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Escándalo institucional

Mariano Cúneo Libarona fue atrapado ofreciendo contactos judiciales y lobby parlamentario a Tim Ballard

El ministro de Justicia de Milei envuelto en una trama de favores al ex agente estadounidense denunciado por abuso sexual.

30 Julio de 2025 08:33
Mariano Cúneo Libarona
Mariano Cúneo Libarona

Una escena propia de un thriller político, aunque demasiado real, sacude al gobierno de Javier Milei. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, fue captado en un video grabado con cámara oculta durante una reunión privada en Nueva York con Tim Ballard, el ex agente de inteligencia estadounidense denunciado por abuso sexual y protagonista real de la película Sound of Freedom. Lejos de la prudencia que se espera de un funcionario de alto rango, el ministro ofreció una serie de favores institucionales y mediáticos con el objetivo de "limpiar el nombre" del polémico activista. Lo hizo en nombre del Estado argentino y sin disimulo alguno.

El material, difundido por el programa Argenzuela, ciclo que conduce Jorge Rial por la pantalla de C5N, muestra a Cúneo Libarona desplegando una batería de ofrecimientos inusuales: acceso a medios de comunicación, reuniones con jueces y legisladores, asesoramiento para redactar una ley a medida de Ballard e incluso la promesa de una campaña pública de reivindicación. Todo ello en nombre de una supuesta cruzada contra la trata infantil, que más parece una excusa para estrechar lazos con una figura rodeada de polémica y vinculada a sectores ultraconservadores de Estados Unidos.

Ballard, quien fue recibido en 2024 por funcionarios de seguridad en la Argentina, había llegado con la promesa de colaborar en operativos contra redes de pedofilia. Pero su desembarco se frustró luego de que se conocieran seis denuncias en su contra -no 23, como exageró Patricia Bullrich en su momento- y creciera la preocupación por el carácter ideológico de su fundación. La ministra de Seguridad fue la primera en desmarcarse públicamente, señalando al ex espía como un impostor. Ahora, paradójicamente, es el propio ministro de Justicia quien intenta reinsertarlo, apelando incluso a su película como base para diseñar figuras penales que pretende enviar al Congreso Nacional.

El escándalo es de enorme magnitud. Lo que se ve en el video no es solo un exceso verbal: se trata de un funcionario de máxima jerarquía comprometiendo la institucionalidad de la República, prometiendo influencias judiciales y legislativas a un extranjero acusado de delitos graves. La escena evidencia, además, una absoluta falta de criterio y decoro en el ejercicio del cargo. Las frases del ministro son propias de un lobista amateur, más que de un responsable de una de las carteras más sensibles del Estado. Su mención a "las chilenas" y sus anécdotas durante la dictadura completan un papelón internacional.

Diputados pidieron la renuncia de Mariano Cúneo Libarona
Diputados pidieron la renuncia de Mariano Cúneo Libarona

Las consecuencias no tardaron en llegar. Diputados de la oposición como Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Esteban Paulón (Partido Socialista) pidieron la renuncia inmediata de Cúneo Libarona, a quien acusan de tráfico de influencias, violación a la Ley de Ética Pública y falta de idoneidad moral para continuar en funciones. Ferraro advirtió que, si el presidente Milei no lo remueve, se avanzará con un pedido de juicio político en el Congreso. Paulón, por su parte, subrayó que el ministro "comprometió gravemente la institucionalidad del país" y dejó en claro que su continuidad "no es una opción".

Diputados pidieron la renuncia de Mariano Cúneo Libarona
Diputados pidieron la renuncia de Mariano Cúneo Libarona

El video dejó al descubierto los vínculos del oficialismo con figuras de la ultraderecha global y la falta de límites éticos en la gestión de gobierno. Lo que podría haber sido una colaboración internacional seria en temas sensibles como la trata de personas terminó convertido en un sainete bochornoso, donde lo que predomina no es la defensa de los derechos humanos, sino la utilización de causas nobles para construir alianzas peligrosas y promover agendas oscuras. Cúneo Libarona sigue sin dar explicaciones. Pero el silencio, en este caso, lejos de apaciguar el escándalo, lo multiplica. Porque lo que se filtró no es una opinión política, sino una confesión en tiempo real del grado de descomposición institucional al que puede llegar un gobierno cuando se guía más por el fanatismo ideológico que por la ley.

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