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John Milton, el caballero de la hipnosis: mitos, verdades y los milagros de una técnica milenaria

Invitado a la redacción de BigBang, el hipnotizador mexicano contó todos los detalles de su técnica. "No es magia ni son súper poderes. La hipnosis es un estado mental". Conocé quién es, sus hobbies y sus "milagros".

por Juan Cruz Sánchez Mariño

01 Julio de 2022 15:05
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Habla en tercera persona, como Diego Maradona, con el timbre de voz de los personajes de Freddy Villarreal. Su dicción es perfecta y lenta, casi somnífera. Apela siempre a los sinónimos para hacerse entender. 

Es alto: mide 1,89 y lleva puesto un anillo en cada mano. Su perfume es también hipnotizante. Vestido con una campera de cuero combinada con un par de botas negras, El Caballero de la Hipnosis, como él se hace llamar, ingresa en la redacción de BigBang y se alista para la nota. Su nombre es John Milton, como el gran poeta inglés del siglo XVII.

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Es mexicano. Hijo del fallecido hipnotizador Taurus do Brasil y dueño, según él, del método más efectivo de la historia para hipnotizar personas. Y define: “La hipnosis no es magia, no son súper poderes, no es un don, ni una situación rara que me convierta en alguien especial. La hipnosis es un estado mental inherente a todo ser humano”.

Invitado por el productor Darío Arellano, Milton viajó por primera vez a la Argentina para presentar su espectáculo, “Duérmase”, que se llevará a cabo entre el jueves 30 y el domingo 3 de julio en el teatro Auditorio de Belgrano. Y aunque es desconocido en nuestro país, en sus 32 años de carrera ha ayudado a centenares de pacientes a solucionar distintos problemas psicológicos.

Entre ellos, André-Pierre Gignac, el delantero francés de los Tigres de México, o el propio arquero argentino Nahuel Guzmán. Según contaron los deportistas, luego de atravesar el proceso de hipnosis pudieron encontrar su mejor forma futbolística. 

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El primero, se destapó con un hat-trick luego de ser hipnotizado, mientras el arquero logró atajar tres penales y consagrar campeón a su equipo del Apertura 2016. ¡Googleen! Creer o reventar.

-Para empezar, defina qué no es la hipnosis...

-La hipnosis no es más que un estado mental. Pero para que se presente este fenómeno se tienen que dar tres requisitos. Primero, debés querer ser hipnotizado. Es decir, que nadie va a ser hipnotizado en contra de su voluntad. Segundo, se necesita de inteligencia para ser hipnotizado. A más capacidad intelectual, más rapidez para llegar a un estado hipnótico. Tercero: si verdaderamente queremos hablar de una hipnosis médicamente cuantificable, se debe realizar una mecánica de respiración especial. 

Si el paciente respira correctamente, según mis indicaciones, se presentarán alteraciones bioquímicamente medibles. Eso es la hipnosis.

-¿Qué alteraciones se presentan?

-En primera instancia, se presenta una alcalosis, un aumento de oxigenación en el torrente sanguíneo, y cuando esta reacción química llega al cerebro, produce un efecto desinhibidor de la consciencia. Esto catapulta a este proceso de inducción de hipnosis, que en los próximos 5 o 10 años va a ser el más utilizado por la comunidad médica a nivel internacional.

Si el paciente confió, se concentró y sobre todo, si aprendió a respirar correctamente, llegaremos a algo llamado inhibición cortical cerebral. La conciencia se pierde y queda alerta el otro yo, el verdadero yo, el alter ego.

-¿Es placentero?

-El día que te hipnoticen puede llegar a ser el día más importante de tu vida, por los resultados que se pueden desenvolver. Por ejemplo, problemas psicológicos, psicosomáticos o emocionales. Cuando uno está en ese estado, podrá recibir mensajes, palabras frases o ideas que lo ayuden a superar problemas como el tabaquismo, ansiedad, estrés, fobias, o bien ayudar al paciente a adelgazar e incluso a estudiar mejor y retener la información con mayor rapidez. En otras palabras, es una solución a los problemas de la vida, una manera de alcanzar las metas que no pudimos lograr.

-¿Se puede decir que la hipnosis es una técnica complementaria?

-Correcto. Es una técnica complementaria o al mismo tiempo podría convertirse la técnica de uso principal para encauzar o dirigir la mente de esa persona.

-¿Hace cuánto existe la técnica de la hipnosis?

-Desde que el hombre o mujer tienen inteligencia. Si buscamos en los libros de historia nos encontraremos que esto fue utilizado por egipcios, fenicios, romanos, griegos, aztecas, olmecas y mayas, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, ha sido tergiversado por otras instituciones, aunque eso ya es otra parte de la historia misma.

En Egipto se utilizaban las famosas cámaras de sueños, donde el paciente ingresaba y a los tres o cuatro días salía completamente restituido. Los Aztecas y los Mayas utilizaban cierta clase de medicina alternativa, en base a la herbolaria, para llegar a ese estado mental. La gente visitaba a los chamanes. En África también, y lo mismo sucedía con los indios de Norteamérica. En todas las corrientes del ser humano, y en distintos periodos de tiempo, siempre ha habido algo místico, pero simplemente por ser desconocido para la ciencia.

-¿Usted cómo aprendió?

-Yo empecé con Taurus do Brasil, un hipnotizador de 83 años de edad y 63 años de trayectoria. Yo lo tenía en mi casa como maestro, amigo, mentor pero más que nada era mi papá.

