Una red de favores y blindajes
08 Julio de 2025 12:59
Lo que el Gobierno presentó como "fácticamente imposible" hoy aparece documentado, filmado y acreditado por la Justicia. El escandaloso ingreso al país de al menos diez valijas sin control aduanero -aunque podrían ser algunas más- a través de un vuelo privado desde Miami, protagonizado por una organizadora de la CPAC libertaria con estrechos lazos con el oficialismo, dejó en evidencia las mentiras y omisiones de la Casa Rosada, del vocero presidencial Manuel Adorni y de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), que intentaron tapar lo que ahora se transformó como un privilegio VIP en el aeropuerto Jorge Newbery.
Los fiscales Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez presentaron un dictamen judicial que reconstruye de manera precisa el operativo que permitió que Laura Belén Arrieta, mano derecha del empresario Leonardo Scatturice -ex SIDE, actual socio de la ultraderecha global y flamante dueño de Flybondi- ingresara con una decena de bultos al país sin que nadie los escaneara o revisara. La investigación desmiente punto por punto la versión oficial.
Cuando el periodista Carlos Pagni reveló el caso en su programa "Odisea" en LN+, el vocero Adorni fue tajante: calificó el hecho como una "fake news", afirmó que la pasajera "solo trajo una valija y un carry on" y aseguró que todos los controles de rutina se habían hecho "sin ninguna irregularidad". Sin embargo, la fiscalía, con registros fílmicos y testimonios, determinó que los controles no existieron y que ingresaron al menos diez valijas, de las cuales solo cinco fueron declaradas.
La cronología del privilegio libertario
El 26 de febrero a las 8:12 de la mañana, aterrizó en Aeroparque el Bombardier Global 5000 con matrícula PRVN18RU, propiedad de Scatturice. Minutos después, una camioneta blanca presuntamente de la PSA y dos vehículos negros (uno perteneciente a la empresa Royal Class, también vinculada al empresario) se acercan al avión. Los fiscales destacan que el avión quedó cerrado después del descenso, aunque advierten que no hay imágenes que garanticen que nadie ingresó durante su estadía en el hangar hasta el 5 de marzo, cuando partió rumbo a París. La pasajera Arrieta, junto a dos tripulantes, fue trasladada sin controles a la zona de Migraciones.
Un testigo declaró que, tras bajar, Arrieta le entregó un teléfono a una agente de Aduana, quien respondió con un gesto de aprobación. Inmediatamente fue derivada por un circuito diferenciado, lejos del resto de los pasajeros comunes. Según las cámaras -algunas de ellas dejaron de funcionar convenientemente- y el relato judicial, los viajeros ingresaron con equipaje de mano, pero luego el resto de las valijas -que no habían sido declaradas- fue cargado directamente desde el exterior a la cinta de equipaje. Allí se contabilizaron al menos diez bultos, aunque el manifiesto solo declaraba cinco.
Cuando los viajeros llegaron al área de control, una agente les abrió un canal cerrado de forma especial para que evitaran los escáneres. Luego, lo volvió a cerrar. Las cámaras captaron el momento exacto en que esto ocurrió. Al mismo tiempo, los demás pasajeros de vuelos regulares sí esperaban en fila para que sus valijas fueran inspeccionadas. La norma, según la propia Aduana, indica que todos los viajeros, sin importar el tipo de vuelo, deben ser sometidos a los mismos controles. Si bien es cierto que no se revisan el 100% de las valijas, aquellos que llevan consigo más de una o dos, son obligados a pasar por los escáneres. Claramente, esto no sucedió.
Laura Arrieta, de 32 años, organizó junto a Scatturice la Conferencia CPAC en el Hilton de Buenos Aires en diciembre de 2024, donde Javier Milei fue figura estelar. La joven figura en fotos oficiales con el Presidente y fue reconocida en la Rosada como una colaboradora clave en el armado del evento que funcionó como la plataforma internacional del libertarismo argentino. Scatturice, su jefe, es un ex espía vinculado a Sergio Neiffert (actual titular de la SIDE) y Santiago Caputo, el asesor más influyente de Milei. Está radicado en Miami desde hace cinco años, donde se integró a la cúpula de la ultraderechista CPAC global gracias a sus vínculos con Matt Schlapp y Barry Bennett, operador de Donald Trump. Su empresa, OCP Tech, es partner local de Cisco y también controla COC Global Enterprise.
Los detalles del caso muestran algo más profundo que una simple omisión aduanera: revelan una red aceitada de privilegios para quienes orbitan el poder, con acceso directo a canales de circulación cerrados, bultos sin declarar y complicidades institucionales. No fue un error administrativo, fue una operatoria coordinada que pasó por encima de la ley. Pese a que el caso fue judicializado por impulso de la propia Aduana -como se defendió esta semana Juan Pazo, titular de ARCA-, el hecho ocurrió. Y si se investiga hoy, es por el trabajo de los fiscales y la filtración de las imágenes, no por la voluntad del Gobierno.
Mientras los funcionarios relativizan, niegan o se contradicen —como lo hizo Pazo al asegurar que "los vuelos privados tienen controles superiores"—, los hechos son contundentes y ya están documentados en el expediente. En este vuelo no hubo controles. Solo inmunidad.
