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¿Cerca del fin? El escandaloso caso de corrupción que hace tambalear a Temer en Brasil

Los dueños del frigorífico JBS aportaron a la justicia audios y videos que demostrarían el pago de dádivas para evitar investigaciones en su contra. "De la Rúa en 2001 tenía más opciones para quedarse que Temer", dice un analista a BigBang.

por Bruno Yacono Alarcón

18 Mayo de 2017 07:27
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Una bomba política acaba de estallar en Brasil y podría decretar el final del gobierno de Michel Temer. Los dueños del frigorífico JBS aportaron a la Justicia audios y videos que demuestran que en marzo el presidente avaló el pago de millonarias coimas al detenido ex titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha con el objetivo de "comprar" su silencio y preservar su gestión ante una posible operación anticorrupción.

Temer, complicado. Su salida del poder es inminente. 

Según publicó el diario O Globo, los directivos de la mayor compañía procesadora de carnes del mundo, Joesley y Wesley Batista, llegaron a un acuerdo con la Procuraduría General de la República, que debe ser aprobado por el Supremo Tribunal Federal (STF), para revelar los intentos del gobierno de Temer de evitar investigaciones en su contra. 

Los propietarios del frigorífico grabaron a Temer mientras avalaba el pago de coimas. 

Entre las pruebas más comprometedoras se encuentra una grabación del 7 de marzo realizada por los ejecutivos en el Palacio do Jaburu (residencia de Temer) que expuso como el mandatario brasileño discutía los montos de dinero que la firma pagaba a Cunha y al operador político Lucio Funaro para asegurarse que no revelaran casos de corrupción dentro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

En diálogo con BigBang, el analista internacional y sociólogo Gabriel Puricelli asegura que el futuro político de Temer "está acabado" y explica que el mandatario podría renunciar en las próximas horas. "Fernando de la Rúa en 2001 tenía más opciones para quedarse que Temer", agrega para graficar el complejo momento que atraviesa el país vecino. 

El actual mandatario de Brasíl arribó a la presidencia luego de asumiera en el poder un año atrás luego del polémico impeachment a la ex presidente Dilma Rousseff. "Es el final digno del grupo corrupto que reemplazo a Dilma. Se corresponde con lo que uno podía esperar de un equipo político que impulsa el juicio político tratando de ponerse a cubierto de estas investigaciones y que termina pescado infraganti", manifiesta Puricelli.

La ex Presidente debió abandonar su cargo de forma abrupta. 

De producirse la salida, según la Constitución del país vecino, quien debería asumir es el actual presidente de la Cámara de Diputados de Brasíl, Rodrigo Maia. Sin embargo, las protestas en las calles y el clima de tensión social generalizado empujarían a que las autoridades se decidan por un interinato hasta llamar a elecciones en un plazo menor a 30 días. 

Grabaciones

Según una conversación grabada por Joesley Batista, cada semana y por un plazo de 20 años se desembolsaban 500.000 reales (unos 160.000 dólares) para garantizar que Cunha se mantuviera en silencio. Fue entonces que Temer resaltó: "Tiene que mantener eso, ¿vio?", según consignó La Nación. Estos diálogos lo colocan a Temer en una delicada situación política.

El presidente de Brasíl rodeado por el escándalo de corrupción.

Por otra parte, para cuando los ejecutivos de JBS decidieron grabar a Temer, ya habían llegado a un preacuerdo con la Procuraduría. Gracias a ese entendimiento, la policía federal pudo filmar cuando una valija con 500.000 reales de coimas fue entregada al diputado Rodrigo Rocha Loures (PMDB), que había sido indicado por Temer para recibir las "coimas" de JBS. El dinero había sido previamente marcado y fue rastreado fácilmente.

Los hermanos Batista también entregaron otro audio en la que registraron el pedido de soborno del senador Aecio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB), principal socio de la coalición que sostiene a Temer. En esa conversación del 24 de marzo, Neves le pidió a JBS "contribuir" con 2 millones de reales (unos 640.000 dólares) para afrontar los gastos de su defensa en las cinco investigaciones que pesan sobre él por presuntos sobornos de Odebrecht.

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