02 Diciembre de 2025 09:55
En el Senado de la Nación, donde deberían primar la seriedad institucional y el respeto democrático, este lunes se vivió una escena que rozó lo grotesco y terminó en una denuncia penal por agresiones sexuales, empujones, manoseos y una pulseada política que revela un clima cada vez más enrarecido. El segundo desembarco de la fueguina Cristina López en la Cámara alta -reelecta este año por otros seis- no estuvo marcado por la formalidad ni por las rutinas parlamentarias, sino por los gritos, los forcejeos y una disputa por un despacho que terminó convirtiéndose en un símbolo de disciplinamiento político.
Todo quedó registrado por celulares. En uno de los videos se escucha a López, desbordada, gritar: "Llamala a Juliana", en referencia a Juliana Di Tullio, su jefa de bloque. La escena fue un torbellino: personal de Seguridad formando una barrera humana, asesores intentando contenerla, un cerrajero acorralado por los custodios y la senadora intentando recuperar una oficina que, según su versión, le correspondía desde hacía semanas.
La tensión estalló cuando López intentó ingresar al despacho que venía ocupando -tradicionalmente asignado a los representantes fueguinos- y descubrió que la vicepresidenta Victoria Villarruel había ordenado cambiar la cerradura, colocar una faja en la puerta y retirar la placa con su nombre. Todo esto, aseguran desde el entorno de la senadora, sucedió sin aviso previo y mientras varias de sus pertenencias -incluida su computadora personal- habían quedado adentro.

La escena fue confirmada por el propio personal de Seguridad, que en un video admite que Villarruel había ingresado al despacho durante el fin de semana. Di Tullio, indignada, interpela a los agentes: "¿Alguien está grabando lo que dijo? ¿La presidenta del cuerpo entró a un despacho de una senadora sin su permiso?". López había enviado mensajes y llamado durante todo el fin de semana sin obtener respuesta. El lunes, sin alternativa, decidió presentarse con un cerrajero para recuperar sus pertenencias. Pero lo que siguió no fue un trámite administrativo: fue un forcejeo violento.

Según la denuncia penal presentada, durante el enfrentamiento López sufrió "un golpe en la pierna derecha, empujones, y manoseos en la zona de los glúteos, en su zona pélvica delantera y en la zona de las entrepiernas", además de sentir "la pierna de uno de los masculinos introducida entre sus piernas". El médico del Senado, Gustavo Apreda, constató un hematoma de 5 por 3 centímetros en su tobillo derecho, así como dolores en el brazo por donde fue sujetada. El cerrajero que la acompañaba también fue increpado. "Yo te tengo que sacar para afuera", le dijo un agente. "Vos no sacás a nadie", respondió López mientras vociferaba: "Denuncia penal para todos".
La imagen, brutal e insólita, recorrió las redes. Para la senadora, no hay dudas sobre la motivación: su jura "por los 30.000 desaparecidos". Su frase dentro del recinto -donde ironizó siguiendo el estilo numérico del oficialismo: "tres, cero, punto, cero, cero, cero... 30 mil desaparecidos, sí juro"- habría irritado a Villarruel, conocida por su postura negacionista sobre el terrorismo de Estado. El viernes previo al incidente, López ya había encontrado dos sillones a modo de barricada frente a su despacho. Nadie le dio explicaciones. Ninguna autoridad respondió sus llamados. Y el lunes la escena escaló hasta lo intolerable. "Si se permite que una autoridad del Senado pueda castigar a un senador por su postura, mañana se podrá hacer lo mismo con cualquier representante. Es un mensaje muy peligroso para la democracia", alertó López.

El gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, fue uno de los primeros en repudiar los hechos: "Los derechos constitucionales deben garantizarse siempre. Lo sucedido debe investigarse con seriedad". El intendente Walter Vuotto habló directamente de "prácticas autoritarias" y "disciplinamiento". Del lado de Villarruel, en cambio, silencio absoluto. Sus voceros evitaron responder si el accionar de López podría derivar en una sanción o si la vicepresidenta actuó respaldada en la resolución de septiembre que obligaba a los senadores salientes a devolver sus despachos. Lo cierto es que el trasfondo es claro: Villarruel en el Senado y Martín Menem en Diputados impulsan un reordenamiento total de los despachos para beneficiar a los legisladores entrantes de La Libertad Avanza.

