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Mano a mano con Daniel Pacheco: su paso por El Marginal y su encuentro con un sicario colombiano

El actor colombiano lleva 12 años viviendo en la Argentina y actualmente protagoniza la obra Faca.

por Alejo Paredes

13 Marzo de 2023 11:30
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Cuando Daniel Pacheco veía una novela, serie o película en su Colombia natal, no se detenía en la trama de la ficción sino que iba un poco más allá y observaba lo que realmente le interesaba: la interpretación de los actores. "Siempre de chico me gustó cómo apreciar y reparar en las actuaciones. Iba, alquilaba películas, leía las sinopsis, me encantaba y siempre noté que tenía como un tiempo en el que apreciaba las actuaciones más que la trama y demás. Siempre me gustó", resalta

 

Hoy, la vida lo tiene como el protagonista  -junto a Matías Desiderio, Julieta Bartolomé, Malena Ratner, Nacho Pelaez, Paul Cruzatt, Sebastián Monteghirfo, entre muchos otros- de la obra del peruano Aldo Miyashiro que se estrenó hace algunos meses en el teatro Astros de la calle Corrientes: Faca, una historia de barrabravas con un ritmo atronador y una historia que impresiona y conmueve. "Fue un caso tomado de la vida real y tuvo un éxito tan grande que se hizo serie y libro. Hubo la idea de traerlo acá y la sugerencia, obviamente, era que había que aggiornarlo un poco. Las hinchadas es un tema muy sensible acá en la Argentina y está muy a mano, la gente sabe sobre eso", detalla Daniel en diálogo con BigBang.

 

Pero antes de saltar a la calle Corrientes, este extraordinario actor oriundo de Bogotá brilló con el Diario de un gigoló en países como Países Bajos, Polonia o Turquía, asesinó al personaje de Natalia Oreiro en el Lynch, se convirtió en Tenaza, el barrabrava que compuso para El hincha, la tira de GM Comunicación para El Nueve y Flow, y saltó a la fama con James, su papel en El Marginal. Aquel sicario fue creciendo en la trama hasta convertirse en un aliado clave del grupo de los Borges. "Creo que ninguno imaginaba el éxito de El Marginal. Justamente tuvimos un encuentro con los chicos y siempre hablamos de eso, de lo lindo que nos sorprendió", destaca tras su paso por aquella trama carcelaria.

 

Lo cierto es que este presente, y el gran futuro que le aguarda, se debe a la audaz decisión que tomó hace ya más de 12 años, cuando decidió abandonar su vida en Colombia para probar suerte en la Argentina. Su idea era estudiar cuatro meses para desarrollar la carrera de actor que había iniciado en su tierra natal. "Sabía que la escuela argentina era una escuela de teatro muy importante", explicó. Pero el tiempo pasó y fue renovando automáticamente su estadía: "Aprendí un montón y después el profesor me dice: 'mirá que te están saliendo cosas, deberías quedarte un poco más, además te gusta aprender y estás avanzando muy bien´. Entonces me quedé 6 meses más y esos meses se convirtieron en 12 años".

 

En una charla con este portal, Pacheco habló de todo: su paso por El Marginal, el día que se convirtió en hincha de Boca Juniors, la romantización del narcotráfico en Colombia y el día que entrevistó a un sicario para preparar su personaje de El Marginal. "Le hice un listado de cosas que a mí me parecían importantes para entender un poco más el universo del personaje y poder alimentar esta composición que estaba haciendo para poder justificarla también. Me pareció, por ejemplo, muy importante preguntarle cómo era el llamado previo, cómo era eso: levantar el teléfono y que te digan que mates a tal persona. Y me hizo una analogía de cuando tenés que pedir una pizza", afirmó.

Entrevista completa a Daniel Pacheco

¿Protagonizas Faca, una historia de barrabravas, un mundo que ya habías explorado con tu papel en la serie de Flow El hincha?

- Es una interna de una barra, pero a su vez va por el otro lado. Es como el inicio de cómo se funda una barra. El Hincha eran flacos más experimentados en lo que es el armado de una barra ya instalada con todos los negocios turbios, mientras que en Faca es el inicio de la fundación de una barra, se reúne un grupo de amigos de distintas clases sociales y de distintos países. El club del cual hacemos apreciación, digamos, convoca a esto. Es eso, un poco el pueblo y la combinación de culturas, pero es el inicio. Se lo toman inicialmente como algo muy tranquilo y luego decanta en lo que es esta hinchada y toda esta problemática social que hay dentro del contexto de la obra y demás. 

