la ficción, jamás perdió vigencia.

 “La gente en el barrio me llama Malala. Haber hecho ese personaje malísimo, como la mala de Cenicienta, que se fue transformando en una mala con un grado de humor y más humano, terminó haciéndola la más querida”, asume, avalando la popular teoría que instaló Gardel en su tango y hoy puede acreditar con creces: que 20 años no es nada. 

 

Del otro lado del charco, le espera una estadía que augura larga, pero prometedora. “Empezamos a grabar “Margarita”, en Uruguay, a partir del 1° de agosto, pero viajo una semana antes. A mí me llamó Cris, en mayo del año pasado, primero para hacer una comedia para adultos, que después quedó en el tintero y luego para dar clases en Otro Mundo, pero no me dieron los tiempos”, repasa quien producto de la pandemia, amplió el abanico de la docencia vía Zoom.

“Cuando puse los primeros flyers me empezaron a escribir de Israel, de España, de toda Latinoamérica. Se abrió una puerta importante que yo desconocía por completo”, subraya, a un mes de ponerle el cuerpo al proyecto que, bajo el sello de una conocida plataforma, llevaba más de un año en carpeta. “Hace 18 años, con Floricienta, salíamos a la calle y no podíamos ni caminar porque nos atrapaba la gente de todas las edades. Pero cuando pasa el tiempo y la cosa no termina nunca, parece que estuviera todo el tiempo en el aire, es de locos”.

 

-Como un deja vu permanente en tu vida.

-Sí, la gente en el barrio me llama Malala. Al principio tenía como una resistencia y ahora ya ni me acuerdo que me llamo Graciela muchas veces. (Risas) Pero cómo voy a negarme. 

 

-¿Qué significa volver a trabajar con Cris Morena?

-Cuando Cris me llamó para decirme que le gustaría que hiciera de Malala, lo pensé en el momento, pero después dije: toda esa gente que me sigue escribiendo y saludando...  Lo siento como una despedida hermosa. Un cierre de este personaje tan amoroso que ha gustado tanto. Y disfruto trabajar con mis compañeros nuevos y con Isabel (Macedo) que nos reencontramos. Cris siempre me ha tenido en cuenta para un montón de cosas y es alguien que te valora a todo nivel, como artista y como persona.

 

-¿Rechazaste otras propuestas en el camino?

-Sí, viste que en tele no hay mucho, pero eran cosas que no me convencieron. Me han propuesto mucho teatro, que no era lo que tenía ganas y la verdad que me armé como docente, soy Coach Ontológico e hice la carrera con una especialización en Neurociencia. Me abrí otros caminos porque siempre me pareció absurdo ser actriz como única opción. El Coaching es algo que me cambió y está muy relacionado con la docente. Además  re contenta de tener muchas salidas laborales en este país.

 

-¿Siempre estuvo en vos la vocación de servicio?

-Siempre, pero me di cuenta de grande. Porque inclusive actuar para mí estaba relacionado con una vocación de servicio, porque siempre quise hacer personajes que generaran o provoquen algo. Cambiar alguna línea de pensamiento o modificar alguna emoción. Siempre la tuve y después me enfoqué para poder trabajar en eso.

 

-¿Pudiste llevarlo a la práctica profesional?

-A todo nivel. Yo tengo un Hostel, por ejemplo, con estudiantes que tienen un espacio en mi casa y también tiene que ver con el servicio. 

Cuando tenés un hijo o hija, a los 4 o 5 años fijate a qué juega, porque ese es el don y eso es con lo que el día de mañana puede vivir, ese es el secreto. Y yo jugaba siempre a que vendía, todos juegos que tenían que ver con el servicio. Después de empezar Coaching, me especialicé en Neurociencia, que es tremendamente atractivo. Descubrir de qué se trata nuestro cerebro y cómo dependemos del poder modificar nuestra vida si sabemos modificar nuestros pensamientos.

Me  modificó como persona y hasta me dicen que soy otro ser humano. El Coaching me dio una apertura mental, emocional, de descubrir mis capacidades y la posibilidad de relacionarme con la gente desde otro lugar.

-¿Sos naturalmente inquieta? 

-Sí, es más, ya estoy pensando qué cosa más estudiar para sumar. Y me aburro fácil, por eso no tengo pareja tampoco. Aunque ahora me estoy acercando a algo de eso, que también me ha cambiado mucho el Coaching como para también estar abierta al amor. 

 

-Se dijo que “Margarita” sería un Spin Off de Floricienta para una plataforma. ¿Es la continuación o una historia diferente?

-En cierta forma es la continuación, lo que ocurrió luego de algunos sucesos del final. Con una muy buena idea de Cris y de Leandro Calderone que es un genio, que armó una historia muy atractiva con una fantasía de continuidad inclusive, no quiero adelantarme, pero que da para temporadas. Muchos guiños del anterior, obviamente y se les han ocurrido un montón de cuentos.

 

-En un momento se habló de participantes de “Gran Hermano”, como posibles incorporaciones del elenco.

-Eso no vino del lado de Cris, no sé de dónde. No es la idea, que yo sepa. Está Mery del Cerro, Martín Seefeld, me parece que Rafa Ferro y un montón de los chicos que salen de OM (Otro Mundo) que se están formando dese el año pasado. 

 

-¿Tus hijos artistas, Josefina y Talo Silveyra, siguen instalados en el exterior?

-Sí, gracias a dios existen las redes. Estoy permanentemente hinchándolos. Siempre les dije que sean ciudadanos del mundo, los empujé para que viajen, me encanta que les esté yendo bien, pero yo los llamo todos los días. Les está yendo bárbaro. Un mundo que les abre puertas que uno ni pensaba. 

 

-¿Vos a su edad fuiste también un poco ciudadana del mundo?

-Yo cuando era chica me crié con mi viejo que era contratista de obras y trabajaba para los bancos, viajábamos todo el tiempo en la Argentina. Yo viví en la Quiaca, en Santa Cruz, en el sur, en el norte, me la pasé mudándome hasta que me fui a vivir sola a los 21. Siempre me gustó el movimiento. Y cuando tenés hijos está bueno abrirles la cabeza desde los idiomas y después que sea lo que tenga que ser. Yo en Los Ángeles viviría un rato, porque viven ellos, pero no podría para siempre. Hoy tengo chicas de 20 años viviendo acá y oficio de madre también. 

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