15 Septiembre de 2025 21:35
El presidente Javier Milei eligió una fórmula controlada para dar a conocer el Presupuesto 2026: una cadena nacional grabada previamente, sin margen para preguntas ni improvisaciones. En poco más de un cuarto de hora, repitió su dogma central -el equilibrio fiscal como "principio no negociable"- y presentó el proyecto como un hito fundacional, aunque detrás de la retórica épica persisten señales de desgaste económico y social que el propio mandatario admitió al reconocer que "muchísimos argentinos lo han perdido todo y les ha ido cada vez peor". "El futuro de la Argentina depende de una sola cosa, que el pueblo y la política se comprometan con el orden fiscal. Si respetamos el equilibrio fiscal, si logramos ese consenso básico, tenemos asegurado un crecimiento inimaginable luego de décadas de estancamiento", afirmó.

E insistió: "Si fallamos, volveremos a caer en el pozo de la inflación descontrolada". El discurso, plagado de referencias históricas y metáforas -desde los "cimientos de un edificio" hasta la comparación con el Imperio Romano- buscó reafirmar que "lo peor ya pasó" y que el ajuste empieza a mostrar frutos. "Celebramos la baja sostenida de la inflación, la baja de la pobreza, la baja de los impuestos y la salida del cepo como grandes logros", sostuvo Milei.
Cabe destacar que la percepción social contradice estos dichos: salarios congelados, servicios públicos recortados y un mercado interno en retroceso dibujan un escenario distante de la supuesta recuperación. "Es cierto que durante estos 20 largos años, muchísimos argentinos lo han perdido todo", destacó. El presidente defendió que "no es un mero capricho" y que "todos los demás caminos ya se intentaron y fracasaron rotundamente".
En esa línea, volvió a cuestionar a los gobiernos anteriores por aplicar políticas keynesianas: "Durante décadas nos dijeron que se podría salir de la crisis supuestamente estimulando el consumo, que es un eufemismo para decir emitir más dinero. El resultado es que somos el único país que pasó de ser desarrollado a subdesarrollado". El Presupuesto 2026, según anunció, prevé "el menor nivel de gasto a nivel nacional en relación al PBI de los últimos treinta años".
Además, remarcó que establece una regla de estabilidad que obliga a recortar partidas si caen los ingresos. En ese marco, el Presidente se jactó de que, por primera vez desde los noventa, el gasto de la Nación será inferior al de las provincias. Aunque enumeró aumentos por encima de la inflación en jubilaciones, salud, educación y discapacidad, la letra chica indica que se trata de partidas recortadas en los años previos y aún muy por debajo de lo necesario para recomponer lo perdido.
De hecho, destacó entre los puntos salientes, el proyecto contempla: Universidades nacionales ($4,8 billones); Jubilaciones (aumento del 5% por encima de la inflación); Salud (incremento del 17% en términos reales); Educación (suba del 8% sobre la inflación) y Pensiones por discapacidad (aumento del 5% real). "Si el 85% del presupuesto está destinado a educación, salud y jubilaciones, eso quiere decir que la prioridad de este gobierno, tal como siempre dijimos, es el capital humano", dijo.

El mandatario insistió en presentar el equilibrio fiscal como la única salida posible: "No hay otro camino que el orden fiscal, el orden monetario y el orden cambiario. Todos los demás fracasaron rotundamente", dijo, en un alegato contra el keynesianismo al que acusó de haber convertido al país en un "laboratorio de teorías descabelladas". Sin embargo, la exaltación del superávit convive con la caída del consumo, el aumento de la desigualdad y una pobreza estructural que ya no se puede disimular.
En su mensaje, el jefe de Estado insistió en que los años más difíciles de su plan de ajuste quedaron atrás: "Quisiera destacar que, por como fue configurado el plan de gobierno, los años más duros de afrontar fueron los primeros. Y por eso podemos afirmar, como hemos hecho en tantas otras veces, y pese a las turbulencias coyunturales, que lo peor ya pasó". También celebró la baja de la inflación, la reducción de la pobreza y "la salida del cepo" como logros de gestión.
Pese a esto, reconoció que "muchos argentinos aún no lo perciban en su realidad material". Lejos de admitir matices, Milei se aferró a su libreto: prometió un crecimiento del 5% anual sostenido por décadas, aseguró que en ¡30 años! Argentina podría estar "en el podio de las potencias mundiales" y volvió a cargar contra la política tradicional. "No debemos caer presos de falsos dilemas... no es a través del déficit fiscal que atenderemos la necesidad de los más vulnerables", sentenció.
El Presidente se mostró entusiasta respecto del potencial de crecimiento de la economía argentina en los próximos años: "Solo por haber alcanzado el equilibrio fiscal y por mantenerlo a lo largo del tiempo, Argentina alcanzaría, según diversos estudios, una base de crecimiento del cinco por ciento anual. Si le sumamos las reformas que queremos llevar adelante, podríamos estar hablando de un crecimiento del siete u ocho por ciento anual de manera sostenida".
Con esa proyección, sostuvo, el país podría "parecerse en diez años a naciones de altos ingresos" y en treinta "estar en el podio de las potencias mundiales". "Nos ha costado mucho llegar aquí. Todos hemos hecho enormes esfuerzos para salir del pozo en el que estábamos cuando asumimos. Sabemos que el camino es arduo, pero también sabemos que el rumbo es el correcto. No aflojemos, hagamos que todo este esfuerzo valga la pena", sentenció.

De esta manera, el Presupuesto 2026 se presenta como una continuidad del ajuste, envuelto en promesas de prosperidad futura, mientras los costos inmediatos recaen sobre una ciudadanía a la que se le pide seguir resistiendo en nombre de un sacrificio que parece no tener fin.

