En el corazón de la escena teatral independiente, Andrés Mangone emerge como una voz disruptiva con la obra Ortopedia Sánchez, injerto teatral sanitario, una versión libre del clásico Los Derechos de la Salud del dramaturgo argentino Florencio Sánchez. Con elementos del grotesco, la comedia y el drama, Mangone define esta propuesta como un "sainete inquietante" que invita al público a una experiencia única, cargada de humor combativo y reflexión sobre la sociedad argentina.
La obra se sitúa en un cascarón macabro de La Recoleta, donde una familia patricia lucha por sostener la fe de Luisa en una realidad marcada por una enfermedad mortal. Mientras los espectadores podrían interpretar que la protagonista es sometida física y mentalmente por sus seres queridos, Mangone propone una lectura distinta: un procedimiento sanitario consciente, impulsado por el apego y el amor a los privilegios de clase. Es un relato que, en sus palabras, "provoca la risa combativa" y expone las contradicciones de una sociedad que flota a la deriva.

El elenco está compuesto por Valeria Roldán, Daniel Begino, Antonella Pais, Alejandro Benavides y María Laura Cali, quienes dan vida a esta familia descompuesta con actuaciones que oscilan entre lo carnavalesco y lo inquietante. La obra cuenta además con el diseño sonoro de Antonella Pais, iluminación a cargo de Matías Noval y Andrés Mangone, vestuario y escenografía de La Forma, y el apoyo en redes de Paula Aguirre. La dramaturgia y dirección están firmadas por Mangone, quien imprime su sello característico en cada detalle.
En una entrevista exclusiva para BigBang el director revela que la elección de este material surgió durante la pandemia, un contexto que lo llevó a revisar obras resonantes con la coyuntura actual:"Me gusta revisar textos que resuenan con situaciones contemporáneas como punto de partida para una asociación libre. Florencio Sánchez siempre me ha resultado cercano, no solo por su militancia anarquista y su vínculo con los explotados, sino también por su capacidad para retratar a una clase alta descompuesta desde una perspectiva grotesca y carnavalesca", explica Mangone.

El título de la obra, "injerto teatral sanitario", no es casual. Según Mangone, el término "injerto" alude tanto al tema central de la ortopedia como al poder disruptivo del teatro: "El teatro tiene la capacidad de interrumpir el acelere cotidiano, la velocidad y el aislamiento que nos imponen las pantallas. Es un hecho revolucionario en sí mismo, porque todo lo demás ha retrocedido".
Para Mangone, el teatro autogestivo enfrenta enormes desafíos en un contexto de pobreza económica: "Hoy es muy difícil sostener procesos de investigación profundos. La caída del salario afecta directamente la posibilidad de acceso del público a las entradas. Pero también apostamos a la lucha para defender y mejorar estas condiciones".

La obra se inscribe en un contexto adverso para la actividad teatral, marcado por el ajuste económico y la crisis del acceso a bienes culturales y el director no duda en señalar que el ajuste es el problema más significativo: "La crisis capitalista se descarga sobre la población mediante políticas de ajuste. Esto afecta directamente al teatro, desde los precios de los alquileres de salas hasta la caída del poder adquisitivo para acceder a entradas".
Sin embargo, no se queda en la denuncia. Para Mangone, el teatro debe recuperar su esencia provocadora y política, incluso en medio de las dificultades: "Hoy vemos una despolitización de las masas que también se refleja en el teatro. Esto lleva a producciones más superficiales, menos intensas, que pierden su capacidad de ser un fenómeno expresivo radicalizado. Pero frente a esta situación, apostamos a la lucha: defender y mejorar las condiciones para crear y activar desde una posición artística militante".

La obra es un llamado a reflexionar sobre la identidad cultural porteña, con un elenco comprometido y ensayos que comenzaron este año, en los que Mangone buscó recuperar la profundidad y el impacto del teatro como herramienta de transformación social.
En medio de este panorama sombrío, Ortopedia Sánchez emerge como una luz de esperanza para quienes creen en el poder del arte como resistencia. Andrés Mangone lo define con claridad: "La situación cultural se ha empobrecido, pero el teatro combate contra esta dinámica de achatamiento. Volver a hablar de despolitización como problema de fondo es clave para entender esta caída y avanzar hacia políticas que beneficien a la población".

Con expectativas altas y un mensaje contundente, Ortopedia Sánchez se perfila como una obra imperdible para quienes buscan en el teatro algo más que entretenimiento: una experiencia transformadora que invite a reflexionar sobre la realidad y a activar frente a ella.
La obra está todos los sábados de agosto y septiembre a las 22.30 en teatro El Grito (Costa Rica 5459, CABA).
