01 Octubre de 2025 16:53
El teatro, el cine y la televisión argentina lloran hoy la partida de José Andrada, quien falleció a los 87 años en Buenos Aires. Actor de reparto, hombre de oficio y presencia discreta, Andrada construyó una extensa carrera en escenarios y pantallas, pero fue una escena en Los Simuladores la que lo convirtió en inmortal: aquella en la que, con la naturalidad de lo eterno, le preguntó a Martín Seefeld, quien le daba vida a Gabriel Medina en la legendaria ficción: "¿No hay un piquito para mí?". El episodio, emitido en 2002, lo mostró como un empresario mexicano que, con apenas unos segundos de actuación, dejó marcada a una generación.
Lo curioso es que ese momento icónico estuvo a punto de no existir. Como contó años después Federico D'Elía, la producción había soñado con sumar a actores de El Chavo del 8, pero el presupuesto lo impidió. Y fue en un casting improvisado donde apareció Andrada, dueño de una chispa que se transformó en mito televisivo. El azar y su talento sellaron esa página de la cultura popular. Pero José Andrada era mucho más que aquella frase inmortalizada en memes, sobremesas y charlas de amigos.
Nacido en Buenos Aires en 1938, se formó en el teatro independiente en los años setenta y debutó profesionalmente sobre las tablas, donde obras como La batalla de José Luna y Lejos de aquí lo tuvieron como protagonista. En cine fue rostro habitual en películas de los ochenta y noventa, casi siempre en roles de policías, custodios o matones, pero siempre con la impronta de un actor sólido. Noches sin lunas ni soles, Esperando la carroza, Johnny Tolengo o el majestuoso.
La ciudad oculta y La noche de los lápices, también, son apenas algunos de los títulos que lo tuvieron en pantalla. En televisión también dejó su huella en novelas y unitarios que marcaron época: Ricos y famosos, Padre Coraje, Son amores, Costumbres argentinas, Soy gitano, 22, el loco, Campeones de la vida, Primicias y Sos mi vida. Allí fue un secundario imprescindible, de esos que sostienen las historias con veracidad y oficio.
En 2010, la Asociación Argentina de Actores y el Senado de la Nación le otorgaron el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable, un reconocimiento a su labor silenciosa y constante, compartido con colegas como Raúl Taibo, Graciela Pal y Mario Alarcón. Fue la consagración de un camino recorrido con esfuerzo, humildad y talento. Hoy, el mundo artístico despide a un actor que supo ser grande en pequeños gestos, que construyó personajes entrañables desde el fondo de la escena, y que terminó dejando, casi sin proponérselo, una de las frases más recordadas de la cultura popular argentina.

La Asociación Argentina de Actores lo despidió a través de un comunicado: "Con profundo pesar despedimos al actor José Andrada. Desarrolló una extensa carrera en cine, teatro y televisión. En 2010 recibió el Premio Podestá en reconocimiento a su trayectoria. Acompañamos en este momento a sus familiares, amistades y colegas". José Andrada ya no está, pero su voz seguirá resonando en el eco de una pregunta que arrancó carcajadas y quedará grabada en la memoria: "¿No hay un piquito para mí?".

