09 Marzo de 2017 07:45

Ellos reconocen que en la cama no pueden reconocer si a su pareja le pasa lo que le dice o está actuándolo. De hecho, muchos se seinten bastante desorientados con el tema. Pero, en algunos casos, los hombres también se las arreglan para fingir. ¿Quiénes? Aquí la lista:
El impaciente:
Situación: el orgasmo femenino está tardando en llegar. Sea porque se aburrió, porque se tenía que ir, o porque le dieron ganas de ir al baño a hacer lo segundo, decide terminar rápido la cosa. Se tira boca arriba, dice “¡wow!” y mira el reloj.
Ellos pueden.
El simulador:
Sufre de Síndrome de Eyaculación Inhibida y no quiere contarte. Es un síndrome común en algunos hombres, causado por diversos factores como ansiedad, edad, stress, bebidas alcohólicas o adolescencia de rechazos insuperables.
El administrador de energía:
Se guardan la potencia y sus líquidos para alguna amante que tienen que ver esa misma tarde. O al revés, se la guardan con la amante para utilizarla con la esposa. O se la guardan, de canutos nada más.
¡Ojo!
El precavido:
Cree que es la única manera de evitar un posible embarazo, más allá de cualquier otro recaudo. Punto.
El dador de placer:
Sólo piensa en darle placer a su pareja. Está educado para que la mujer esté “atendida” antes que él. Cree que debe llevar el liderazgo en la cama y espera tu orgasmo con la misma paciencia con que cuida el fuego para el asado. Después no les queda ni fuerza ni ganas para su propio placer.
El protector:
Tiene miedo de lastimarte. No acaba, vaya una a saber por qué, y no quiere que vos pienses que es porque no le gustás. ¿Eh? Así es, hay hombres para todos los gustos.
¡Prestá atención!
El tántrico:
Sí; este tipo de hombre existe. Algunos alcanzan altos niveles de placer sin eyacular. A pesar de que se crea que sexo y eyaculación van juntos, estos ejemplares afirman que no es así. Hay toda una teoría que sostiene que el placer es una experimentación puramente cerebral.
Guarda con el charleta.
El charleta:
Habla hasta por los codos de cosas que no tienen nada que ver en ese momento: está fingiendo placer y orgasmo, ¡las dos cosas! Digamos la verdad, es imposible decir algo coherente mientras se disfruta del orgasmo. Un buen fingidor, pero no alcanza.
El Tarzán en las lianas:
¿Te perfora el tímpano? Además de vergonzoso, es mala señal. O está actuando o quiere demostrarte que disfruta. ¡Malísimas ambas! Algunos hombres se sienten tocados en su orgullo si no experimentan placer sexual o clímax. Decile al oído que no grite tanto, que no sos su Jane.
Regalale una liana.
El anunciador:
“¡Ya llegué!, ¿vos?”. Si te lo tiene que decir es porque no sólo no gozó sino que ni siquiera estaba ahí con vos; era un holograma. La culpa lo mata. Tenele piedad.
Se levanta de la cama y sigue erecto:
Tiene más de 30 años, dice que terminó y sigue con el miembro arriba; eso no debería durar mucho tiempo. Pasaron quince minutos, y sigue. Es muy probable que te haya mentido, aunque él te explique que vos sos tan hot que ni al terminar de le baja.