Pero al salir a un mundo, pensando ingenuamente que la gente creía en mis palabras, me di cuenta que el mundo en un instante de la vida cambió. Y ahí empezaron los ataques y los factores detrimentales. “Eso no existe” o “sos un chanta”. Entonces me puse a estudiar lo que hacen los hipnotistas clínicos, tome un taller, un diplomado, un congreso, y de repente, en el afán de buscar la verdad, me daba cuenta que mucho de lo que hacían los demás no era hipnosis profunda. Y entre más buscaba e intentaba dilucidar la verdad del hipnotismo, sin quererlo fui perfeccionando. Hoy pertenezco a 18 asociaciones de hipnosis clínica.

-¿Cómo es su show? ¿Vale la pena?

-Si la gente va al teatro a ver a John Milton, lo peor que puede pasarle es reírse un rato. Y lo mejor, quienes se atrevan, tendrán la inmensa posibilidad de llegar a una hipnosis profunda y que ese día se convierta en el más importante de nuestra vida por los resultados que podemos conseguir que mencioné antes.

-¿Existen personas que utilicen esta técnica con fines maliciosos?

-El pudor, la moral o la integridad del ser humano no pueden ser doblegadas mediante la voluntad del hipnotizador. La hipnosis es inocua: no se puede utilizar con una finalidad negativa. En el instante en que el paciente se siente atacado, el mecanismo de defensa hace que la persona se despierte. Repito: la hipnosis no hace daño absolutamente a nadie. 

-Imagino que en Argentina conoció la palabra “chanta”. ¿Conoce chantas en el ambiente?

-Si, ya me la sé, la aprendí en estos días. Y claro que conozco. En todos los rubros y aspectos de la vida hay chantas. Mecánicos, ingenieros, licenciados, abogados, y también en la hipnosis hay chantas. 

El refrán dice: hagamos justos por pecadores. Sin embargo, en defensa de lo que yo hago, mi padre, que en paz descanse, tuvo 63 años de trayectoria. Yo llevo 32. Matemática simple: mi familia lleva más de 95 años de romance con la hipnosis. Creo que el que engaña, solo lo puede hacer una vez. 

-¿Qué recuerda de su infancia y de los primeros acercamientos a la hipnosis?

-Yo sigo siendo un niño atrapado en el cuerpo de un adulto. Yo trato de divertirme a cada instante. Soy un soñador. A la fecha, mi esposa me sigue diciendo: “qué infantil eres”. Un defecto debía yo tener, ¿no? Pero yo lo veo como un plus. Sigo creyendo que la humanidad tiene buenos sentimientos, de que los buenos siempre ganan en las películas de Marvel, de que Spiderman, no importa de qué universo venga, siempre saldrá victorioso. Creo que la bondad prevalecerá por encima de la maldad.

Mi papá siempre decía: el día que una persona no aprenda nada nuevo, será un día perdido. 

-¿Cómo adoptó su nombre?

-En México tenemos a Vicente Fernández y a Alejandro Fernández. Tenemos a Antonio Aguilar y tenemos a Pepe Aguilar. Tenemos a Alejandra Guzmán y a Enrique Guzmán. Y me dije, en vez de ser Taurus Junior, voy a intentar forjar un nombre con lo que yo soy: John Milton.

En su momento me llamaban la nueva imagen del hipnotismo, pero esa imagen engordó, después perdió el cabello, y entonces me bauticé como El Caballero de la hipnosis. Claro, luego llegué a la Argentina y todos me dicen el hipnotista de Carmen Barbieri. Pero esa es otra historia. (Risas).

-¿Qué hobbies tiene el hipnotista de Carmen Barbieri?

-Me gusta la lectura, soy un apasionado del cine y soy coleccionista de Comics y de sus figuras. Tengo una gigantesca colección formada por más de 5 mil muñecos. 

-¿Su casa es como una juguetería?

-Le dije que soy un niño. Soy congruente entre lo que digo, pienso y hago. Soy un niñote y tengo una gran juguetería que mi esposa odia. Siempre me dice: “o entramos nosotros o entran tus muñecos”. Y yo le digo: “no me lo pongas así porque vas a salir perdiendo”. 

Cuando me retire voy a poner un Museo. 

-¿Cuál fue su peor fracaso y su mayor logro como hipnotista?

 -Yo no considero que tenga fracasos, sino enseñanzas de vida. Para poder conocer el triunfo uno tiene que probar los sabores amargos de la vida. He tenido ocasiones en que no he hipnotizado a la gente, que me sirvieron para entender que debía reforzar mis conocimientos. 

Con respecto a los triunfos, creo que he generado un modelo de inducción a la hipnosis que es sumamente interesante. Para que entiendas, en un proceso de hipnosis tradicional, los resultados tienen un 5 o 10 por ciento de efectividad. Mi proceso arroja un pequeño porcentaje: entre el 89 y 93 por ciento. Por eso, como ya dije, en algunos años mi técnica será una de las más utilizadas por la neurociencia. Esto lo considero uno de mis mayores logros. Ser, a nivel internacional, el único con los conocimientos en el rubro de la hipnosis artística o lúdica con semejantes resultados. 

-¿Cómo lo afectan las críticas?

-¡No voy a permitir que hablen de mi video porno que hice en Argentina! (Risas). No, hablando en serio. Yo creo que las críticas son la sal o la pimienta que hacen mi vida más interesante. Mi papá decía: "Deja que la gente hable. Si hablan bien, o si hablan mal, significa que uno es noticia. Preocúpese cuando la gente no hable".

O como decía Don Quijote de la Mancha a Sancho Panza: “Tu sigue cabalgando, si los perros ladran significa que estamos avanzando”. 

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