09 Mayo de 2016 17:20

Le dedicó apenas 12 líneas. En su sección "Aniversarios", la página web de la FIFA recordó el centésimo cumpleaños de João Havelange con la frialdad y discreción del caso: "Nació en Río de Janeiro el 8 de mayo de 1916". "A la edad de 42 años fue nombrado presidente de la Confederación Brasileña de Deportes". "Fue elegido Presidente de la FIFA el 11 de junio de 1974".
Un hombre con décadas de poder global.
Ayer, el hombre que decidió la suerte del fútbol mundial hasta 1998 vivió su especialísimo día entre el recelo y la indiferencia. La FIFA, que potenció como nadie antes, es una de las instituciones globales más desprestigiadas del mundo.
Pero el carioca resiste. "El presidente Havelange tiene buena salud y, sí, espera asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos", dijo su vocero Sergio Martins, en declaraciones citadas por Sports Illustrated.
Havelange y Pelé, alto perfil brasileño.
Río 2016 será la despedida -acaso el desagravio- que espera el el hombre que decía cosas como "tengo el mayor poder que existe". Cuando sus colegas del Comité Olímpico estaban discutiendo la próxima sede, les pidió que consideraran la candidatura como un favor personal.
Poco después renunció a esa silla alegando problemas de salud, pero con el efecto colateral de evitar una suspensión cuando se lo acusaba de recibir coimas de la firma de marketing ISL.
En 2013 completó la huida, al dejar la presidencia de la FIFA, lo que también lo dejó a salvo de su (falible) comité de ética.
ladrones y toxicómanos
El hombre que representó a su país en dos Juegos Olímpicos (natación en Berlín 1936 y waterpolo en Helsinki 1952) tuvo una larga y amarga pelea con Diego Maradona, a quien se ocupó de recordarle constantemente sus problemas con las drogas.
Del waterpolo al fútbol.
"Fue calificado como un toxicómano (...) Ese muchacho está sin rumbo, desorientado, fuera de sí", dijo en octubre de 1996. Dos años antes, el "me cortaron las piernas" post-efedrina había tenido un destinatario muy claro.
La pelea se remontaba a Italia 90, cuando Diego trató al brasileño de "ladrón" tras el polémico penal que terminó con la primera de las finales del mundo que la Selección perdería ante Alemania.
Hoy, en algún rincón de los Emiratos Árabes Unidos, hay un argentino que no olvida el centenario.