31 Octubre de 2025 10:27
El próximo lunes, el Gobierno de Javier Milei desembolsará 850 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) en concepto de intereses del crédito de 45.000 millones tomado por Mauricio Macri en 2018. Se trata del primer vencimiento tras la victoria oficialista en las elecciones legislativas, y llega en el peor momento posible: con reservas netas negativas en más de 11.600 millones de dólares y apenas 84 millones disponibles en la cuenta del Tesoro al martes pasado.

El pago, que no puede ser postergado por tratarse de intereses, volverá a erosionar las debilitadas reservas del Banco Central. Según datos oficiales, las reservas brutas ascienden a 40.495 millones de dólares, aunque buena parte de esa cifra está compuesta por préstamos, oro y activos de difícil liquidez. La situación se agrava porque el desembolso de 1.000 millones de dólares del FMI previsto para este mes fue pospuesto hasta enero, tras la postergación de la revisión del acuerdo vigente.
El ministro de Economía, Luis Caputo, planea utilizar Derechos Especiales de Giro (DEG) para cumplir con la obligación, pero no precisó aún el mecanismo. Los analistas prevén que el Tesoro recompre esos DEG usando 7 billones de pesos en depósitos -unos 4.800 millones de dólares-, mientras el resto de las divisas disponibles se esfumó en las últimas semanas para sostener el tipo de cambio y frenar la inflación.
El contraste entre el relato oficial del "ajuste más grande de la historia" y la realidad económica se hace evidente. Según la consultora 1816, el Gobierno necesita acumular más de 8.000 millones de dólares en reservas antes de fin de año para cumplir las metas acordadas con el FMI. Sin embargo, lejos de crecer, las reservas siguen cayendo: desde el domingo posterior a las elecciones se redujeron 564 millones de dólares, entre pagos de deuda y operaciones de mercado.

La administración libertaria, sin acceso a los mercados internacionales, paga "cash" sus compromisos externos. En abril, firmó un crédito por 20.000 millones de dólares con el FMI para "recapitalizar" el Banco Central y cancelar pasivos, pero buena parte de esos fondos ya fue utilizada. En mayo y agosto, el Gobierno recompró 14.000 millones en Letras Intransferibles, instrumentos que los economistas describen como "papelitos de colores".
Mientras tanto, crece la opacidad de la información fiscal y monetaria. El Banco Central dejó de publicar detalles sobre sus operaciones de pases y sobre la letra que habría emitido para el Tesoro de Estados Unidos, ocultando bajo el rubro "otros" los datos clave de su balance. Las cifras oficiales se presentan cada vez más difusas, sostenidas por una contabilidad que evita incluir los intereses de la deuda en pesos -capitalizados en lugar de pagados- para mostrar superávit donde ya no lo hay.
El panorama de deuda hacia adelante tampoco ofrece respiro. Según Barclays, Argentina enfrenta vencimientos por 33.000 millones de dólares hasta 2027, de los cuales 12.200 millones corresponden a 2026 y 18.800 millones a 2027. La próxima revisión del FMI será el 23 de enero, y apenas una semana después, el 1 de febrero, vencerán otros 839 millones de dólares en intereses.
El ajuste que el Gobierno presenta como símbolo de "orden y disciplina fiscal" se enfrenta así a su propio límite: la falta de dólares. El supuesto "ancla cambiaria" que busca frenar los precios mantiene al dólar en torno a los 1.465 pesos, pero lo hace a costa de agotar las reservas y desalentar la compra de divisas por parte del propio Estado. Con un dólar "barato", los argentinos ya compraron 20.000 millones desde la salida del cepo, según datos del Bank of America.

La situación genera inquietud incluso entre quienes celebraron la victoria libertaria. La consultora 1816 advirtió que "para acceder a los mercados voluntarios y refinanciar vencimientos, el Gobierno deberá normalizar la política monetaria y acumular reservas de manera sistemática". De lo contrario, el ajuste se transformará en un círculo vicioso: más recesión, menos ingresos y una dependencia cada vez mayor del Fondo. En definitiva, Milei cumple con el FMI, pero a un costo altísimo.