Tu personaje no es el típico hincha de un club, sino que es una persona de cuna alta cuyo padre es hincha de un club más popular, no de un club de barrio, y mejor posicionado económicamente...

- Mi personaje es clase media-alta, que es muy apasionado por el fútbol y que de chico tuvo un episodio a los 6 años que le cambió la cabeza con respecto al fútbol y con respecto a este equipo que se hace hincha. Su viejo es hincha de otro equipo y por alguna razón, el vio y tuvo una fijación con el club más popular, al cual defiende a muerte, y tiene un trabajo, tiene una rutina muy común y repente algunas circunstancias se dan para que vea que tiene que hacer una barra y que su club tiene que tener un poco más de respeto con el otro y con los demás. Aún siendo un club de barrio, pero no es un club de barrio común sino que tiene otra impronta.

¿Cómo se adaptó esta obra a la cultura argentina sabiendo que este país no sólo es reconocido por su fútbol sino también por su hinchada, cánticos, barra y demás?

- Esta obra se hizo hace mas o menos 20 años halando de equipos puntuales de Perú. Fue un caso tomado de la vida real y tuvo un éxito tan grande que se hizo serie y libro. Hubo la idea de traerlo acá y la sugerencia, obviamente, era que había que aggiornarlo un poco. Las hinchadas es un tema muy sensible acá en la Argentina y está muy a mano, que la gente sabe sobre eso.

Es algo que se vive mucho en la sociedad. Entonces tuvimos que aggiornarlo un poco: primero con el léxico argentino que tiene este mundo y con algunos conceptos. Hablamos de facciones y todo, pero bueno, el director cuidó mucho que se mantuviera esta inocencia de cuándo se forma esta barra. También que haya un poco de la inocencia de los personajes en principio que decanta en otra situación mucho más complicada.

 

El pilar es la pasión por el fútbol y por los colores y justo esto, que no importa las clases sociales, no  importa la sangre o las razas, como se habla en al obra, sino que es puntualmente eso: la pasión, alentar a un club y hacerlo respetar. La obra tiene una columna vertebral que por ahí va con un personaje principal, pero tiene unos universos muy interesantes, que parten a partir de esto, de la pasión por el fútbol, de la barra, de los vínculos que se generan a partir de esto, de los negocios también y bueno, tiene una caída extraordinaria, que uno en un principio nunca va descifrar a dónde va. Muy interesante, es una montaña rusa de emociones, de vínculos y de situaciones muy tensas.

¿Vos sos oriundo de Bogotá e hincha de Boca? ¿Cómo te hiciste hincha del Xeneize?

- Al llegar acá afiancé más mi vínculo, pero de chico...a mi me gusta mucho el fútbol y soy muy apasionado en Colombia de Atlético Nacional. La figura en su momento era John Jairo Tréllez, un jugadorazo y un día no lo vi más. Le pregunté a mi papá si lo habían lesionado y me respondió que lo habían vendido. Le dijo que no quería que lo vendieran y me dijo que no dependía de nosotros, me explicó que lo habían vendido a un club que se llamaba Boca Juniors y yo no sabía dónde quedaba. Me dijo que era el club de (Diego Armando) Maradona y posteriormente me comenzó a mostrar partidos de Boca y quedé fascinado. Y después vino toda esa camada de jugadores colombianos, Chicho Serna, El Patrón Bermúdez, Oscar Córdoba, entonces obviamente más y cuando vine acá mucho más teniendo la cancha a mano.

Tu papá herrero, tu mamá ama de casa, vendía ropa... ¿cómo comenzó tu camino para ser actor?

- Fue extraño y lindo a al vez. Siempre de chico me gustó cómo apreciar y reparar en las actuaciones. Me inscribía en todos los cine clubs que habían en el barrio y barrios cercanos. Mi viejo me retaba porque lo llamaban todo el tiempo para pedir referencias (risas). Iba, alquilaba películas, leía las sinopsis, me encantaba y siempre noté que tenía como un tiempo en el que apreciaba las actuaciones más que la trama y demás. Siempre me gustó, en el colegio era el que imitaba a los profesores, el payaso y el que animaba las fiestas, pero nunca me decidí porque se me había metido en la cabeza que para ser y un buen actor tenía que estudiar toda la vida. Algo que nadie me dijo y ya de grande fui relegando esto. Además fueron surgiendo situaciones, en la calle me paraban para decirme ´che, hay un casting, da tu perfil y demás´. Entonces me dije que tenía que prestar un poco más de atención, estudié algo allá (en Colombia) y ahí fue cuando tomé la decisión de venirme acá porque sabía que la escuela argentina era una escuela de teatro muy importante. 

