03 Noviembre de 2015 11:56
“La violencia de mi papá me marcó en el día a día. Es un tema que repercute mucho en mí”, había confesado Matías Alé en una entrevista televisiva. Esas palabras cobran mucho más sentido después del brote psicótico que vivió anoche y lo llevó a atacar a su esposa y a su suegra.
Alé confesó los maltratos de su padre en algunas entrevistas.
Opina una psicóloga
La psicóloga especializada en familia, Beatriz Goldberg, opinó en BigBang sobre cómo pudieron haberle afectado en su presente los maltratos que sufrió en su infancia. “La violencia les queda enquistada a los niños golpeados. Es muy difícil romper un modelo familiar, en especial si el maltrato o el abuso se da en los primeros años. La violencia en los niños golpeados queda en el inconsciente, está latente. En este caso, Matías reconoció que los golpes de su papá fueron un fantasma que lo atormentó durante años y que él luchó contra ese modelo”.
Se casó después de tener romances con muchas mujeres.
El drama de su infancia
“Si yo hubiera seguido creciendo y me hubiera animado a enfrentarlo, sobre todo el último año pude tener el valor de decir: nadie más me va a pegar, ni vos ni nadie. Era un límite. Sino te mato”. En ese momento sentí un alivio, porque no me estaba gustando cómo era su proceder en la vida. Con terapia, con el tiempo, con crecimiento, llegué a perdonarlo y a tener esa imagen. A pesar de esto, mi viejo es un orgullo. No sé si pudiera decir esto si estuviera vivo”, reveló Alé.
“Nadie más me va a pegar, ni vos ni nadie
Su padre era rígido y se dedicaba a entrenar en defensa personal a militares.
Goldber cree que el vínculo de Alé con su padre también influyó en la formación de su personalidad. “La faceta de mostrarse como un macho todo poderoso y como un conquistador nato responde a su necesidad de encarnar la imagen del hombre duro que representó su padre. Sentir que las mujeres se peleaban por él, lo hacía reivindicar su posición de macho grande. Siempre se mostró como una persona que peleaba por el cariño y la aprobación de todos, pero en realidad estaba buscando la aprobación paterna”.
Alé y su esposa María del Mar, en días felices.
“Uno lo justifica diciendo que así educaban antes, eso es lo que te decían para que pase eso. Mi padre murió y nunca pude llegar a tener una charla a fondo con él. Antes de que se vaya, a los 18, me planté y le dije: 'Nunca más vas a poder hacer esto sobre mí porque de alguna manera voy a responder la violencia que estás generando'. Mi vieja lo sufría. Yo le decía: 'No papá, no'. Cubría a mi hermano, me ponía sobre la piel de mi hermano para que no llegue a él. Nunca le encontré un justificativo del por qué lo hacía”, confesó Alé en el programa Secretos Verdaderos.
También dijo que durante mucho tiempo no usó cinturón ni se sacaba la remera: “Estuve mucho tiempo con culpa porque llegué a querer que no estuviera más. No me podía sacar la remera en una playa porque tenía fobia de chico por las marcas en la espalda de su cinturón. No uso cinturón porque le tengo fobia, salvo cuando tengo que usar un traje. No puedo usar cinturón y no pude durante mucho tiempo andar en cuero, porque me habían inculcado que no lo hiciera para que no se vieran las marcas. Tengo muy presente muchos episodios. De chico a la noche me sangraba la nariz y eso a él le generaba malestar: tenía que esconderme y si veía que eso me había pasado dormido, tapaba las sábanas porque si las veía. Venía la paliza”.