Cumelén Sanz en BBN: "Contar historias de mujeres oprimidas y silenciadas me parece sumamente interesante"

La intensidad es parte del combo de emociones que la define. Es que Cumelén Sanz no solo le pone cuerpo y voz a los distintos personajes que habita. "Cada proyecto me deja una huella porque soy una persona que vive todo con mucha intensidad. Y mi primer protagónico haciendo cine de género fue un desafío enorme", explica la actriz, que no mide la dimensión de sus logros en cantidad de espectadores.  Y el más reciente, "Auxilio" -filme dirigido por Tamae Garateguy que se estrenó el 19 de octubre en cines- es el resultado más palpable. "No sé si es una peli muy para disfrutar, porque es intensa, salvaje, pero está buenísima y estamos contentos con la calidad del resultado", dice atravesada por un rodaje a pura catarsis, física y emocional. 

 "Mi personaje, Emilia, es una chica de la alta sociedad que llega a un convento encerrada en contra de su voluntad. Es agnóstica, rebelde y no cree en nada. Y desde que llega a este lugar, donde se encuentra con distintas mujeres, empieza a tener ciertas visiones y descubre que hay un secreto guardado que descubrir", adelanta la intérprete, recordada por su papel en la serie Monzón y El Marginal, previo al estreno en vísperas de Halloween. 

 

-¿Hay una decisión consciente de elegir proyectos cada vez más comprometidos por su mensaje? 

-Sí, de hecho hace poco estrené otra película con Nico Francella, "Una flor en el barro" que también tiene un mensaje muy fuerte, un drama social. Me interesa mucho poder contar ese tipo de historias que le lleguen al espectador, que le deje un mensaje y, sobre todo, que abra preguntas. 

-Una de tus colegas decía que "Auxilio" es una película que toma riesgos. ¿Te motiva pasar por aguas a veces más movedizas? 

-Totalmente. Lo que más me llamó de la película fue primero hacer género. Tenía muchas ganas de experimentar. Y por otro lado, la historia. Estos personajes que viven oprimidos en este lugar, en 1930, cuando la Iglesia tenía muchísimo poder y estaba muy relacionada con el gobierno. Contar historias de mujeres oprimidas y silenciadas me parece sumamente interesante, poder ponerle el cuerpo y voz a las mujeres que no pudieron hablar es muy motivante. 

-Y con una lente feminista atrás: un grupo de mujeres delante y atrás de cámaras. 

-Sí, había muy pocos hombres y en el elenco solamente hay dos personajes masculinos. Fue súper enriquecedor e inspirador trabajar con tantas mujeres y actrices talentosas. Creo que Tamae tuvo un gran ojo y nos convocó sabiendo que cada una era diferente, pero todas con una energía común. Contando esta historia que tiene que ver con todo el sometimiento que venimos viviendo las mujeres históricamente. Es una película feminista y me encanta que así sea.

-Cuando terminaste de rodar lo resumiste como un viaje catártico. ¿Tan intenso lo transitaste o en general lo es en cada proyecto? 

-Soy una persona que vive con mucha intensidad, pero este fue muy exigente a nivel no solo físico sino emocional. Poner el cuerpo y conectar con toda esa vulnerabilidad y también la fortaleza que tenemos me parece hermoso. 

Terminé el rodaje agotada, pero pensaba: no me quiero imaginar las mujeres que están expuestas a situaciones de abuso en la vida. Y contar estas historias un poco me llevó también a revisar mi vida personal y todas las situaciones abusivas en las que estuve. Ya sea de maltrato laboral o que tengas una idea buenísima y no tener el espacio por ser mujer. Algo de aprender a alzar la voz y decir: este grito de auxilio, de decir. basta de todo esto. 

-¿Qué te baja de esos viajes artísticos? 

-Por suerte después me fui de viaje y conocí las Cataratas. Necesitaba cambiar el aire. 

-Sé que te llevás una cámara a todos lados para registrar distintos momentos de tu vida. ¿Es un como una extensión tuya? 

-Sí, me encanta. Mi papá fue fotógrafo y me regaló una cámara analógica en la cuarentena que fue un poco una salvación, porque descubrí una nueva pasión. Me encanta sacar fotos de back en todos los proyectos y tener registro. Después en la vida diaria para retratar momentos, situaciones con mis amigos, es como un diario fotográfico. 

-Ahí debes tener buen material para contar historias... 

-Sí, no sé si llego para este año pero para el que viene estoy viendo de armar una muestra de fotos. Todavía es una idea que se está gestando.

 

-¿Tenés fantasías con la dirección? 

-Me encantaría. De hecho, creo que soy buena directora porque tengo muchas amigas actrices que siempre recurren a mí para que las ayude con castings. Me gusta correrme del lugar de actriz. Para el año que viene hay algo para dirigir, pero nada confirmado. Me entusiasma muchísimo el rol. 

-Es muy común que te convoquen a hacer dramas o tramas más oscuras. ¿Te visualizás haciendo algo más liviano? 

- Vengo de mucho drama  y me encantaría, de repente, hacer una comedia romántica. Me parece desafiante porque no he hecho tanta comedia. 

-Venís con buena racha de proyectos. ¿Se valora más todavía tener trabajo en tiempos de crisis? 

-Me siento súper privilegiada de estar en un momento tan difícil con trabajo. La peli que hice en España, por ejemplo, mi primer protagónico allá con Aitana Sánchez Gijón, cayó medio inesperado. Me dijeron: 'quedaste y en un mes te venís a España'. Y hasta gané un premio a mejor actriz en un festival por esa película. 

-Y a diferencia de España, en Argentina seguro mucha gente te asocie a "La Kary", de El Marginal, como a otros colegas que los marcó tanto su paso por la serie. 

-Sí, me pasa bastante. También con la serie de Monzón. Hace poco en la cafetería de mi barrio una pareja no dejaba de mirarme y yo pensaba: ¿qué quieren? Y me dijeron: 'Terminamos de ver Monzón ayer y nos encantó'. 

-Tenés un nombre mapuche que es bastante particular. ¿Te identificas con él? ¿Te representa? 

-Ahora me encanta mi nombre. Cuando era chica quizás no me gustaba tanto porque me sentía como la rara. Viste que en el colegio te hacen bullying por cualquier cosa...  Y a medida que fui creciendo me fui amigando con mi nombre y me encantó. No me gustaría llamarme de otra manera, es mi nombre y siento que me representa cien por ciento.