por Jimena Báez
27 Agosto de 2025 13:04
A través de las redes sociales de Wanda Nara y Darío Barassi, conductores de Love Is Blind, Netflix confirmó que ya se está grabando la segunda temporada del reality que busca demostrar que el amor trasciende el aspecto físico.
La primera edición en Argentina estuvo atravesada por polémicas y denuncias de violencia de género que sacudieron al formato. Una de esas historias es la de Emily Ceco, quien se casó durante el programa con Santiago Martínez y luego atravesó una pesadilla de agresiones que hoy mantiene a su ex detenido a la espera del juicio.

En este contexto, BigBang dialogó con la participante para conocer cómo atraviesa esta nueva temporada de Love Is Blind, y saber acerca de sus proyectos profesionales: "A sorpresa de todos, porque con las personas que le hablé se quedaron medio sorprendidos, me genera como un poco de nostalgia saber que se está grabando. Me genera un poco de alegría que una plataforma como Netflix vuelve a apostar en Argentina para hacer un formato tan grande", comenzó y se puso contenta de que personas de producción, maquillaje, cámaras y todo aquel detrás de la pantalla pueda tener trabajo.
El sueño de una vida distinta
Antes de ingresar al reality, Emily llevaba una vida marcada por esfuerzo y disciplina: "Yo estaba estudiando periodismo en Crónica. Mis días eran ir a estudiar. Soy muy nerd, muy aplicada. Llegaba y estudiaba porque a mí me encantaba dedicarle el tiempo al 100%. También estaba trabajando como periodista política. Muy distinto a lo que estoy haciendo ahora".
Lo que comenzó como una recomendación académica terminó marcando su destino: "Me lo habían recomendado profesores de periodismo y periodistas. Me decían: no importa qué casting, vos anotate para ver cómo va a ser un casting para cuando estés más preparada. Y dije, bueno. Soy fan del formato. No me imaginaba que iba a entrar realmente. Fue mi primer casting de toda la vida. Y fue lo único que hice".

Fanática declarada de Love Is Blind, Emily lo vivió como una oportunidad única: "Soy muy Susanita. Sé que hay muchas chicas como yo, pero no hay chicas que lo digan libremente. Si yo me quiero casar, quiero ser mamá, quiero tener hijos, tal vez hoy en la sociedad es más difícil que alguien lo diga tan libremente. Y yo sí lo digo y no tengo vergüenza", explicó sobre los aspectos que hicieron que la producción la eligieran.
El reality y la ilusión
Al ingresar al programa, Emily se encontró con un proceso intenso. Recordó el paso por el casting y el examen psicológico previo: "Era muy largo el test psicológico. Yo tardé una hora y media en terminarlo. En mi caso, me dijeron que había salido bien". Sin embargo, advierte sobre las falencias: "Espero de corazón que hayan tomado más recaudos con los participantes para que no vuelva a pasar lo mismo. Espero que ahora sean más rigurosos con el test psicológico y que también el acompañamiento post-grabaciones sea más fuerte".
La entrevistada contó que le llegó el rumor de que algunos psicólogos de la primera temporada habrían sido apartados, aunque aclaró que no se trata de información certera. Explicó que, a partir de su denuncia y la de otras participantes, se conoció que en ciertos casos los test psicológicos no habían salido bien en una primera instancia: "Sé que en el caso de otros participantes, porque me lo han dicho, tuvieron el error de volver a repetirlo porque había salido mal. Yo hubiese preferido, tal vez, a esas personas apartarlas".

El matrimonio con Santiago Martínez, nacido del reality, terminó en un infierno de violencia. Emily lo denunció y hoy espera justicia: "Estamos esperando fecha de juicio. Ya fue sorteado el juzgado. Yo pedí a mis abogados que, en lo posible, cuando yo esté declarando, que él no esté. Sé que su derecho es estar, pero por lo menos mientras yo esté, que no esté".
La violencia y la revictimización
Su relato evidencia un sistema que aún tiene deudas enormes con las mujeres. Emily comparó su caso con el de Julieta Prandi: "Ella pidió que su abusador no esté en la sala. Le pusieron un biombo que era transparente, es otra cosa de la revictimización que sufrimos las víctimas".
Pese a bloquear todas las vías de comunicación con su agresor, confiesa que los miedos siguen presentes: "Me mandan mensajes como muy agresivos, cuentas falsas de Instagram. Y es como, me genera, ¿será él? No me tengo que obsesionar ni sentir pánico porque capaz que es otra persona".
La joven fue contundente al señalar que la Justicia no solo falla en proteger, sino que también somete a las víctimas a procesos crueles y humillantes: "Que los procesos dejen de ser tan traumáticos. Tenés que revivirlo una y otra vez. A veces siento que lo hacen más por tener la noticia completa que por interés real. Hasta me han dicho en una comisaría: '¿Y ya lo perdonaste?'". En una situación reciente, al acercarse a una comisaría para recibir una notificación, un oficial le preguntó si había perdonado a su agresor "ya que las mujeres siempre lo hacen", evidenciando nuevamente la indiferencia y el machismo estructural del sistema judicial.
Su mirada sobre la Justicia viene de experiencias previas; en 2016 fue víctima de abuso callejero y recién en 2023 obtuvo una sentencia: "A mí me levantó un patrullero de la calle porque pedí ayuda y llamaron a la policía. Me llevaron a la casa de mis papás. Y que te digan: 'no te bañes, no te cambies, quedate con la ropa que tenés puesta', cuando esa ropa rota te genera un asco tremendo, es revictimizante. Así te llevan a la comisaría, en ese estado, como si la dignidad de la víctima fuera un detalle menor", relató.

