23 Noviembre de 2016 12:34
El fútbol, se sabe, es una pasión de multitudes, pero en Noruega le agregaron un condimento muy especial: cada jugador debe tener una concentración promedio de alcohol en sangre de 1.0 antes de que el árbitro dé el silbido inicial. Para eso, los equipos se juntan una hora antes para hacer la "previa" del partido. Es la entrada en calor del "drunk football".
De hecho, el primer gol, un sorpresivo tiro libre, fue anulado porque el ejecutor no tenía tanto alcohol en sangre. Y entre jugada y jugada, otros jugadores paraban, pero no para refrescarse sino para asegurarse de tener más alcohol en sangre. Finalmente, por los flojos reflejos de los arqueros, lógicamente por el alcohol, el partido terminó 4 a 3.