30 Diciembre de 2016 11:00

Ya pasó la época en la que tus hijos eran chicos, llegaron a la adolescencia y, después del brindis familiar quieren salir a festejar con sus amigos. Las dudas son muchísimas, ¿lo dejás salir? ¿Cómo controlás la cantidad de alcohol que consume? ¿Qué hacés si llega borracho? Nada fácil tomar una decisión, pero no es imposible. Van algunos consejos para que logres arrancar el 2017 feliz.
Según el psicólogo José Carrión le contó al Diario El País, “desde siempre los jóvenes idealizaron la salida de fin de año como una excepción a las reglas habituales que se aplican el resto del año”, con lo cual se puede usar este día para poner en práctica la confianza para con tu hijo. Es que, como todo, la educación que le diste a tu hijo no empezó ayer, venís trabajando en ese chico o chica desde que nació, cada día, entonces “no se trata de que aprenda a manejar una situación puntual, sino que sepa cuales son los límites que ya fueron establecidos de ante mano y que los cumpla”, comenta el especialista.
De fiesta.
Dejarlo salir o no:
Cada familia tiene sus propios pactos, sus estándares. No es lo mismo pasar fin de año en un lugar pequeño, que en una gran ciudad, ni tampoco que tu hijo quiera ir a la casa de su amigo, de la que puede volver caminando, que a una fiesta a 50 kilómetros de tu casa. Tampoco los hijos son todos iguales, vos sabés si tu hijo es responsable o no respecto del alcohol y el volante, por ejemplo. Todos estos detalles son los que hay que tener en cuenta antes de tomar la decisión.
Si en la familia los límites ya están claros, no va a ser difícil consensuar con tu hijo o hija cómo será el festejo post brindis del año nuevo.
La palabra clave, siempre, es la confianza.
Un premio por la conducta de siempre:
¡A celebrar!
Si partís del derecho que tienen los padres de decidir si el hijo va o no a una fiesta, este puede ser un reconocimiento al buen año desempeñado por el adolescente.
Un espacio en el que él o ella sabrán como manejarse, debido a que son temas que se hablan en tu casa habitualmente.
Pero si la autoridad no está bien definida, puede ser un tema espinoso y difícil, que seguro va a traer conflictos. Seguramente el argumento será que es fin de año, que ya está grande, o que no se llevó tanta materias a febrero. Dependerá de los padres poner o no el límite adecuado al comportamiento habitual de su hijo.
Negociá la hora de regreso:
¡Confianza es la palabra clave!
No sólo la edad define que va a hacer el adolescente en la celebración de año nuevo, la hora también es algo que se puede negociar. Esta negociación dependerá de dónde y con quién vaya, sin van a ir en auto, quien es el conductor responsable y demás. Pero podés poner una hora de regreso para quedarte más tranquila.
¿Y si llega borracho?
¡Feliz año!
Si cuando vuelve a casa lo ves con signos de haber tomado demás, ¡ese no es el momento para hablar del tema! Atendelo, ayudalo a que se sienta mejor y encará la conversación la tarde siguiente. Lo ideal sería que puedas mostrar una actitud tranquila pero que seas determinante. Que se haga responsable de sus actos y de que no siguió tus indicaciones. Y, por supuesto, predicar con el ejemplo, va a ser muy difícil poner un freno al consumo de alcohol de tu hijo, si no ve control en los adultos que lo rodean.
Para terminar, no pierdas de vista quien es tu hijo, vos sabés a quien educaste, confiá y dejalo que sea libre, esa es la mejor enseñanza que le podés legar.