01 Octubre de 2025 09:24
La huida de los dos hombres más buscados de la Argentina terminó este martes en territorio peruano. Con apenas una hora de diferencia, la Policía Nacional del Perú capturó primero a Matías Agustín Ozorio y luego a Tony Janzen Valverde Victoriano, alias Pequeño J, señalado como el autor intelectual del triple narcofemicidio que conmocionó a Florencio Varela. "La prioridad es traerlos cuanto antes", confirmaron desde el Ministerio de Seguridad Nacional, a cargo de Patricia Bullrich, mientras Interpol Argentina aguarda las indicaciones judiciales para concretar los traslados. Ambos llegarán al país por vías distintas: Ozorio, argentino, será expulsado de manera inmediata; mientras que Pequeño J, peruano, atravesará un proceso de extradición que podría demorar semanas o incluso meses.
La caída del presunto capo narco se dio en Pucusana, al sur de Lima. Allí, escondido en la parte trasera de un camión de pescado, fue interceptado tras una cacería de inteligencia que lo persiguió desde Bolivia. Durante su arresto, negó las acusaciones con un cinismo escalofriante: "Me están echando la culpa nada más, no matamos a nadie". Y frente a la consulta sobre qué mensaje tenía para su familia, insistió: "Que tienen que encontrar al culpable porque yo no tengo nada que ver".
El operativo fue resultado de un minucioso rastreo de sus teléfonos, chips y movimientos. "El jueves de la semana pasada llegamos tres horas tarde a la casa de Pequeño J, casi lo agarramos", admitió el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso. Y reveló que el acusado solía "vigilar con gente los lugares donde estaba" para evitar ser sorprendido. Finalmente, la coordinación entre la Policía Bonaerense y la Dirección Antidrogas de Perú logró cercar sus pasos y cerrar la fuga.
Según los investigadores, el asesinato de las tres jóvenes fue filmado en vivo como un mensaje mafioso. "Nosotros tenemos dos personas que vieron el video que filman cuando las matan... En el video dice que 'esto le pasa a los que me roban'", detalló Alonso. Para los investigadores, la masacre fue una advertencia dirigida a organizaciones de narcotráfico de Perú con las que Valverde Victoriano intentaba ganar territorio en el negocio del Tusi.
De esta manera, el ministro bonaerense no dudó en describir la brutalidad del crimen que se le atribuye a los detenidos como "sádico" y "terriblemente cruel". El abuelo de Brenda y Morena, en cambio, expresó el dolor de una familia que busca justicia: "Sentimos un poco de alivio, ahora queremos ver qué hace la Justicia". Y añadió con amargura: "Es muy difícil que un chico de 20 años pueda manejar semejante red". Con la captura de Pequeño J y Ozorio, ya son nueve los detenidos por el triple femicidio. La lista incluye a cómplices acusados de cavar la fosa y enterrar los cuerpos, además de familiares que ayudaron en la fuga.
Pero la sombra del horror todavía no se disipa: el video de la ejecución, los vínculos internacionales y la frialdad de los acusados pintan un cuadro aterrador de un crimen mafioso sin precedentes recientes. "Al final es al que le echan la culpa, pues. Sí, pues", se lo escuchó decir a Pequeño J esposado, en el video de su arresto. Palabras que hielan la sangre en un caso que todavía no cierra heridas y que demuestran hasta qué punto el narcotráfico puede torcer las fronteras y la vida de inocentes.