¿Cómo tomaste aquella decisión, con lo que eso implica? 

- La pasión y hacer algo que realmente te gusta. Empecé a estudiar ingeniería industrial, pero no terminé. Era complicadísimo, trabajaba un montón para poder pagar la facultad y demás, pero claro llegó un momento donde yo no quería ir a una oficina. Trabajé mucho en gastronomía, en todo el armado y la producción gastronómica digamos, la administración y demás; y me dije que esto no era lo que quería hacer, quería averiguar y comprobar que eso era lo que lo que quería hacer y por eso tomé la decisión. Por ahí también tomar un poco distancia de la rutina que venía llevando allá y tomármelo más seriamente y venir a hacer un curso acá. El cine argentino me parecía muy bueno, yo ya venía viéndolo y sabía que la movida cultural y especialmente la teatral era era algo muy lindo, por ende la escuela teatral también era muy prestigiosa. Entonces me dije ´voy, hago algún curso y mido qué tanto está esta pasión por actuar y demás´.

¿Trabajabas como encargado en un restaurante y de ahí, te ibas a estudiar?

- Sí, tres o cuatro veces por semana. En cuanto curso había y me recomendaban con un buen profesor, iba. Primero soy muy inquieto, segundo tenía que empezar a generar ingresos. Como tenía experiencia en restaurantes, me pareció muy bueno ponerlo en práctica. Sin sacrificio, no hay gloria.  

¿Y cómo fue ese pasaje de llegar por 4 meses a la Argentina a terminar matando a Natalia Oreiro en el Lynch?

- Fue algo muy lindo. Primero llego, hago el curso -el que yo tenía inicialmente previsto se canceló y entonces tuve que buscar otro, busqué dos y me encontraba como estudiando cuatro días a la semana- y en eso se abre un casting para gente que hablara neutro. Y fui, era algo para History Channel y quedé. Fue como una continuidad de tres capítulos, como una docuserie y en ese momento cambié de curso también.

Ahí al profesor le llegó como una convocatoria para ciertos perfiles, me recomendó y quedé. Creí que era algo más chico, él me estaba dando una mano para prepararme y me cuenta que tenía que matar a alguien. Cuando lo leo, decía ¡Natalia Oreiro! Además, era un elenco internacional porque era una serie para Estados Unidos y México.  Estaba Jorge Perugorría, cubano y nominado al Oscar y demás. Aprendí un montón y después el profesor me dice ´mirá que te están saliendo cosas, deberías quedarte un poco más, además te gusta aprender y estás avanzando muy bien´. Entonces me quedé 6 meses más y esos meses se convirtieron en 12 años.

¿Cuándo dejaste el rubro gastronómico para dedicarte de lleno a la actuación?

- Estuve a full como 4 años, estudiando y esto. Luego, pasó esto de Lynch donde tenía que combinar horarios. Si bien aprendí y la pasé muy bien, en cuanto a horarios fue tremendo. Y cuando sale la propuesta de El Marginal. que ahí no se sabía que era El marginal pero en los libros ya se presentaba como muy potente, dije ´no, esto me lo tengo que tomar muy serio y dedicarle el tiempo posible´. Con el dueño del restaurante tuvimos la mejor onda, entonces me ofreció un trabajo de poco tiempo, de supervisión y lo tuve un poco. Pero después me comenzaron a salir más cosas de peso y mayor constancia. 

¿Esperabas que El Marginal fuera tan exitoso? 

- No y creo que ninguno lo imaginaba. Justamente tuvimos un encuentro con los chicos y siempre hablamos de eso, de lo lindo que nos sorprendió. Como que se alinearon los planetas en todo, en lo técnico, en lo artístico, en la producción que tuvo una visión muy importante con respecto al casting que hacía, a la gente que elegía para dirigir, en el tiempo que se hizo y en los lugares. Trato de no hablar mucho de la suerte porque siento que el compromiso, la pasión y el trabajo....pero hay cuota de suerte. Lo fui descubriendo en la vida y en este caso hubo un poco.

¿Entrevistaste a un sicario para armar tu personaje en El Marginal?

- Sí. Bueno, yo personalmente no, pero pude, por suerte, conseguir una entrevista con una persona que estaba presa en Colombia y alguien pudo hacer la entrevista por mí, con las preguntas que yo redacté. Le hice un listado de cosas que a mí me parecían importantes para entender un poco más el universo del personaje y poder alimentar esta composición que estaba haciendo para poder justificarla también.

