20 Agosto de 2025 13:19
Mientras el ciclo Sálvese Quien Pueda, conducido por Yanina Latorre, tenía al escándalo de la separación de Gimena Accardi y Nicolás Vázquez como plato principal, Majo Martino decidió aportar su propio "momentito de suerte" al programa. Lo que parecía una anécdota simpática terminó convirtiéndose en un verdadero fenómeno mediático... y en un recordatorio de lo rápido que circula la información sin verificar. Martino contó, con lujo de detalles, cómo una serie de señales la llevaron a apostar al número 247 en la Quiniela: "El otro día soñé con el número 247", comenzó relatando la panelista.
Luego, contó: "Salgo a la calle y veo patentes con el 247. Dije 'tengo que jugarlo a la Quiniela'. Me fijo, y salió el número 247 y gané". Para darle más credibilidad al relato, mostró un comprobante de la apuesta y explicó que había invertido $2.000 para llevarse un premio de $1.200.000. Entre risas y gestos de asombro, concluyó con la frase que resumía toda su experiencia: "Hay que estar atento a las señales".
Sin embargo, la historia no tardó en convertirse en viral y, al mismo tiempo, en un error periodístico: casi todos los medios nacionales replicaron la "hazaña" sin consultar ni verificar. Lo que parecía un relato encantador pasó a ocupar titulares, redes sociales y portales, como si fuera un hecho cierto. Horas más tarde, la propia Martino aclaró la verdad en su cuenta de X: "Gente!!! NO ME GANE LA QUINIELA!!! Fue un CHIVO de SQP".
Y, con visible sorpresa, agregó un pedido a los portales que habían replicado la noticia: "Le pido a los portales que bajen esta noticia, por favor. no es así!!!" El episodio dejó varias lecturas: primero, la velocidad con la que una historia se viraliza puede superar cualquier control editorial; segundo, la facilidad con la que los "chivos" de los programas de espectáculos terminan siendo tratados como hechos reales; y tercero, la importancia de la verificación antes de publicar.

Esto último, sobre todo, en la era de las redes sociales, donde cualquier relato puede convertirse en noticia global en cuestión de minutos. Al final, lo que parecía un cuento de suerte terminó siendo, irónicamente, un recordatorio de que la "suerte" en los medios muchas veces depende más del click que de la Quiniela.

