31 Diciembre de 2025 12:04
En una declaración que no tardó en generar polémica, el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger sorprendió al calificar a los argentinos que vacacionan en el exterior como "héroes de la producción". Sus provocativas palabras, difundidas a través de la red social X, generaron un debate intenso en torno a la fuga de divisas y las contradicciones internas dentro del propio Gobierno de las fuerzas del cielo.
Sturzenegger argumentó que "la demanda de divisas de nuestros veraneantes es lo que le sostiene la competitividad al agro, a la industria y la exportación de servicios. Por eso cada argentino que veranea en Brasil o en otro país, ayuda a sostener la capacidad exportadora del país". Una afirmación que, por decir lo menos, parece un intento desesperado por justificar un fenómeno que, lejos de beneficiar a la economía nacional, contribuye al drenaje de dólares en un contexto crítico para las reservas del Banco Central.

Mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, impulsa medidas para atraer dólares a como dé lugar, Sturzenegger parece navegar a contramano. Su defensa de la salida de divisas, bajo el pretexto de que "importar más y exportar más es el camino de una Argentina próspera", no solo contradice las políticas de su colega de gabinete, sino que también parece ignorar la realidad de una economía que lucha por mantener a flote su aparato productivo que está prácticamente destruido por las importaciones.
El argumento central del ministro es que las importaciones impulsan las exportaciones, basándose en un supuesto patrón internacional según el cual "los países que importan mucho exportan mucho y los que importan poco exportan poco".
Sin embargo, esta lógica simplista no toma en cuenta el contexto específico de la Argentina, donde la apertura indiscriminada a las importaciones contribuye al desmantelamiento de industrias nacionales, incapaces de competir con productos extranjeros más baratos debido a altos costos internos y una falta de políticas de fomento sostenidas.
La paradoja más grande es que Sturzenegger parece ignorar el impacto real de sus palabras sobre la economía doméstica. Mientras celebra a los turistas que compran dólares para gastar en el exterior como si fueran los salvadores de la producción nacional, las pequeñas y medianas empresas -el corazón del trabajo en el país- enfrentan una competencia desleal y una demanda interna debilitada.

Pero no se detuvo ahí. En un tono provocador, calificó como "casi un crimen de lesa humanidad" las críticas hacia quienes deciden vacacionar fuera del país. La ironía no pasa desapercibida: mientras ensalza a los veraneantes del exterior como héroes nacionales, se filtró que el propio Federico Sturzenegger planea disfrutar sus vacaciones fuera del país. Quizás desde alguna playa paradisíaca pueda reflexionar sobre el impacto real de sus políticas y declaraciones en una Argentina que sigue lidiando con los desafíos estructurales de su economía.

