08 Agosto de 2025 10:27
Lucía Elizabet Rubio tenía 30 años, un hijo adolescente de 16 y toda una vida por delante. Hasta que un hombre -el mismo con quien compartía techo, proyectos y rutinas desde hacía un año- la asesinó con una brutalidad imposible de describir sin estremecerse. Fue su propio hermano, Jorge, quien la encontró sin vida en el Complejo Las Catonas, en Moreno. La escena era devastadora: Lucía tenía el rostro destrozado y múltiples fracturas en el cráneo. La maza de albañil usada para matarla quedó junto a su cuerpo, como un símbolo mudo de la violencia que su agresor había desatado tan sólo horas antes del espeluznante hallazgo.
El presunto femicida, Mauro Ezequiel Calderón, de 31 años, no solo no se entregó ni mostró arrepentimiento. Huyó. Desapareció la noche del martes, poco después del crimen, y desde entonces era intensamente buscado. Este jueves, tras la emisión de una orden de captura nacional e internacional, lo encontraron en Gregorio de Laferrere, en La Matanza, donde aguardaba en una esquina a que lo pasaran a buscar para continuar su escape al interior del país. Pero no estaba solo. Lo acompañaba su amante, una mujer que también fue detenida e imputada por encubrimiento agravado, al intentar facilitar la fuga de un hombre acusado de femicidio.
Según confirmaron fuentes del caso, el arresto se produjo en la calle Recuero al 5800 gracias a un operativo conjunto entre distintas comisarías de Moreno y la DDI local. "Salió de la vivienda con un bolso preparado con prendas de vestir y demás pertenencias personales, esperando para partir", dijo una fuente policial al medio Primer Plano Online. El fiscal Leandro Ventricelli, de la UFI N.º 1 del Departamento Judicial Moreno-General Rodríguez, indagará al acusado este viernes por el delito de homicidio agravado por el vínculo, cuya pena única es la prisión perpetua.

Lucía fue encontrada por su hermano después de pasar más de un día sin noticias suyas. Al ingresar al departamento, ubicado dentro del complejo habitacional donde convivía con el sospechoso, Jorge se topó con el horror. Llamó a la Policía de inmediato y relató que el hombre estaba desaparecido desde la noche anterior, lo que activó todas las alarmas. En el lugar trabajó personal de la Policía Científica y el fiscal de turno. Allí, además del arma homicida, se incautaron tres teléfonos celulares, 36 envoltorios con cocaína, una balanza de precisión y 12,5 gramos de droga, lo que podría vincular al sospechoso con el narcomenudeo.
La hipótesis del robo fue descartada: no había signos de entrada forzada ni faltantes. Sobre la relación entre Lucía y su presunto asesino hay versiones encontradas. Su hermano Jorge aseguró no haber sido testigo de violencia previa entre ellos. Sin embargo, un vecino brindó una declaración estremecedora: habló de una relación "violenta", de gritos y de "conductas irascibles" por parte del hombre. También mencionó su presunta adicción a las drogas. "Mi sobrino ya no tenía padre y ahora este lo dejó sin madre también", dijo Jorge, con la voz quebrada.

