04 Octubre de 2016 14:33

Dos hechos llamaron la atención de los que buscan tranquilidad en los barrios privados: en Nordelta tres ladrones ingresaron a nado y se metieron a robar en una casa vacía, y casi al mismo tiempo, pero en el Country Abril, dos ladrones ingresaron caminando y huyeron de la misma manera cuando un vecino les gritó, impidiendo que robaran algo ante la voz de alarma.
En ambos hechos lo que quedó de manifiesto es que ahora los ladrones de poca monta realizan, en apariencia, un robo improvisado y sin logística en varios de los lugares que son considerados de los más seguros en el caliente Conurbano bonaerense.
Nordelta: batalla naval con ladrones en bote y a nado
El primero de los hechos sucedió en el exclusivo barrio cerrado de la localidad de Tigre: tres ladrones ingresaron al country e ingresaron a la casa de un contador, que en ese momento no albergaba a ninguno de sus habitantes.
Según la investigación, los tres delincuentes ingresaron al lugar nadando desde el exterior el domingo a la madrugada y permanecieron escondidos hasta el lunes a la mañana, cuando ingresaron a la vivienda ubicada en el lote 357.
Los asaltantes de la vivienda, que pertenece a un contador de unos 50 años, sustrajeron dinero en efectivo, el Audi TT del dueño de casa y varias prendas de vestir, entre ellas muchas camisetas de fútbol.
Nordelta: uno de los barrios más exclusivos del país
Cuando la seguridad los detectó manejando el Audi del contador, los ladrones abandonaron el vehículo e intentaron escapar del barrio cerrado en un bote, pero cuando se vieron cercados por las fuerzas de seguridad se arrojaron al agua e intentaron huir a nado.
En la persecución fueron atrapados dos de los ladrones (dos hermanos de 33 y 22 años), mientras que el otro asaltante logró escabullirse en las aguas que desembocan en el Río Luján. En el lago, el mismo al cual se arrojaron al agua, quedaron flotando las camisetas de fútbol que le habían robado al contador.
Abril: el country que saltó a la fama y ahora lo quieren asaltar caminando
Durante la madrugada del martes otro hecho delictivo consternó a los habitantes de un barrio cerrado, en este caso el Club de Campo Abril, el mismo que recorrió la semana pasada el periodista Jorge Lanata, donde terminó teniendo un intercambio con el hijo adolescente del empresario Carlos Tomeo, acusado de ser testaferro de Aníbal Fernández.
Pero en este caso ni Lanata ni Tomeo (ni ninguno de sus célebres habitantes) tuvo que ver: según la denuncia de uno de los vecinos, anoche dos personas merodeaban por el lugar a pie en una actitud que el denunciante tomó como “sospechosa”.
Fue entonces cuando alertó a la seguridad privada sobre lo que había detectado, pero poco conforme con su accionar les gritó a los sospechosos, lo que provocó que ambos huyeran corriendo del lugar.
Abril, conocido últimamente por sus 'célebres' habitantes, también a la merced de los rateros
Por el incidente, la seguridad y la fuerza policiaca que tiene jurisdicción en la zona realizaron un rastrillaje, pero no pudieron encontrar a ninguno de los supuestos ladrones, como así tampoco lograron detectar rastros sobre su huida, por lo que dedujeron que escaparon de la misma manera que entraron: caminando.
Debido al movimiento, muchos vecinos se atrincheraron en sus casas por temor que los supuestos asaltantes siguieran escondidos en el lugar.
Rateros audaces y escapistas
Hace un tiempo atrás, cuando un hecho de inseguridad ocurría en un barrio cerrado, las sospechas siempre estaban puestas en la complicidad de los encargados de la seguridad del country y los maleantes.
Sin embargo, los últimos ingresos ilegales y el modo burdo a la hora de llevar a cabo los atracos denota una nueva modalidad de hurto, una más improvisada, más impensada, tan sencillos en su accionar que deja al descubierto que los lugares que se consideran más seguros fallan cuando son atacados desde la simpleza.