La crudeza de esos momentos expone un sistema que lejos de proteger, vuelve a violentar: "Algún policía te dice 'no, vení mañana', o directamente se ríen. Otros remarcan cómo estás vestida, como si eso justificara algo. Y vos, con todo el asco encima, después de sufrir un abuso, lo único que querés es bañarte. Pero en lugar de contenerte, te obligan a ir a un médico para que te vuelva a revisar y constatar el hecho. Es otra forma de violencia".
Los casos mediáticos dejaron en evidencia que la Justicia no actúa con la misma vara: mientras Emily esperó siete años para que se condenara a su abusador, existen figuras con renombre que logran medidas cautelares en cuestión de horas, e incluso fallos exprés cuando detrás hay intereses políticos o poder económico.
Emily no está sola. Reconoce que su sostén más grande es su familia y su mejor amigo: "Mis papás. Y la persona que siempre está para mí a cualquier hora es mi mejor amigo Fede. Él sabe que, aunque yo muestre una sonrisa, por dentro puedo estar mal. Y me sirve que me digan: 'Che, Emi, ¿cómo estás?'".
Su madre fue clave incluso durante las grabaciones de Netflix: "Mi mamá me llevó a parte preguntándome, Emily, ¿estás segura? Y dijo, por favor, no quiero que haya cámaras porque es una conversación privada que quiero tener con mi hija. Mi mamá me decía, vos sabés que acá podés estar tranquila, o podés, en este mismo momento, decir vayan todos de acá que la estás pasando mal".
Además, recibió apoyo de muchas mujeres en redes sociales: "Me llegó un montón de apoyo. Muchas me dijeron, gracias a vos me animé a hacer una denuncia. O pedí ayuda a mi mamá, a mi hermana, a mi amiga. Pero eran mensajes que con lo que yo acababa de vivir, leerlos, me hacían muy mal".
Así como recibió mensajes de apoyo, también debió enfrentar el costado más cruel de las redes. El anonimato detrás de una pantalla suele dar licencia a muchos para opinar con violencia o agredir, olvidando que del otro lado hay una persona real. Emily lo vivió en carne propia: "Lo que me pasó en los meses más cercanos, los primeros cuatro meses, era que si yo intentaba trabajar y me contactaban algunas marcas para mostrarnos ropa, ropa interior, eran muchas mujeres las que me escribían, me decían cualquier tipo de atrocidad. 'Hacés esto o estás mostrando el cuerpo porque ahora está tu marido preso', o cosas así. Y me ponían: 'Entiendo ahora por qué tu marido hizo eso''".
Ceco reconoce que el proceso la cambió: "La ingenuidad cambió mucho. Yo siempre creí que todas las personas tenían su lado bueno. Y no es así. Me generó mucha desconfianza. He tenido citas y ante una pequeña cosa dije: llevame a mi casa, me voy".
Un presente que promete
Hoy, Emily se describe en plena transformación: "Emocionalmente me encuentro súper bien. Obviamente hay días en que pienso: ¿por qué me tocó vivir esto? Pero quiero salir adelante, quiero trabajar. Lo primero que te dicen es 'ah, te pasó esto'. Y mi respuesta es: entren a Google".
Actualmente se abre camino con nuevos proyectos que la entusiasman profundamente: "Estoy trabajando en un programa de streaming hablando de fútbol. Tengo mi rol femenino", contó. Hincha apasionada de Boca, Emily se describe como una fanática que lleva el fútbol en la sangre y que canta con fervor junto a La 12 cada vez que va a la cancha. Esa pasión, que mamó desde chica, hoy le permite ocupar un lugar destacado en un canal de streaming, aportando una mirada distinta y más descontracturada frente al análisis técnico de sus compañeros.

Al mismo tiempo, Ceco se prepara para nuevos desafíos profesionales: "Tengo proyectos en televisión que me entusiasman mucho. Y mientras tanto sigo trabajando con las redes sociales", adelantó, dejando en claro que su presente está marcado por la búsqueda de crecer y reinventarse constantemente.
Pero su sueño más grande tiene una raíz solidaria: "Si me permito soñar a lo grande, me encantaría conducir un programa que ayude a las mujeres. Que se escuchen historias de resiliencia, pero con un gran acompañamiento. No solo la nota de 20 minutos, sino algo más grande".

Ante la pregunta ¿Quién es Emily Ceco?, la joven no duda en describirse para que aquellos que no la conocen lo hagan: "Soy una persona que no tiene maldad. Soy sincera y transparente. Soy alegría, aunque a veces me vean apagada. Y espero que sepan que jamás le haría daño a nadie. Trato de evitarlo siempre y trato de cuidar a todos. Yo materno a todo el mundo".
La historia de Emily Ceco no se resume en el dolor que atravesó, sino en la fuerza con la que decidió salir adelante. Su voz se suma a la de tantas mujeres que, pese a un sistema que muchas veces las revictimiza, eligen seguir soñando. Como ella misma dice, su esencia es la alegría, y esa luz es la que hoy la impulsa a transformar el dolor en un futuro lleno de esperanza.

