02 Noviembre de 2016 13:00

Adele confesó que sufrió, como tantas otras mujeres, una severa depresión post parto. En una nota a la edición estadounidense de Vanity Fair, amplió qué le pasó tras el nacimiento de su hijo Angleo, de tres años: “tuve una seria depresión posparto y me asustó mucho. Estaba obsesionada con mi hijo. Me sentía muy inadecuada, como si hubiera tomado la peor decisión de mi vida”.
Pero lo que le sucedió a Adele es más habitual de lo que trasciende: afecta al 15% de las madres en las semanas posteriores al nacimiento de su bebé.
Adele en familia.
Las causas no se conocen a ciencia cierta, pero algunas pueden ser:
- Trastornos físicos, como la anemia o una alteración de la tiroide.
- El parto, si fue traumático por cualquier motivo.
- Falta de sueño y agotamiento. Por eso es muy importante que aproveches cada momento que tengas para descansar, aunque sean siestas de 20 minutos cuando el bebé duerme.
Adele con su hijo Angelo.
“Lo que sé de la etapa posparto es que no querés estar con tu hijo, te sentís preocupada por si podés hacerle daño y por si no estás haciendo un buen trabajo. Cuatro de mis amigas se sentían igual y nadie decía nada, estaban avergonzadas y creían que todos iban a pensar que eran malas madres, cuando no es el caso”, se explayó Adele, que tiene como objetivo desterrar el tabú que existe alrededor del tema.
Múltiples causas.
Pero lo más importante es que, ante cualquier indicio, consultes rápidamente al médico.
¿Cuáles pueden ser los síntomas?
Pérdida de control: la mayoría de las mujeres de hoy se sienten supermujeres que todo lo pueden. Se les hace complejo pedir ayuda, y la llegada del primer hijo desencadena una crisis, ya que para muchas es la primera vez que no pueden con nada.
“¿Cómo estoy tan mal si no hago nada en todo el día?” Es una pregunta muy recurrente entre las madres que sufren el posparto. Lo que no ven es la gran cantidad de tareas que realizan, sin contar lo poco que duermen. Todo esto puede traducirse en ganas enormes de salir corriendo.
No dura para siempre.
La depresión también puede manifestarse en forma de obsesión por la salud o la alimentación del bebé. Algunas pueden tener pensamientos angustiosos, como el miedo a hacerle daño. Esto está relacionado con la inseguridad que sienten con respecto a la maternidad.
Siempre es mejor que una mamá deprimida no esté sola con el bebé; en compañía es menos angustiante. ¡Las posibilidades de que le haga daño al hijo son remotas! Lo ideal es contar con la ayuda de una madre experta, una abuela, hermana o amiga cercana.
Date tiempo.
También hay que tener en cuenta los efectos de la depresión posparto en el bebé. Si bien estudios recientes demuestran que los efectos pueden ser mitigados por el cariño y los cuidados de otras personas, es cierto que los bebés sufren cuando sus madre están mal.
No estés sola.
Volviendo a la cantante británica y a su entrevista para Vanity Fair, la periodista la felicitó por la valentía de haber sido madre en medio de semejante éxito, lo cual la obligó a parar la máquina. Pero Adele piensa que la valentía es no tener hijos: “todos mis amigos y yo nos sentimos presionados para tener hijos, porque es lo que los adultos hacen. Amo a mi hijo más que a nada, pero en el día a día, si tengo un minuto o dos, desearía hacer lo que me diera la gana y cuando me diera la gana. Cada día me siento así”.
¿Cómo prevenir la depresión posparto?
- Dormí todo lo que puedas. Cada minuto cuenta, hasta una mini siesta de diez minutos.
- Confía, date tiempo. Aunque ahora no lo veas, esto también pasará.
- Contactate con otras madres, en la plaza, con amigas, o incluso en la web. Siempre ayuda no sentirte sola en esta cruzada.
- Paseá, es importante que cada día puedas salir un rato. Tomá un poco de sol, hacé ejercicio suave, lo que sea que te haga sentir bien, ¡pero no te quedes encerrada!
Ya va a pasar.
No te compares. Para tu hijo vos sos la más importante y lo mejor de su vida. ¡Te ama!
Simplificate la vida. No es necesario bañar al bebé todos los días, ni que la casa esté reluciente. Relajate y hacelo más simple.
Aprendé a pedir ayuda. Si podés dar ese paso, vas a ver cuánta gente dispuesta a ayudarte tenés alrededor: una amiga que te hace las compras, o alguien que lleve a tus otros hijos al cole, ¡todo suma!
Y lo más importante: si no estás bien, consultá a un profesional.