06 Agosto de 2025 13:15
La escena fue tan simbólica como brutal: manifestantes con discapacidad reprimidos con escudos frente al Congreso Nacional. Ocurrió el martes, mientras menos de un centenar de familias reclamaban que el presidente Javier Milei no vetara la Ley de Emergencia en Discapacidad. Pero el veto ya había sido decretado. No hubo diálogo. Solo un documento técnico que esgrimió el "equilibrio fiscal" como argumento para dejar sin protección a los cuerpos más vulnerables del país.
En ese contexto se expresó Valentina Bassi, actriz y madre de Lisandro, un joven de 17 años con autismo. Lo hizo en diálogo con Argenzuela, el programa conducido por Jorge Rial en Radio 10. Con la voz cargada de bronca y tristeza, describió una realidad desoladora: "La verdad que la desolación es muchísima. Estamos cansados. Desde principio de año que estamos en la calle por esta ley. Pasamos mil pasos, mil marchas, porque esta ley vendría a dar algo de tranquilidad, al menos de mínima".
Según Bassi, la aprobación de la ley significaba una bocanada de oxígeno en un sistema precarizado: "Nadie va a estar genial, pero al menos no iban a cerrar las escuelas especiales". En ese punto, se emocionó al hablar del valor de esos espacios. "Cuando encontrás la terapia o la escuela para tu hijo, después de caminar un montón, no querés que cierren. Encontraste el lugar. Es desolador que lo cierren. Y creo que por eso se acercaron cada vez más familias a las marchas", contó.
Y remarcó: "Porque ya no es una cuestión política, es una cuestión de vida". La actriz fue categórica al señalar que el sistema de atención a la discapacidad venía golpeado, pero que con este gobierno directamente colapsó. "Esto venía en emergencia hace años. Cada año estábamos peor. Empezaba a faltar transporte, los terapeutas se iban... pero lo que pasó ahora es distinto: vino el abandono por completo. Este gobierno no quiere que existamos. Y si existimos, hace como que no existimos".
Ese abandono, según relató, se materializa en hechos concretos: no hay actualización del nomenclador, no se reúnen los directorios, no hay aumentos para prestadores. "A los transportistas les pagan 500 pesos el litro de nafta. No pueden ni prender la camioneta. Entonces en vez de llevar a los chicos cinco veces, los llevan dos. Ahí se pierde todo: la regularidad, la contención, los vínculos. Todo lo que se había logrado se desarma", describió.
Bassi explicó con claridad por qué las terapias son mucho más que un recurso momentáneo. "Todo lo que hacemos como cuidadores es para que nuestros hijos tengan la mayor independencia posible. Si no están los apoyos, te quedás sin futuro. Y eso es tristísimo. Porque quizás ese chico podría haber hablado, caminado, alcanzado cierta autonomía. Y ahora, sin terapias, sin medicación, sin recursos, eso se esfuma", explicó.

Consultada por la situación actual de su hijo, Bassi contó que Lisandro asiste a una escuela especial de doble jornada, donde también realiza talleres laborales. "Hoy lo veo bien, pero gracias a que tuvo una batería de terapias increíbles cuando era chico. Ahora no consigo terapias, pero no estoy tan angustiada como otros padres que están desesperados porque no consiguen maestro integrador o acompañante terapéutico".
El riesgo, sin embargo, no desaparece. "La escuela de mi hijo está endeudada hasta el cuello con ARCA. Algunas ya cerraron. Y muchas hacen rifas y colectas para no bajar la persiana. Es tristísimo. Porque cerrar esas escuelas también significa desvanecer la vocación de los profesionales que trabajan ahí, con años de formación para abordar distintas discapacidades. Es devastador", resaltó.

Sobre el veto a la ley, Bassi mostró desconfianza y cansancio: "Cuando salió la ley y pasó a Diputados, dije 'esto sale'. Pero no fue fácil. Recién cuando pasó por unanimidad en el Senado uno se relajó. Y ahora de nuevo, porque tiene que volver a Diputados, y de ahí a Senadores, y ya está: salió el veto. Estamos re preocupados". La actriz aclaró que no forma parte de ninguna organización. "Yo no pertenezco a una asociación. Soy solo una mamá defendiendo los derechos de su hijo a capa y espada. Pero cuando ves todo esto, te das cuenta que lo que falta no es voluntad: falta Estado. Y sin Estado, no hay derechos. Hay abandono".

La postal de esta semana, con Gendarmería avanzando con escudos sobre personas en sillas de ruedas, no solo duele: avergüenza a la democracia argentina. Una democracia que, como dijo Bassi, "parece decidida a no ver, a no escuchar, a ignorar a quienes más necesitan del Estado". "Encontré la escuela para mi hijo y ahora tengo miedo de que la cierren", dijo. Ese miedo no es simbólico. Es estructural. Y es real.

