31 Julio de 2025 13:19
La tierra roja de Misiones, habitualmente fértil y tranquila, fue escenario esta semana de una escena de horror que sacudió a toda la comunidad. En una zona de malezas, entre las plantaciones de té y yerba mate del kilómetro 5 de la Ruta Provincial N.º 13, un grupo de vecinos encontró el cuerpo brutalmente mutilado de un hombre de 48 años. Estaba semidesnudo, cubierto de barro, con cortes en el rostro, heridas profundas y, en una imagen que hiela la sangre, sin los ojos.
Luis Salvador Batista da Silva fue la víctima de un crimen salvaje. Según el parte policial, su cuerpo presentaba escoriaciones en la espalda, cortes profundos en la cavidad bucal y el mentón, contusiones severas en el cuero cabelludo y, en un detalle que remite a rituales extremos, la ausencia total de ambos globos oculares. Lo que parecía al principio una muerte violenta más en una zona rural alejada, se convirtió rápidamente en un caso estremecedor: no solo por la violencia inusitada del ataque, sino por la confesión del principal sospechoso. Un joven de 19 años, identificado como Franco A.D.L., fue detenido en su domicilio del barrio Tarumá poco después del hallazgo.
Frente a las autoridades, el joven afirmó: "Lo tenía que hacer porque era el diablo". Las horas previas al crimen ya están parcialmente reconstruidas. Según los testimonios recogidos por la Policía de Misiones, el domingo por la noche Batista da Silva fue visto compartiendo tragos con el joven que luego sería señalado como su presunto asesino. Fue también la última vez que se lo vio con vida. Ambos se retiraron caminando hacia la zona donde, dos días después, apareció el cuerpo sin vida. Desde esa noche, Batista da Silva no regresó a su casa. Los investigadores rastrearon los pasos del joven sospechoso y, al allanar su vivienda, se encontraron con la siniestra confesión.

El agresor repitió frente a los agentes: "Lo tenía que hacer porque era el diablo". No hubo intento de negación, ni explicación racional: apenas esa frase perturbadora, pronunciada como si obedeciera a un mandato invisible. Los detalles del informe forense preliminar no dejaron margen para la duda: se trató de un homicidio cargado de violencia, posiblemente cometido con un elemento cortante, y con un grado de brutalidad que excede cualquier interpretación común del delito. El juez Gerardo Casco, titular del Juzgado de Instrucción N.º 3, ordenó la inmediata realización de la autopsia en la Morgue Judicial de Posadas.
Allí se intentará determinar no solo la causa exacta de la muerte, sino también si Batista da Silva fue torturado y si hubo más personas implicadas en el crimen. La Policía Científica trabajó durante horas en la escena del hallazgo, marcada por rastros de lucha y signos de arrastre. El cuerpo, hallado cubierto de barro, parecía haber sido ocultado precariamente entre la maleza, como si quien lo dejó allí intentara esconderlo sin lograrlo del todo. La frase del joven detenido abrió una nueva línea de investigación. ¿Se trató de un crimen por razones religiosas o esconde un cuadro psiquiátrico más complejo? "Debía hacerlo", insistió, según fuentes del caso.

El detenido permanece bajo arresto, imputado por "homicidio agravado". Se esperan los resultados de la autopsia para saber si fue ayudado por alguien más, o si actuó solo en medio de una espiral de violencia motivada por el delirio.

