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Del intestino al cerebro

Cansancio, estrés, trigo, ultraprocesados y un "sobrediagnóstico del SIBO": "El 30% de la población tiene sensibilidad al gluten"

BigBang charló con el médico gastroenterólogo Facundo Pereyra, una de las voces más influyentes en el debate sobre el intestino, los alimentos modernos y la epidemia silenciosa de fatiga crónica.

por Alejo Paredes

24 Noviembre de 2025 13:29
Facundo Pereyra (MP 94615)
Facundo Pereyra (MP 94615)

En la última década, pocos médicos lograron instalar en la conversación pública la idea de que la salud intestinal es el punto de partida de buena parte de los trastornos físicos, hormonales y emocionales. Facundo Pereyra (MP 94615), gastroenterólogo nacido en Cipolletti y autor de SIBO: Guía práctica para recuperar el equilibrio intestinal y Agotados, es una de esas voces. Con un pie en la medicina tradicional y otro en la medicina funcional, sostiene que muchas patologías subestimadas por la práctica clínica convencional tienen su raíz en lo que comemos, en cómo vivimos y, sobre todo, en cómo funciona -o deja de funcionar- nuestra microbiota.

El médico gastroenterólogo, Facundo Pereyra (MP 94615)
El médico gastroenterólogo, Facundo Pereyra (MP 94615)

En diálogo con BigBang, Pereyra advierte sobre el sobrediagnóstico del SIBO, explica cómo una simple dieta de eliminación puede superar la precisión de algunos estudios de laboratorio y describe la relación directa entre intestino permeable, ansiedad, fatiga crónica y enfermedades autoinmunes. "Toda enfermedad empieza en el intestino", recuerda citando a Hipócrates, y asegura que esa frase, repetida durante siglos, hoy tiene un correlato científico cada vez más sólido. Facundo creció rodeado de historias clínicas, endoscopios y discusiones médicas en la mesa familiar. No era para menos: su padre, Juan Carlos Pereyra, fue el primer endoscopista de la Patagonia. 

Hoy, transformado en una de las voces más influyentes en el debate sobre el intestino, los alimentos modernos y la epidemia silenciosa de fatiga crónica,  reconoce que el boom del SIBO tiene tanto de novedad como de confusión. Explica que el test respiratorio que popularizó el diagnóstico "tiene un 40% de falsos positivos y un 40% de falsos negativos", lo que llevó a etiquetar erróneamente casos que en realidad son cuadros de estrés, intolerancias alimentarias o mala alimentación. "El test es un diagnóstico imperfecto. Mucha gente que da positivo en realidad no tienen SIBO", afirma el profesional de la salud. 

Explica que la popularización del síndrome creció en la misma medida en que se expandió el uso de la máquina que lo mide. Y que muchas veces lo que parece SIBO es, en realidad, otra cosa: "estrés, intolerancia al trigo, al azúcar o al lácteo". De allí que su enfoque recurra primero a ajustes alimentarios y a la gestión del estrés antes de indicar antibióticos. Según él, "solo con un cambio de alimentación y gestión del estrés, ese SIBO se cura". Desde una mirada que combina medicina tradicional con medicina funcional -una integración que él mismo reconoce como "fuera de la caja"- Pereyra propone abordar problemas digestivos, hormonales, neurológicos y emocionales desde un punto común: el intestino. Y sostiene que gran parte del deterioro actual responde a dos motores claros: estrés crónico y mala alimentación.

SIBO: Guía práctica para recuperar el equilibrio intestinal
SIBO: Guía práctica para recuperar el equilibrio intestinal

La herramienta que más defiende es la dieta de eliminación: siete días sin gluten, lácteos, azúcar, carne roja, alcohol, FODMAPs y legumbres. Ese "yeso intestinal", como lo llama, funciona como una ventana diagnóstica que permite revelar intolerancias que el paciente jamás habría asociado a un alimento puntual. "El intestino se auto-repara", explica, y asegura que el 60% de las personas experimenta una mejoría significativa en apenas una semana. "El 60% de las personas mejora más de 90 síntomas sólo con una dieta de eliminación. No hay ninguna pastilla que se le parezca. En el intestino no podés poner un yeso, pero sí podés sacar todo lo que lo irrita", detalló.

La reintroducción posterior permite identificar disparadores ocultos que van desde el pan hasta las frutas de carozo. "Hay personas que comen un pedazo de pan hoy y el dolor de cabeza les aparece tres días después. Nadie reconoce eso sin este método", sostiene. Pereyra vincula directamente la salud intestinal con trastornos neurológicos, hormonales, autoinmunes e incluso psiquiátricos. A ese abordaje lo denomina "psicoterapia microbiana", un programa que combina dieta, suplementos como magnesio, omega o azafrán, prácticas de gratitud, contacto con la naturaleza, ayuno intermitente e higiene del sueño. 

