Cena, choque y tragedia en la Ruta 19: quién era el hombre que murió junto a sus hijos tras ser embestido por un Bora

A las 4:20 de la madrugada del domingo, el silencio rural entre El Tío y El Fuertecito, sobre la Ruta Nacional 19, se rompió para siempre. Un estruendo brutal y un coche destrozado contra el guardarraíl dejaron el saldo de una tragedia desgarradora: Ricardo Argentino Oliva, de 33 años, y sus tres hijos, Thiago (12), Miqueas (11) y Liz (8), murieron en el acto tras ser embestidos por un Volkswagen Bora blanco conducido por un joven de 19 años. Viajaban en un viejo Fiat 147. Ocho personas dentro de un auto que apenas resistió el impacto. Volvían de compartir una cena familiar cuando la vida se les quebró para siempre. 

Entre los sobrevivientes hay dos sobrinas adolescentes de Oliva, heridas de gravedad, y la única del núcleo familiar: la esposa y madre de los niños fallecidos. "Estaba convencida de que era la única herida", dijeron fuentes del Hospital Municipal de Arroyito, donde fue asistida. Recién al recuperar la conciencia supo que su marido y sus tres hijos estaban muertos. Desde ese momento, un equipo de salud mental la acompaña minuto a minuto para ayudarla a sostener el dolor imposible. En Arroyito, una ciudad de 28 mil habitantes, nadie duerme desde entonces. Nadie puede entender cómo, en segundos, una familia entera fue barrida del mapa. 

La noticia se esparció como fuego. Ricardo hacía changas de albañil y pintura. Su esposa cuidaba a los chicos. Vivían con lo justo, a veces menos. Recibían ayuda del merendero Tacitas Calientes y participaban de las actividades de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced. El sábado por la noche, los niños habían sido invitados a la novena de San Cayetano. La madre avisó que no podrían asistir: "Tenemos una cena". Ese último encuentro con sus afectos fue el preludio de lo impensado. La Parroquia publicó un mensaje que desgarra: "Que el recuerdo de nuestros estudiantes Thiago, Miqueas y Liz nos guíe y nos inspire a seguir construyendo y soñando otras infancias, con valores, con humanidad. (...) La muerte de inocentes no puede dejarnos indiferentes. Clama al cielo y reclama justicia".

Según confirmaron fuentes judiciales, el Bora que impactó al Fiat 147 era conducido por un joven de 19 años. Lo acompañaban dos amigos de la misma edad. El test de alcoholemia dio negativo, pero la Justicia ordenó estudios toxicológicos de sangre y orina cuyos resultados aún no trascendieron. Uno de los ocupantes sufrió traumatismo de cráneo y fue derivado a la ciudad de Córdoba. Los otros dos fueron dados de alta. Del lado del Fiat, las dos adolescentes de 15 y 17 años que viajaban en el asiento trasero sobrevivieron con fracturas. Las condiciones del tramo de la Ruta 19, ya cuestionadas por siniestros anteriores, están bajo análisis. 

Se trata de una calzada con estrechamiento, protección metálica y una curva sin buena visibilidad. El Fiat quedó incrustado contra el guardarraíl. No hubo margen. El conductor del Bora fue detenido por orden de la Fiscalía de Arroyito. Se investiga si existió negligencia o conducción temeraria. "Siempre estaban buscando ayuda para pagar el alquiler o la luz. Cosas que para muchos son básicas, pero para ellos eran una lucha diaria", relataron allegados. El padre se movía de obra en obra. La madre lo esperaba en casa, con los chicos. Según cuentan en el merendero, se trataba de una familia buena, humilde y muy creyente.

Allí, Thiago, Miqueas y Liz tomaban la leche y participaban de los talleres. Hoy sus nombres son rezados entre lágrimas. Hoy la fe no alcanza. "Elevamos nuestra oración por ellos y por Ricardo, también fallecido. La justicia debe llegar con prontitud", reclamaron desde la Parroquia. Y advirtieron que la tragedia no fue un rayo al azar. Fue un hecho evitable. Una ruta peligrosa. Un choque en la noche. Una familia humilde expuesta a todo.