Un poco de miedo, pero por suerte se dieron algunas cosas que en principio creí que no se iban a poder y que iban a ser imposibles. Me pareció, por ejemplo, muy importante preguntarle cómo era el llamado previo, cómo era eso: levantar el teléfono y que te digan que mates a tal persona. Y me hizo una analogía de cuando tenés que pedir una pizza. Me dijo ´Es eso, como cuando pedís una pizza. Un poco más de queso, menos queso, pepperoni....puede ser combinada, que llegue más rápido o más lenta. Es eso´. Él hacia como una justificación social, lo explicaba bastante bien y era una persona que no nació en una cuna carente ni nada, que eso me llamó la atención. 

¿Te llama la atención que, a pesar del éxito que tuvo El Marginal, en la televisión Argentina brillen por su ausencia las ficciones?

- Siento que es como una transformación. Ahora hay una globalización de la tele. Ahora los tiempos son otros, la inmediatez es lo que predomina, la televisión no nos impone más horarios sino que nosotros decidimos en qué momento ver, y en esa inmediatez vinieron las plataformas. Por una parte está buenísima esta globalización porque antes se hacía una ficción que se veía sólo en Argentina o en algún país limítrofe y ahora, por ejemplo, Diario de un gigoló se vio en Turquía, en Países Bajos o en Rusia. Por ejemplo, hace poco entrevistaron a William Dafoe y dijo que era el momento ´más importante´ de los actores porque si un actor está preparado y quiere, lo pueden ver en cualquier parte del mundo. Algo que antes no se podía.

¿Sentiste temor a que te encasillen en un personaje o estilo?

- En un momento sí, pero fui resolviendo en que hay que apoyarse de eso y sacarle provecho. No hay que renegar de eso. Es muy fácil y común ver actores que siempre hacen de malo o papeles cómicos. Por ejemplo, Guillermo Francella ha sido como un gran ejemplo positivo porque durante muchos años tuvo una impronta muy cómica y fue desarrollando laburos que lo fueron despegando como el Secreto de sus ojos, Animal o ahora en El encargado, donde por momentos es gracioso y por otros es un psicópata. Está en uno, siento que si uno reniega de eso va a sufrirlo. Hay que sacarle crédito a eso, verle la ganancia y tratar de darlo vuelta. Cada personaje, además, es distinto. 

¿Se extraña Colombia?

- Sí, pero cada vez menos. No sé si desafortunadamente. Pero claro, ya estoy tan instalado acá y me han surgido tantas cosas que tengo que estar en cuerpo y mente acá. Extraño la comisa, las golosinas de cuando era chico y compraba por ahí. Todavía la sigo extrañando. Música por suerte acá hay mucha cumbia y ahora es muy fácil con todas las plataformas poner música (de Colombia).

¿Con qué país te encontraste cuando llegaste?

-  A mi me sorprendió mucho la Argentina positivamente porque me encontré un país que me recibió muy bien. Ustedes tienen una cultura de recibir muy bien al que viene de afuera porque, por ahí, las bases de la Argentina se hicieron con eso y no es en vano que reciban tan bien. Eso lo fui descubriendo y fue muy rápido. Mi primera Navidad acá llevaba muy poco, no tenía casi amigos y en los talleres de teatro me decían ´¿Che, tenés con quién pasar la Navidad? Venite a casa, no venite a la mía o pasá conmigo Año Nuevo y Navidad conmigo´. Acá tengo grandes amigos y estoy muy agradecido de eso. Me sorprendió el nivel de cariño con la gente de afuera. La pasión por el fútbol es diferente a Colombia también, no se compara la pasión por el fútbol porque es muy grande acá. Allá la tele, lo que son las novelas, son muy buenas, tienen una repercusión y se trabaja mucho para hacer novelas. Acá no, acá se le dá más bola al teatro o al cine. 

¿Cómo viviste la época del 90´, la cual fue muy complicada en temas de criminalidad y narcotráfico en Colombia?

- Lo que se vive en Santa Fe, por suerte, todavía está muy lejos de parecerse a lo que se vivió en Colombia. Fue muy heavy y a veces hay como una romantización con respecto a eso que, por ahí, a nosotros que lo vivimos no es tan grato porque el contexto de ese momento fue muy complicado. Fueron momentos complicados, difíciles. No se podía salir mucho a las calles y fue como toda una revolución interna que claro, consternó a no todo el mundo y marcó un poco. Fue heavy y con esto de las series, se trata de una manera muy lúdica y a veces muy romántica; y fue un poco más delicado de lo que parece.

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