Una amenaza que sigue presente
04 Agosto de 2025 08:39
La pesadilla del asbesto volvió a sacudir a los trabajadores del subte porteño. Este lunes, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) realizará una medida de fuerza con apertura de molinetes desde el mediodía y paro total entre las 13:00 y las 15:00, como señal de protesta por la muerte de Walter Berthovet, un conductor de la línea D, víctima de un cáncer provocado por la exposición a este material altamente cancerígeno y prohibido en el país desde hace más de dos décadas. "Es el quinto trabajador fallecido producto de esta contaminación con un material prohibido hace más de 20 años", informó el sindicato.
Según detallaron, ya contabilizan más de 110 empleados afectados y 2.179 bajo vigilancia médica. Para los trabajadores, la muerte de Berthovet no fue una tragedia: fue una consecuencia directa de la desidia y el encubrimiento. El gremio expresó su "dolor y repudio por una muerte que podría haberse evitado" y denunció que se trata del resultado de "una política criminal de la empresa concesionaria Emova y de los gobiernos cómplices que ponen en riesgo a millones de usuarios, vecinos y trabajadores".
Desde Emova, la empresa a cargo de la concesión, lamentaron el fallecimiento del trabajador y extendieron sus condolencias a los familiares, aunque señalaron que Berthovet "se encontraba internado a raíz de un cuadro clínico asociado a una condición médica preexistente" y afirmaron que "no existen elementos clínicos concluyentes que permitan establecer una relación directa entre su situación de salud y su historial laboral".
Pero para los metrodelegados no hay dudas. "La verdad que por suerte nunca te acostumbrás", le había dicho Beto Pianelli, secretario general de AGTSyP, a BigBang el último viernes "Sabíamos que este compañero estaba enfermo hace años, que era un caso terminal. Pero cuando llega el momento te remueve todo. Pensás en los compañeros que siguen afectados y en que no sabés cuándo les puede aparecer una enfermedad así", agregó.
Aunque gracias a la lucha gremial ya se lograron retirar unas 300 toneladas de asbesto de trenes y talleres, todavía queda una cantidad similar por extraer. El caso más crítico es el de la línea B, cuya flota entera está contaminada. "Viajar en subte es a veces una misión imposible, pero además es un riesgo invisible del que muchos pasajeros ni siquiera están al tanto", advirtió Pianelli. El gremio presentó un proyecto de ley en el Congreso Nacional para crear un mapa de riesgo del asbesto en todo el país. "Hoy no hay ni siquiera una estadística oficial de muertos por este material", explicó el dirigente. "Estamos muy atrás de lo que está el mundo", añadió.
Y siguió: "Y más atrás aún de lo que necesitamos". El reclamo trasciende las paredes del subte. Según Pianelli, el asbesto sigue presente en escuelas, hospitales, edificios públicos y casas particulares, sin que exista una política sanitaria seria que lo enfrente. "Hay personas que murieron sin siquiera saber que se enfermaron por estar expuestas al asbesto. Y eso es lo más trágico: la ignorancia, el abandono, la desidia".
Los metrodelegados no solo apuntan contra la concesionaria Emova. También acusan directamente al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por haber comprado trenes contaminados, aun sabiendo el riesgo que implicaban. "Ellos conocen la problemática. Hoy hay un reconocimiento tácito. Pero mientras tanto seguimos peleando para que se saque lo más rápido posible lo que hay en el subte", remarcó Pianelli.
Según relataron los trabajadores, Berthovet era un maniobrista muy querido por sus compañeros, afiliado al sindicato, siempre activo en las medidas de fuerza. "En el último tiempo tuvo mucho acompañamiento. Hoy a la mañana muchos fueron a su velorio", contó el dirigente gremial. La medida de fuerza de este lunes busca, más que interrumpir el servicio, visibilizar una lucha que ya lleva años y que aún está lejos de terminar.
