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En una jornada marcada por la tensión, la indignación y la violencia, militantes encapuchados irrumpieron este martes por la tarde en los estudios del canal de noticias TN, destrozaron puertas, ventanales, bicicletas de trabajadores y mobiliario, y sembraron el caos en pleno barrio porteño de Constitución. El ataque, registrado por las cámaras de seguridad del canal y transmitido luego por la señal, ocurrió pocas horas después de que la Corte Suprema de Justicia confirmara la condena a seis años de prisión contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad.

El episodio tuvo lugar mientras el periodista Jonatan Viale conducía en vivo su programa en los estudios del canal. "Hicieron un desastre, tiraron todo. Estuvieron 50 metros adentro del canal. Rompieron las bicicletas de los laburantes, los Martín Fierro, los trofeos. ¿Con qué necesidad? ¿Qué tiene que ver un productor o un camarógrafo?", denunció visiblemente conmocionado el conductor. Desde las imágenes difundidas por el propio medio se observa el ingreso violento, con cristales rotos y elementos arrojados por el hall central. También fueron atacados miembros del personal de seguridad y empleados del canal.

El vocero presidencial Manuel Adorni fue uno de los primeros en pronunciarse públicamente tras el ataque. Desde su cuenta de X expresó: "Mi solidaridad con todos los trabajadores de TN que han sufrido el ataque de un grupo de inadaptados sociales quienes parecen haber querido 'defender la democracia' destruyendo a piedrazos todo lo que han podido. Fin". A través de un comunicado, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) repudió "enfáticamente el accionar de los manifestantes que ingresaron a las instalaciones del canal TN para provocar destrozos". Y reclamó una investigación urgente.

El organismo además pidió el refuerzo de la seguridad para los medios de comunicación y periodistas. El ataque coincide con una vigilia de militantes que se instaló frente al domicilio particular de Cristina, a pocas cuadras del canal, donde la ex mandataria permanece tras recibir en la sede del Partido Justicialista el fallo definitivo de la Corte Suprema, que dejó firme la condena por fraude a la administración pública. Allí mismo se especula que podría cumplir prisión domiciliaria, tal como solicitó su defensa.

El clima frente a la residencia de la ex presidenta se tornó cada vez más agitado con el correr de las horas. La presencia de militantes se multiplicó, en una mezcla de apoyo y resistencia. Cristina y su hijo Máximo salieron al balcón para saludar a los manifestantes que permanecen en vigilia. Según trascendió, en el interior de la vivienda se llevó adelante una reunión de emergencia con los principales dirigentes del kirchnerismo, en una suerte de "comando político" improvisado ante la nueva etapa que se abre.

Desde el peronismo, las voces fueron unánimes en el repudio a la decisión judicial. "Un final anunciado tras años de perversa persecución política, mediática y judicial", expresó el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien acusó a Mauricio Macri y Javier Milei de "despreciar la democracia y la dignidad del pueblo". Para Kicillof, la condena "consagra una auténtica infamia". El abogado Gregorio Dalbón, defensor de la ex presidenta, fue más allá y calificó el fallo como uno de los más graves desde el retorno de la democracia. "No existe ningún acto típico, antijurídico ni culpable atribuido a Cristina Fernández de Kirchner", afirmó en un comunicado.

El gobernador tucumano Osvaldo Jaldo sumó su voz al repudio y llamó a la unidad del movimiento nacional y popular frente al "momento complejo que atraviesa la democracia argentina". Mientras la Justicia define si acepta el pedido de arresto domiciliario para Cristina Kirchner, sin tobillera electrónica y con su custodia de siempre, los incidentes en TN representan un punto de inflexión. El país asiste, una vez más, al despliegue de un drama político y judicial con final incierto.

Como consecuencia de los destrozos, las autoridades identificaron a uno de los supuestos agresores a través del Centro de Monitoreo de Urbano (CMU) y las cámaras de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.  El supuesto agresor fue identificado como Alberto Enrique Alejandro Grasso Rivaldi, con domicilio en la localidad bonaerense de Villa Ballester, partido de San Martín, y detenido a la 1.15 de la mañana en la esquina de las calles San José y Humberto Primo.