26 Noviembre de 2025 09:24
Un viaje de egresados que debía ser pura alegría se transformó este martes en una madrugada de terror, indignación y caos en el norte del conurbano bonaerense. Lo que empezó como el ansiado recorrido hacia Cariló terminó envuelto en gritos, golpes, controles policiales y padres desesperados, cuando el chofer del micro dio positivo de cocaína y marihuana tras un narcotest solicitado de urgencia.
El contingente había partido a las 5 de la mañana desde la Escuela N° 16 del Paraje Etchegoyen, en Exaltación de la Cruz. Desde allí, el ómnibus -contratado por Lake Travel y operado por la empresa Plusmar- avanzó rumbo al norte para recoger a más estudiantes en Escobar y luego en Munro. Fue en esta última parada donde comenzó el escándalo. Cuando los padres observaron al chofer, algo les llamó la atención: su comportamiento no era el habitual.
Alarmados, exigieron que la CNRT realizara el control tanto al conductor como a su acompañante. Ambos dieron negativo en el test de alcoholemia, pero el chofer principal -el mismo que había manejado desde Exaltación de la Cruz- se negó a realizar el análisis de drogas. Ante esa actitud, los padres llamaron a la Policía para obligar a que se completara el procedimiento. Los primeros intentos fueron frustrantes: según relataron, el hombre "no realizaba la acción adecuada".
Finalmente, el resultado fue categórico: positivo por cocaína y marihuana. La indignación explotó en segundos. "La verdad que los padres lo queríamos matar, es un irresponsable. Imaginate que viajó desde Exaltación de la Cruz, hasta Escobar y después hasta Munro, estuvo cuatro horas viajando con chicos", denunció Maximiliano, uno de los padres, en TN. Los adultos rodearon al micro, algunos gritaron, otros lloraban.
La tensión escaló cuando un grupo de padres terminó increpando y golpeando al conductor, que debió ser retirado del lugar por agentes de seguridad para evitar que la situación pasara a mayores. Pero el episodio sumó un agravante inesperado: pese al test positivo, según contaron los padres, ni lo demoraron ni le retuvieron la licencia. "Lo vinieron a buscar de la empresa y se fue manejando", denunciaron con incredulidad.
La empresa de transporte envió rápidamente a un segundo conductor. Sin embargo, cuando llegó, se constató que no tenía las horas de descanso necesarias para emprender un viaje de larga distancia. "El chofer que tenía que reemplazarlo no tenía las horas de sueño correspondientes. Entonces volvieron a pedir otro chofer y tuvimos que esperarlo para seguir el viaje", contó otro padre desde Munro, mientras los chicos permanecían dentro del micro sin comprender del todo la magnitud del peligro que habían corrido. El reloj avanzaba, el clima emocional empeoraba y el viaje seguía sin poder reanudarse.

Recién pasado el mediodía -tras más de una hora adicional de espera- llegó un tercer chofer, esta vez en condiciones reglamentarias, y los estudiantes finalmente pudieron retomar la ruta hacia Cariló. Lo que debía ser un comienzo de celebración terminó convertido en una madrugada tensa, con chicos llorando dentro del ómnibus, padres desbordados y un operativo policial intentando sostener la calma. El episodio dejó denuncias, parte policial y una presentación en el Tribunal de Faltas de Vicente López contra el chofer drogado y la empresa de transporte.