13 Mayo de 2025 13:49

En un contexto político cada vez más polarizado, el peronismo enfrenta uno de sus desafíos más significativos: la fragmentación interna. Un informe reciente, compartido entre varios líderes del partido, reveló los efectos adversos de esta división en las últimas elecciones provinciales, comparando los resultados con los de elecciones anteriores en las que todavía jugaba incipientemente el partido de La Libertad Avanza (LLA).
Los datos son contundentes. En las elecciones generales pasadas, el peronismo logró un 43% en Chaco, pero en las más recientes cayó al 33,7%. Salta experimentó un desplome aún más dramático, pasando del 37,4% al 7,4%. En Jujuy, el apoyo se redujo del 32,3% al 13,7%, mientras que San Luis mostró una ligera mejora del 27,2% al 28%. A pesar de estos números desalentadores, el análisis sugiere que sumando todas las listas peronistas, el partido habría superado a LLA en todas las provincias.

La comparación entre elecciones generales y de medio término es inevitable. Las elecciones presidenciales tienden a fomentar la unidad dentro del partido, mientras que las de medio término parecen acentuar las diferencias internas. Sin embargo, la conclusión para la dirigencia del Partido Justicialista (PJ) es clara: la unidad es superior al conflicto.
La fragmentación no sólo debilitó al peronismo, sino que también facilitó la victoria de los oficialismos provinciales, todos alineados con la Casa Rosada en la que desembocaron los libertarios en diciembre de 2023. En algunos casos, el peronismo quedó relegado incluso detrás de LLA, liderado por Karina Milei desde la Secretaría General de la Presidencia.

Salta y Chaco son ejemplos paradigmáticos de este fenómeno. En Salta, un acuerdo previo con la Alianza por la Unidad de los Salteños (AUS) no logró evitar que LLA se consolidara como segunda fuerza con el 29,5%, superando a las diversas vertientes peronistas. En Chaco, la división interna permitió que la alianza Chaco Puede + LLA del gobernador Leandro Zdero (UCR) obtuviera el 45,2%, mientras que un peronismo unido habría alcanzado el 46,27%.
En Jujuy, la situación fue similar. La dispersión de votos entre múltiples listas peronistas permitió que LLA obtuviera el 21%, mientras que un peronismo unido habría logrado el 24,3%. Ni siquiera las intervenciones directas de figuras nacionales del PJ que comandó su presidenta Cristina Fernández de Kirchner lograron mitigar las divisiones internas en estas provincias.

San Luis fue la excepción. Bajo el liderazgo del exgobernador Alberto Rodríguez Saá, el peronismo mantuvo su unidad y consiguió retener el 30% de los votos, dejando a las fuerzas libertarias con solo el 8,2%.
Este panorama electoral plantea desafíos significativos para el peronismo. La necesidad de unidad y cohesión interna es más urgente que nunca si el partido desea recuperar su posición dominante en la política argentina. Las lecciones aprendidas de estas elecciones provinciales serán cruciales para futuras estrategias electorales y por supuesto para definir el rumbo del partido en los próximos años.