26 Septiembre de 2016 07:59
El verano está cerca, se viene la época de minifalda, short, malla y arrancamos con la lista de temas a controlar: vello corporal, celulitis, pocitos, grasa, manchitas, pecas, marcas. Las piernas deben estar suaves, sin várices o pelos encarnados. En los brazos puede ser, sólo si son finitos, rubios y pocos, sí. Lo mismo, con el cavado. Y los rollitos y pancitas y... ¡Ufff! ¿Dónde quedó esa época en que corrías como loca en malla, después de merendar medialunas y chocolatada? En la infancia, querida, allá lejos. Crecemos, y el cuerpo, en vez de un factor de disfrute, se convierte en una especie de enemigo rebelde al que debemos doblegar y domar.
¿Qué es el movimiento Body Positive?
Formado en 1996 por Connie Sobczak y Elizabeth Scott, se trata de un movimiento feminista que busca animar a las mujeres y personas transfemeninas a adoptar actitudes más amables hacia su propio cuerpo, superar cualquier conclifto derivado de la imagen y así, tener vidas más felices y productivas.
La risa es el mejor tratamiento de belleza.
En datos de un estudio reciente de la la Asociación Americana de Psicología, las mujeres mujeres aceptamos nuestro cuerpo mejor hoy que hace 30 años. Concretamente, un 3,3% mejor. Según Bryan Karazsia, autor del estudio, la variación, si bien es estadísticamente sustancial, denota que todavía queda mucho por hacer.
#ImNoAngel es el hashtag que publicita una linea de lencería.
Que no seamos tan tiranas y crueles con propio nuestro cuerpo, no debería ser algo por lo que luchar, y es un claro ejemplo de los estragos de la educación y el bombardeo de los medios de comunicación para una imagen ideal (y ficticia). No es necesario que alguien nos diga "gordita", "grandota", "peluda" o lo que sea. Nos paramos frente al espejo y nos autoflagelamos. No, no y no.
¡Dueleeeee!
En respuesta a todo este andamiaje de tortura personal, el movimiento Body Positive pide indulgencia hacia el propio cuerpo. Se basa en mejorar tu autoestima, no tus glúteos con el gym. Inspira apreciar la salud, tu belleza -original e irrepetible- e identidad que brilla ampliamente por sobre cualquier estereotipo establecido.
Las dietas quieren organizar tu vida cotidiana diaria como si fuera el servicio militar: el batido energético del desayuno, la barrita de cereales del almuerzo, la gelatina de las dos de la tarde y el caramelo ácido antes de comer. ¿Lo mejor? Aprender a aceptarte como sos, animarte a mejorar tu salud, física y mental. Como primera medida, amar tu propio cuerpo todo lo que seas capaz. Dale una oportunidad a la fase asertiva de cuerpo positivo, como manera de recuperar esa nena que corría feliz, sin que nada le importe.
Tu cuerpo es tu templo, amalo.
Recuperar la idea de que una persona existe para ser feliz, para reír, para amar, no para gustar o dejar de gustar a otros. No es tan fácil, pero se empieza por un mantra que varía aquello de querer es poder y se transforma en ¡quererte es poder!