La historia del Club Remeros Escandinavos de Tigre es de superación. La metáfora más común para describir los hechos que la construyeron es la de la figura del fénix, esa ave mitológica que resurge de las cenizas, como lo hizo la entidad deportiva que, tras atravesar un fuerte incendio que arrasó todas sus embarcaciones, y una pandemia que aisló a las actividades deportivas, volvió a nacer y a competir de forma internacional, al punto de haber logrado un segundo puesto detrás del Corinthians en el último torneo sudamericano que enfrentaron en Uruguay.
"Me enteré del incendio mientras estaba trabajando en la calle en San Miguel. Esto fue un viernes 29 de diciembre de 2019 a las 11:30. Es un horario y un día que no voy a olvidar jamás. Me llama Cristian (Thjellesen), que en ese entonces era el presidente del club y me dice: 'mirá, se está incendiando el club', y justo se corta la llamada. Al cortarse la llamada pensé que me está jorobando por el Día del Inocente, que era un chiste", recordó ante BigBang el actual presidente del club, Nicolás Dolberg.
Las imágenes se viralizaron con la misma velocidad que las llamas consumieron el galpón y más de 30 embarcaciones en uso. "La verdad es que se me vino el mundo abajo en cinco minutos. Fue algo muy difícil de digerir, no lo podía creer. Me largué a llorar porque pensé que se prendía el club completo y que perdíamos todo", repasó el dirigente. "Era un día muy lindo, hacía como mucho calor, pero se ennegreció con esa noticia. Fue muy triste", añadió.
El club no se encontraba en una situación muy competitiva ese año, al punto de que el remero Agustín Gabba recién se había incorporado a mitad de ese año para lograr que la categoría crezca, al igual que él mejore su desempeño como instructor. "Estaba dispuesto a darle el laburo que merecía, sabiendo que por ahí no había chicos y el club no estaba en condiciones de pagar a un entrenador. Pero sí me había encontrado con una comisión directiva que estaba abierta a esa posibilidad", señaló ante BigBang.

El actual presidente de la institución remarcó que "la recuperación fue y sigue siendo larga", ya que todavía ni siquiera terminaron de recuperar todo el galpón, ya que faltan algunos portones y otros elementos. Además, a los dos meses de que suceda el siniestro, la humanidad entera ingresó en la pandemia del Covid-19, algo que dejó a las actividades deportivas huérfanas por el tiempo suficiente como para que la reconstrucción sea más amena.
"Para nosotros fue un alivio, porque los socios no podían venir porque no le podíamos brindar las condiciones", reconoció Dolberg. "Nos sirvió para poder empezar con todos los trabajos de desarme el galpón y la limpieza, porque fueron meses de sacar cosas quemadas, tratar de rescatar lo más que se podía", agregó. Las donaciones, en ese sentido, cumplieron un papel fundamental.

"Ese lado fue súper reconfortante, porque no estuvimos solos", afirmó. Porque además que los socios que mantuvieron sus cuotas sociales al día, se sumaron los remeros de otros clubes de Tigre. "Gente que sabía de electricidad venía a colaborar, el que quería pintar podía venir a pintar. Y así se fue resolviendo y se pudo, por lo menos en dos años, recuperar el galpón, techarlo y cerrarlo", clarificó Dolberg.
Para Gabba, el docente recién llegado, también significó un desafío. "En mí, se despertó algo que tenía un poco más de valor, esto de bancar una situación difícil en un club, por más que recién empezaba", indicó. "Yo realmente con el club no tenía por ahí como otros socios un lazo afectivo por algo generacional, yo recientemente había sido socio hacía nada más que seis meses o un poquito más. Iba a tener mucho más valor el acompañar a un club y no dejar que desaparezca", graficó.

El orgullo del profesor se hizo evidente cuando recordó la primera regata nocturna de la que participó Escandinavos en el Río Luján. "Emocionó a muchos ver la camiseta y la bandera de Escandinavo ahí, fue algo lindo y fue como el puntapié inicial a que se vayan sumando más chicos", consideró Gabba.
Lo cierto es que la desgracia del incendio significó un gran impulso para la competencia y la institución. "Después del incendio se fue sumando gente que conocía el club. No sé si vinieron más por un tema de ayudar o de querer solidarizarse con nosotros, pero encontraron un lugar donde se sentían contenidos", aseguró Dolberg. El presidente del club vio cómo pasaron de media docena a lo que son hoy: "Un grupo humano de casi 30 o 40 remeros master, que entrenan a full, generan nuevos eventos e ideas para poder juntar plata y comprar botes".

"No sé si fue todo gracias al incendio, es feo decirlo, pero es como que quizás tenía que pasar algo así. Las cosas suceden por algo. Lo veo más por ese lado", aceptó Dolberg, quien hoy encabeza la conducción de la institución deportiva. "Fue una catástrofe en sentido material, pero por suerte nadie salió herido, nadie salió lastimado. A eso apunto. Son todas cosas materiales que yo creo que se recuperaron en creces, porque se renovó flota, hay botes nuevos. Hay que mirar para adelante, eso es fundamental. Si pasó el incendio fue el destino que nos tenía que tocar para poder despertar y rearmar el club de otra manera", completó.
Coronados de gloria
La última participación del equipo de Remeros Escandinavos en el torneo sudamericano que disputaron en Uruguay es el renacimiento del ave fénix. Quedar segundos detrás de un gigante continental como el Corinthians de Brasil es un logro impensado para un club que atravesó tantas desgracias en tan poco tiempo. "A pulmón y juntando pesito a pesito, con los botes que tenemos y entrenando y tratando de correr la mayor cantidad de regatas que podíamos, hicimos una excelente performance", confirmó Dolberg.

"Corinthians es una bestia no sólo por la calidad de remeros, que por ahí en calidad te puedo decir que le peleamos bastante bien, incluso podemos llegar a tener varias embarcaciones superiores, pero en cuanto a cantidad, manejan una cantidad de remeros impresionante", explicó por su parte el profesor Gabba, quien sumó que al ser un equipo de fútbol de elite, el club brasileño maneja otro presupuesto más poderoso.
"Nos coronamos quedando en segundo lugar, como el club más ganador del evento. De hecho fuimos la sorpresa de ese Sudamericano, siendo que las grandes potencias no nos tenían en cuenta, porque era un club que recientemente se estaba acomodando", confesó el docente. "Al principio nos miraban un poco de reojo y después llegó un punto en donde vinieron a saludarnos y a felicitarnos por esto que habíamos hecho, y cuando uno por ahí le cuenta la historia, de dónde venimos o cuál fue nuestra historia que pasó, que hizo que volviéramos con más fuerza", añadió.

Si bien el día a día es prometedor, el recuerdo de la tragedia continúa presente. "Yo vengo al club desde chiquito. Lo conozco desde los seis años y es difícil pensar que algo positivo tiene que tener todo esto", reveló Dolberg. Aunque también indicó que trata de enfocarse en el futuro, en los objetivos que vienen por delante y las nuevas generaciones. "Esto fue algo que tenía que pasar y lo pudimos enfrentar excelentemente", insistió. Si bien el daño fue grande, el hecho los unió más "como club y como familia".
"Después del incendio no hay cosa peor que pueda llegar a pasar y, por ende, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente. Espero que en los próximos años se siga sumando gente al club y podamos seguir compitiendo y ganando copas. Y que los chicos que hoy en día son adolescentes puedan tomar la posta y sientan esto como su casa. Las nuevas generaciones son las que tienen que empezar a desarrollar el remo y las nuevas actividades, para que el club siga creciendo y se mantenga en el tiempo", cerró el presidente Dolberg.

