22 Agosto de 2025 08:26
Mientras millones de argentinos se hunden en la recesión, con salarios pulverizados y un costo de vida que no deja de dispararse, los senadores de la Nación se preparan para cerrar el año con un ingreso que supera los $10,2 millones en bruto. El incremento llega por efecto automático de la paritaria de los trabajadores del Congreso, con un sistema de actualización que los propios legisladores votaron a mano alzada en abril de 2024, sin debate público y en total sigilo.

El mecanismo diseñado entonces dejó atados los haberes de los senadores a los acuerdos salariales del personal legislativo, lo que en los hechos significa un salvoconducto para que sus dietas crezcan de manera constante y sin necesidad de someterse al desgaste político de una votación directa. A partir de noviembre, con el valor del módulo fijado en $2.554,84 y con 4.000 módulos que integran su dieta (incluyendo representación, desarraigo y hasta una "dieta extra" para compensar el aguinaldo), los legisladores pasarán a engrosar sus recibos con cifras millonarias, muy lejos de la realidad de cualquier trabajador argentino.
Hoy, los senadores ya perciben entre 9 y 9,5 millones de pesos brutos, dependiendo de si renunciaron o no a los aumentos anteriores. Apenas la mitad del cuerpo presentó la nota a la vicepresidenta Victoria Villarruel para congelar sus ingresos en junio. El kirchnerismo, salvo contadas excepciones como Fernando Rejal o Alicia Kirchner (que optó por seguir cobrando su jubilación), no se privó de la mejora. Otros, como la neuquina Lucila Crexell o la santacruceña Natalia Gadano, también evitaron renunciar. La vicepresidenta, en medio de las críticas por su pasividad frente a la escalada salarial del Senado, firmó resoluciones ambiguas.
En ellas, Villarruel delegó en los propios legisladores la decisión de renunciar, total o parcialmente, a las subas. Una forma de sacarse de encima el costo político, aunque sin modificar en nada la lógica corporativa que protege a la "casta legislativa". Lo que para cualquier argentino resulta un despropósito se convirtió en una rutina legislativa. En paralelo, los empleados del Congreso pactaron incrementos que incluyen porcentajes modestos y bonos mensuales de $20.000 y $25.000, montos que para los senadores funcionan como multiplicadores exponenciales de sus ya privilegiadas dietas.

En este contexto, el presidente Javier Milei aprovechó la polémica para cargar contra el Senado: "EL CINISMO DEL SENADO. El mismo día que los honorables senadores votan leyes para destruir el programa económico que van a empobrecer a los argentinos se vuelven a aumentar el sueldo una vez, como han hecho a lo largo de todo el año, escupiendo en la cara de los argentinos que tanto esfuerzo han hecho para salir adelante. Una vergüenza que esperemos que en Octubre se va a terminar". La reacción presidencial, sin embargo, resulta al menos contradictoria: mientras dispara munición gruesa contra el "cinismo" de los legisladores, su propio espacio político -La Libertad Avanza- también se benefició de la ingeniería salarial que aprobó el Congreso en abril, y que Milei no objetó en su momento.

