Todo por unos mangos
30 Junio de 2025 10:07
La tarde del sábado en la localidad mendocina de Tupungato terminó teñida de sangre y desconcierto. Lo que comenzó como un encuentro entre conocidos derivó en una feroz discusión, un violento enfrentamiento y un disparo mortal. Ramón Ismael Ortega, de 50 años, murió en el acto tras recibir un balazo en el pecho. El autor del hecho, su empleador, un hombre de 73 años, lo ejecutó con su arma personal luego de que la discusión por el pago de un aguinaldo se descontrolara.
El hecho ocurrió en una vivienda ubicada en la esquina de México y Bolivia, en la apacible localidad cordillerana. Ortega había llegado al domicilio de su patrón en plan de camaradería: compartieron bebidas alcohólicas durante un largo rato, en lo que parecía una tarde más entre personas que se conocían desde hacía tiempo. Sin embargo, el clima cambió drásticamente cuando Ortega le reclamó el pago de su aguinaldo.
Lo que siguió fue un espiral de violencia. Según la reconstrucción policial y el testimonio del propio dueño de casa, Ortega comenzó a increparlo de manera agresiva y terminó atacándolo con un cuchillo, provocándole cortes superficiales en el cuero cabelludo. Las heridas fueron constatadas por peritos médicos. Tras el primer ataque, Ortega se retiró brevemente del lugar, pero regresó minutos después con un palo de madera, dispuesto a continuar con la agresión.
Fue entonces cuando el hombre de 73 años tomó una pistola calibre 9 mm y disparó. El proyectil impactó de lleno en el pecho de Ortega, quien cayó al suelo sin vida antes de poder recibir asistencia médica. Vecinos que escucharon la detonación y los gritos llamaron de inmediato a la Policía. Al llegar al lugar, los efectivos confirmaron el fallecimiento y procedieron a detener al autor del disparo, quien entregó el arma voluntariamente.
En el lugar del crimen se secuestraron el cuchillo con el que Ortega habría atacado en primera instancia, el palo utilizado posteriormente y la pistola homicida. La escena fue preservada por la Policía Científica, que trabajó durante horas recolectando pruebas balísticas y biológicas para esclarecer la mecánica exacta de lo ocurrido. La causa quedó en manos de la Fiscalía 20, a cargo del fiscal de turno y con intervención del ayudante fiscal Dr. Carlos Frías.
Por estas horas, la Justicia evalúa si el hecho se encuadra como un caso de legítima defensa o si existió un exceso que podría configurar un homicidio agravado. El disparo letal y la avanzada edad del acusado serán claves en la evaluación judicial. Ambos hombres compartían un vínculo de confianza. Ortega, según relataron vecinos y familiares, visitaba regularmente la casa del patrón, con quien mantenía una relación estrecha aunque desigual.
Aún no se determinó si Ortega tenía vínculo laboral formal ni desde cuándo trabajaba con el hombre que terminó matándolo. El cuerpo de la víctima fue trasladado al Cuerpo Médico Forense para realizar la autopsia. Los peritajes buscarán determinar, entre otros puntos, la distancia del disparo y el trayecto del proyectil, elementos fundamentales para reconstruir los últimos segundos de una pelea que terminó en tragedia.
Mientras tanto, el presunto autor del crimen permanece en calidad de demorado y será llamado a declarar nuevamente en las próximas horas. Su situación procesal dependerá del avance de las pericias y del análisis que la Justicia realice del contexto de violencia en el que se desató la discusión.
