17 Noviembre de 2025 12:05
Luego de que el viernes por la noche las imágenes de una terrible explosión en Ezeiza se viralizaran rápidamente, este lunes comenzarán las pericias alrededor del incendio sucedido en el Polígono Industrial Spegazzini. Aún con una parte minúscula de las llamas a medio apagar, se espera el testimonio de un testigo clave que pueda aclarar si el origen del incendio fue intencional o accidental.
Al mismo tiempo, otro de los objetivos de la investigación es conocer si las medidas de seguridad desplegadas por Logichem S.A., la empresa en la cual se habría iniciado el incendio, eran las correctas en términos de almacenaje y manipulación de las sustancias peligrosas que generaron una nube tóxica que siguió rumbo a San Vicente la noche de la tragedia que comenzó cerca de las 20:30 del viernes.

Pablo Celabe es el presidente de la firma en donde comenzó el fuego y se puso a disposición de la Justicia. Mientras tanto, el licenciado en Química encargado de la fabricación en la planta reconoció que había almacenados 25.000 kg de fósforo rojo y 16.000 kg de aluminio en polvo, dos sustancias que podrían haber aportado a la explosión.
En relación a las llamas que todavía siguen activas, las autoridades reconocieron que esperarán a que se apaguen por sí solas, ya que no tienen chance objetiva de crecer como tales. Las pericias ordenadas por la fiscal Florencia Belloc, titular de la UFI 1 de Ezeiza, contemplaron esa situación aunque señalaron que no existe peligro de operar en este contexto.

En las últimas horas las aseguradoras de las diversas fábricas se hicieron presentes para constatar el daño sufrido, ya que se estiman pérdidas millonarias en todas las compañas que tenían depósitos en el predio. Más allá de la teoría de que puedan haber sido intencionales, también existe la chance de que todo se haya originado por un desperfecto técnico. Iron Mountain, Larroca Minera, Almacén de Frío, Aditivos Alimentarios y Sinteplast, son algunas de las firmas presentes.
Logichem S.A. tenía un galpón vacío con maquinaría de 500 m2, además de otro espacio con inflamables del triple de ese tamaño. Allí había grandes contenedores de plástico reforzado en el que había en IBC, además de tambores de 200L, y garrafas de 200 g de gas butano para mechero portátil.

También había un tercer almacén de cargas generales que contaba con una extensión 2000 metros cuadrados, y un cuarto del mismo tamaño en donde se guardaban sustancias químicas peligrosas, que aportaron al incremento de las llamas, como hidrosulfito de sodio, que reacciona con agua y libera gases inflamables, aluminio metálico y otros corrosivos que dañan tejidos, además de otras 30 garrafas de 50 kilos bromuro de metilo al 100 por ciento, una sustancia muy tóxica.
Otro depósito de una extensión 3000 metros cuadrados también fue afectado, aunque estaba destinado a cargas generales de farmacéuticos que carecen de potencial dañino. La empresa Lagos Plásticos, que pertenece al marido de Alejandra Maglietti, se vio afectada, al igual que el depósito de papel de Iron Mountain donde la destrucción fue total. El depósito de producción de neumáticos larocca Minería se vio afectado de forma parcial, al igual que FLAMIA S.A.I.C Y A., Almacén de Frío y la fábrica de galletitas PARNOR S.A.

