por Jimena Báez
06 Noviembre de 2025 10:27
El reciente comunicado difundido desde las cuentas oficiales del Hospital Garrahan generó indignación entre los trabajadores. En el texto, los directivos afirmaron haber renunciado al aumento salarial del 61% que alcanzó al resto del personal, presentando la medida como un gesto de responsabilidad y compromiso institucional. Sin embargo, desde la Junta Interna de ATE, denuncian que se trata de una maniobra para "vender una mentira" a la opinión pública y ocultar los privilegios de una gestión que, según los gremialistas, hostiga y castiga a los empleados durante meses de conflicto.
En este contexto, BigBang dialogó con el secretario general de la Junta Interna de ATE Garrahan, Alejandro Lipcovich, que fue contundente al contar cómo se vivió en los pasillos del hospital el nuevo comunicado libertario: "Te diría es que es un acto de profunda hipocresía. A esta gente no le da la cara. Colocándose como austeros cuando cobraron durante todo este periodo un ingreso superior a los 6 millones de pesos, mientras había enfermeras que no cubrían el costo de la línea de la pobreza a un millón".

También cuestionó el modo en que los directivos manejan los fondos internos del hospital: "Ha sido una nefasta tradición del Consejo de Administración pasar gastos corrientes por tesorería. Eso no me consta, pero habría que ver. Por ejemplo, hasta el café. Con lo cual tienen privilegios que no tienen el resto de los trabajadores y trabajadoras".
Además, el dirigente señaló que los puestos de la cúpula "son cargos políticos, designados a dedo", y criticó que quienes hoy se muestran como austeros "fueron los mismos que se pronunciaron en contra de la ley de emergencia pediátrica y descontaron los días de huelga a enfermeras, instrumentadoras y maestras que no podían llegar a fin de mes". Para Lipcovich, los directivos "son un puñado de personas privilegiadas, designadas a dedo, que se dedican a hostigar y molestar a los trabajadores sin cumplir ninguna función útil para el hospital".
El gremialista también mencionó casos concretos que revelan los privilegios dentro de la administración: "Jorge Menehem, uno de los integrantes del Consejo, había asumido ad honorem, hasta que en un momento pidió empezar a cobrar y su amigo personal Mario Lugones se lo concedió. Pasó de ad honorem a 6 millones de pesos por mes, mientras descontaban salarios por ejercer el derecho a huelga".

Cabe recordar que el personal de salud es el más golpeado por la motosierra de Javier Milei, con la excusa de un balance fiscal. Sin embargo, los grandes empresarios y la casta libertaria no entran dentro del recorte. En la misma línea, el entrevistado denunció que "el director médico, (Mariano) Pirozo, acaba de nombrar a dos asesores a razón de 3 millones y medio de pesos por mes", contrastando esa cifra con el ingreso de una enfermera, que "con suerte puede pasar de un millón a 1.800.000 pesos, tras un aumento conquistado con lucha".
Para Lipcovich, el anuncio oficial no es más que "un acto de demagogia de cuarta categoría" y un intento desesperado por limpiar la imagen de una gestión repudiada: "Esta gente tendría que irse del hospital, ha causado un daño enorme. Si se animaran a recorrer los pasillos, la gente los insultaría por todo el daño que están causando, y no se van a ganar el favor de nadie con este anuncio hipócrita", concluyó.

La situación en el Garrahan expone una contradicción profunda entre el relato del oficialismo y la realidad que viven los trabajadores del sistema de salud pública. Mientras el Gobierno de Javier Milei intenta instalar una imagen de austeridad, los sectores que sostienen el hospital denuncian recortes, persecución gremial y privilegios de una cúpula designada por afinidad política. La demagogia no cura enfermedades ni paga cuentas: solo posterga el colapso de un sistema que, pese al esfuerzo de sus trabajadores, sigue siendo víctima de la indiferencia estatal. En el hospital pediátrico más importante del país, la verdadera emergencia no es solo médica: es moral.