El denominador común son tres elementos: síntomas digestivos, síntomas extraintestinales y alteraciones del ánimo. "El paciente, al cuarto día, puede dejar el ansiolítico con este método, y al día siete empieza a tener la mente más clara, dormir mejor, bajar la ansiedad". Uno de los ejes más polémicos de su trabajo es el rol del gluten. Pereyra asegura que el trigo actual "no es el mismo que comían nuestros abuelos" y que hoy está manipulado para contener "80% más gluten". A esto se suma el uso de glifosato y métodos industriales que modifican la harina. Su diagnóstico es contundente: "Treinta por ciento de la población tiene sensibilidad al gluten". 

Agotados: Guía práctica para eliminar el cansancio crónico
Agotados: Guía práctica para eliminar el cansancio crónico

Y aclara: "Son 16 millones de argentinos sufriendo en silencio por un alimento que comen todos los días". Para él, ese dato, por sí solo, merecería reformular la educación alimentaria y la investigación médica. La diversidad vegetal es otro pilar central. Pereyra popularizó en el BienestarFest la consigna de consumir 30 plantas por semana. Lo justifica en la alimentación de la microbiota y en la evidencia que vincula variedad de fibras y polifenoles con salud metabólica, emocional e inmunológica. Sin embargo, aclara que este enfoque aplica solo después de resolver síntomas digestivos: "Si una persona se hincha, no podés llenarla de plantas". 

En ese sentido, sostiene que "primero hay que resetear, después diversificar". Aunque su sueño es llevar su "reseteo intestinal" al sistema de salud pública, reconoce que aún encuentra resistencias. En Cipolletti y Neuquén pudo implementarlo de manera gratuita para cientos de personas, pero en otras provincias -admite- la cautela de ministros e intendentes frena la iniciativa. "Lo nuestro es muy nuevo y falta ciencia. Por eso empezamos a publicar trabajos para que los colegas confíen", explica. El debate, sostiene, no es ideológico: es científico, y la medicina tradicional necesitará evidencia para incorporar estas prácticas.

Los factores que dañan el intestino, según Pereyra, se reparten en partes iguales entre la alimentación y el estilo de vida moderno. Estrés crónico, falta de descanso, sedentarismo y trastornos de ansiedad conviven con ultraprocesados hiperadictivos que, dice, "le ganan siempre al brócoli". Su advertencia sobre el trigo, los lácteos y el azúcar es directa, así como su crítica a la industria alimentaria. "Es imposible entrar a un McDonald's y pedir una ensalada porque la hamburguesa es muy adictiva. La comida está diseñada para manipular nuestros mecanismos de recompensa", destacó en diálogo con este medio. 

El bienestar de la digestión
El bienestar de la digestión

En Agotados define la fatiga como "la nueva pandemia", y distingue con claridad el cansancio normal del patológico: si el descanso no recarga, si la siesta no mejora la energía y si el agotamiento es crónico, hay un problema. Asocia esa fatiga persistente tanto al estrés como al intestino permeable y afirma que los pacientes mejoran cuando el intestino deja de ser un foco inflamatorio. Incluso bebidas habituales como el mate y el café pueden potenciar la fatiga. "Tienen un crash a las seis u ocho horas y pueden empeorar la ansiedad", sentencia.

Una de las condiciones que más le preocupan es la intolerancia a la histamina, "la nueva entidad que nadie está viendo". Describe síntomas difusos -migrañas, rinitis, insomnio nocturno, taquicardias, erupciones tras la ducha o el ejercicio- que suelen pasar desapercibidos, pero que se repiten con alimentos como palta, tomate, quesos curados, vino o frutos secos. "Es algo muy nuevo y con poca conciencia en la medicina", aclara.

Sobre la circulación de información médica en redes sociales, Pereyra no duda: democratizar está bien, pero hay que saber distinguir fuentes confiables. "Hay que buscar información de médicos. Y siempre recordar que estos tratamientos son herramientas complementarias, no reemplazos de la consulta clínica". Hacia el final, subrayó que no todos los pacientes pueden hacer su plan: personas con bulimia, anorexia o un bajo peso extremo están contraindicadas. Entre los efectos adversos más frecuentes menciona dolores de cabeza iniciales, constipación o diarrea, lo que interpreta como reacciones normales a cualquier intervención fisiológica.

Facundo Pereyra pesenta su programa para mejorar la salud generar con enfoque en el intestino
El médico gastroenterólogo, Facundo Pereyra (MP 94615)

Pereyra no inventó la idea de que el intestino es el eje de la salud, pero lo tradujo al lenguaje de esta época, en la que la ansiedad, el cansancio y los ultraprocesados marcan la rutina diaria. Su propuesta es simple y a la vez disruptiva: mirar primero al intestino para entender lo que el cuerpo expresa, incluso cuando los síntomas parecen no tener relación entre sí. "El intestino explica más enfermedades de las que la medicina está preparada para reconocer", resume. Y en tiempos de agotamiento generalizado, su mensaje parece encontrar cada vez más oídos dispuestos a escucharlo. 

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