03 Noviembre de 2025 11:11
El barrio de Caballito, acostumbrado al bullicio cotidiano de sus avenidas y plazas, se vio sacudido por una noticia que parece salida de una pesadilla. Un adolescente de apenas 16 años fue detenido en su casa de la avenida Juan Bautista Alberdi, acusado de planificar una masacre en su ex colegio. Lo que parecía una amenaza más en redes sociales terminó revelando un meticuloso plan de ataque, con fechas, estrategias y hasta una carta de despedida. El caso se conoció gracias a un informe del FBI, que rastreó la actividad de un usuario en la red social X con mensajes que anticipaban un tiroteo escolar en Buenos Aires.

La alerta llegó a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), a cargo del fiscal Horacio Azzolín, quien en menos de una semana coordinó la intervención con la jueza federal María Romilda Servini. Cuando la Policía Federal allanó el domicilio, encontró en la habitación del joven réplicas de pistolas, un revólver, un subfusil y varias armas blancas, junto con gas pimienta, municiones y botellas tipo molotov. Pero lo que más estremeció a los investigadores fueron las inscripciones sobre las armas: nombres de tiradores en masa como Brenton Tarrant, Anders Breivik y Rafael Solich, el autor de la masacre de Carmen de Patagones en 2004.
Los agentes también hallaron parches con simbología nazi, soles negros y calaveras, además de referencias al supremacismo blanco. Según los peritos, el adolescente mostraba "una marcada admiración por el régimen nazi" y "glorificaba a distintos atacantes múltiples". En sus redes sociales compartía imágenes violentas, exaltaba la ideología de extrema derecha y publicaba mensajes alusivos a masacres escolares. El hallazgo más perturbador, sin embargo, fue un cuaderno cuidadosamente escrito, al que los investigadores llaman "los cuadernos del horror".
En sus páginas, el joven había diagramado con precisión los pasos de su plan: cómo simularía ser un policía, cómo aislaría a los alumnos en las aulas y de qué forma ejecutaría el ataque. También registraba los tiempos de respuesta de las fuerzas de seguridad y posibles vías de escape. Todo estaba previsto. En el mismo cuaderno, la Policía encontró una carta de despedida. El joven se despedía de su familia y anticipaba que, después de la masacre, se quitaría la vida. "No fue un impulso ni una amenaza vacía. Hubo planificación, estructura y un propósito", señalaron los investigadores.

Según fuentes de la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal, este es el décimo caso similar detectado en Argentina en los últimos dos años, y en todos los casos los responsables eran menores de edad. El adolescente de Caballito fue puesto a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°1, y será sometido a una evaluación psiquiátrica en el Cuerpo Médico Forense.

