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"Balas en la parada"

Horror, muerte y un niño agonizando en La Matanza: un policía mató a un delincuente e hirió en la cabeza a un nene

El efectivo, que estaba de civil, quedó detenido. Thiago, de 7 años, estaba con su papá esperando el colectivo y lucha por su vida.

05 Junio de 2025 14:31
Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida
Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida

La mañana había empezado como tantas otras en la esquina de Crovara y Madrid, en Ciudad Evita. Padres con mochilas al hombro, chicos con guardapolvos blancos y el tránsito que hierve en hora pico. Pero a las 7.40, el ruido de los colectivos se mezcló con el estruendo de diez disparos. Cuando el humo se disipó, un adolescente yacía muerto sobre el asfalto, dos jóvenes se retorcían heridos y en una vereda, a casi doscientos metros, un chico de siete años sangraba por la cabeza mientras su padre gritaba pidiendo auxilio. Así quedó sellado, en cuestión de segundos, el drama que hoy sacude al partido bonaerense de La Matanza.

El protagonista involuntario de la tragedia es el oficial ayudante Facundo Daniel Aguilar Fajardo, 21 años, integrante del Cuerpo de Policía Montada de la PFA. De civil y franco de servicio, esperaba el colectivo para ir a la casa de su madre. Sostiene que cuatro asaltantes se le abalanzaron armados; que se identificó como policía; que extrajo su Bersa Thunder Pro y que abrió fuego "para salvar la vida". Las pericias confirmaron que vació el cargador: diez balas. 

Seis de ellas perforaron a Brandon Corpus Antelo, de 18 años, que murió al instante tras recibir un tiro en el cuello. Otras impactaron en Uriel Montenovo y Uriel Leiva, ambos de 21, hoy internados: uno con la pierna destrozada, el otro entre la vida y la muerte con un balazo en el abdomen. Pero la detonación que cambió todo viajó más lejos. Alcanzó a Thiago, de siete años, cuando aguardaba otra línea de colectivo con su papá. El proyectil le atravesó el cráneo. 

Una ambulancia lo llevó primero al hospital Ballestrini y luego, de urgencia, al Hospital de Niños de San Justo. Su estado es "gravísimo, reservado", repiten los médicos con la voz quebrada. La escena que reconstruyó la Policía Científica revela una postal escalofriante: sobre el pavimento quedaron la pistola reglamentaria del agente, un proyectil deformado, la vaina servida y, a pocos pasos, un revólver calibre .38 sin numeración ni municiones. 

Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida
Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida

El fiscal Diego Rulli, de la Fiscalía de Homicidios de La Matanza, no tardó en imputar a Aguilar Fajardo por exceso en la legítima defensa. El joven uniformado pasó de víctima a detenido en cuestión de minutos; su destino ahora depende de un peritaje balístico que determinará qué bala salió de qué cañón y cuánto riesgo real corría cuando disparó. Entre vecinos, la indignación y el miedo se confunden. Algunos señalan la inseguridad crónica de la zona y defienden al policía: "Si no tiraba, lo mataban", dicen. Otros claman justicia por Thiago y recuerdan que los asaltantes llevaban un arma inservible: "¿Diez disparos? ¡Demasiado!".

Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida
Un policía mató a un delincuente, hirió a otros dos y un menor está grave por una bala perdida

En los pasillos del hospital, el padre del niño no suelta su mano mientras reza que sobreviva. En la morgue, la familia de Brandon intenta entender cómo un robo terminó con su hijo en un cajón. Y en la celda, Aguilar Fajardo espera que la balística hable y que el Código Penal le devuelva la libertad que perdió en un segundo de fuego y furia. La investigación recién comienza. Falta esclarecer la trayectoria de la bala que hirió al niño, peritar cámaras de la zona y tomar la declaración de los heridos cuando su estado lo permita. Pero el daño ya está hecho: otro nene en terapia intensiva, otra familia de luto, otro policía bajo la lupa. 

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