por Jimena Báez
23 Octubre de 2025 11:54
Mientras Javier Milei sueña con ser un popstar y estar en la farándula, el Hospital Garrahan se desangra lentamente. No hay luces de escenario ni coros libertarios: hay renuncias, salarios miserables y un sistema que se desmorona mientras los trabajadores sostienen lo imposible.
El martes 21 de octubre, los trabajadores de Junta Interna de ATE - Hospital Garrahan (gremio que representa a los estatales de la institución) llevaron adelante un paro de 24 horas en el emblemático hospital pediátrico de Buenos Aires. La medida fue una respuesta clara: rechazar el incumplimiento por parte del gobierno de Milei de las leyes sancionadas por el Congreso que garantizaban financiamiento y mejoras salariales para el hospital.

La normativa que motivó la protesta —la Ley 27.796 de Emergencia Pediátrica— había sido aprobada con amplia mayoría parlamentaria y declaraba la emergencia sanitaria pediátrica, vinculada al hospital Garrahan y otros centros de alta complejidad. Pero el Ejecutivo publicó el decreto que suspende su aplicación y traslada al Congreso la decisión del financiamiento.
En este contexto, BigBang dialogó con Alejandro Lipovich, Secretario General de la Junta Interna de ATE del Garrahan, quien describió un panorama de desmantelamiento silencioso: guardias que se cubren con menos profesionales; personal que renuncia ante salarios que pierden valor real; una institución que fue orgullo nacional convertida en símbolo del abandono.
"La crisis del hospital continúa, porque nosotros hemos denunciado en todos estos meses un vaciamiento que está relacionado, en primer lugar, con las renuncias de personal de distintas áreas y de distintas profesiones, un personal que no es reemplazado, con lo cual se debilita la capacidad operativa de áreas muy importantes del hospital", contextualizó.

Ya se acercan las trescientas renuncias y los equipos de trabajo están al límite: "Si bien, en el marco de esta lucha, hemos conquistado un bono que rompió el techo paritario, no es suficiente para la magnitud del retroceso salarial que venimos teniendo", agregó Lipovich. Y mientras Milei canta sobre "romper las cadenas", en el Garrahan las cadenas se sienten cada vez más pesadas.
El deterioro también golpea la infraestructura: "Problemas que existían en el pasado se han agravado. Hemos tenido un caso de mucha repercusión hace pocos días, del traslado de una niña desde Pergamino hasta el Garrahan, que se hizo en helicóptero, y el helicóptero no pudo aterrizar porque el helipuerto está fuera de funcionamiento". En la patria del "orden fiscal", ni los helicópteros pueden aterrizar pero el señor presidente puede dar conciertos en el Movistar Arena y cubrir las coimas de su hermana, Karina Milei.

Acerca de los sectores más afectados por los recortes del oficialismo, el entrevistado fue claro: "Se han achicado agendas por falta de equipos de trabajo, se trabaja en peores condiciones. Tanto en sectores médicos como enfermería toman más pacientes de lo que les correspondería, y eso no va a durar indefinidamente, porque se está llegando a un límite", advirtió. Así, mientras los niños esperan atención, el Gobierno prefiere mirar hacia otro lado.
El paro del día martes no fue uno más de la seguidilla de manifestaciones. Aunque, el día posterior el clima no fue de alivio sino de bronca: "Hay muchísimo enojo con los directivos del hospital, y un reclamo muy masivo de que deben ser expulsados del hospital. En primer lugar, el director médico Mariano Piroso, hacer durante el paro una movilización muy grande frente a su oficina, exigiendo que renuncie y que se vaya", señaló el dirigente.

El enojo es tal que el Secretario General de la Junta Interna de ATE dio nombres propios para señalar responsables del deterioro del Garrahan: "Lo mismo vale para el consejo de administración, encabezado por Mariel Sánchez y Jorge Ménejem. Son funcionarios que han mantenido escondidos del hospital cientos de miles de millones de pesos que deberían haber ido para salarios".
Mientras tanto, el Ministerio de Salud brilla por su ausencia: "No hay ninguna respuesta ni instancia de negociación ni nada por voluntad, y decisión exclusiva del gobierno y del ministerio", dijo Lipovich al ser consultado por la repercusión del último paro.

El ajuste no sólo se siente en la plata que falta, sino en la persecución directa: "Han aplicado descuentos a enfermería, al jardín maternal, a instrumentación quirúrgica; han sido descuentos dirigidos, ilegales e ilegítimos que repudiamos y que dañan justamente a quienes salen a la protesta porque no tienen otro recurso más que salir al paro". En otras palabras, castigan a quienes sostienen el hospital con su trabajo.
Y mientras el gobierno decide mirar para otro lado y castigar a los trabajadores que se manifiestan (un derecho establecido en la propia ley) el apoyo popular no se desvanece: "Hay una enorme repercusión pública de todo esto, y el apoyo popular sigue intacto. Lo que necesitamos es unificar los reclamos que existen y plasmarlos en las calles", insistió. Lipovich también apuntó a las centrales sindicales: "La CGT y la CTA deberían estar haciéndolo, no lo hacen, lo cual es una forma de complicidad con el gobierno".

La principal demanda es clara: "Que se aplique la ley. Eso supone, entre otras cosas, una recomposición salarial parcial, ni siquiera la que correspondería, pero parcial porque llevaría los salarios a los valores reales de noviembre del 23, donde tampoco la situación era buena".
A la hora de hablar de los políticos que hoy hacen campaña, Lipovich no ahorró críticas: "La inmensa mayoría de los candidatos o de los bloques políticos han hecho demagogia con la lucha del Garrahan, porque tardíamente presentaron este proyecto y lo aprobaron muy bien, entendemos que bajó una presión popular, pero salvo el bloque de la izquierda, todos los bloques colaboraron con el gobierno, aportando votos claves".

El futuro inmediato, sin embargo, no está perdido. De cara a las elecciones legislativas que se llevaran a cabo en el país el próximo domingo, el entrevistado describió el escenario que se espera desde el Garrahan: "Pensamos que el gobierno va a salir debilitado de esas elecciones, y que, por lo tanto, va a haber un mayor espacio para que las demandas populares avancen, a condición de que logremos articular una lucha que no esté sujeta a negociaciones por arriba".
Mientras tanto, los y las trabajadoras del Garrahan siguen haciendo lo que el Estado ya no: cuidar, curar y resistir. Y mientras el presidente canta en el Movistar Arena sobre libertad y grandeza, en el hospital los pasillos cuentan otra historia: la de un país que se cae a pedazos, pero que todavía tiene quienes no bajan los brazos.

