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Martín Bossi, a días del estreno de Kinky Boots: "La libertad y la aceptación son nulas acá"

El actor y humorista habló con BigBang de todo: su personaje, la importancia de  "convivir con las diferencias" y de sus supuestos romances. 

por Alejo Paredes

06 Abril de 2022 12:32
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Martín Bossi es el hombre de las mil caras. Un transformista, como le gusta definirse. Nació el 16 de octubre de 1974, a seis cuadras de la cancha de Los Andes. Su mamá es ama de casa y su papá tenía una empresa de repuestos, pero lo estafaron y la familia quedó prácticamente en la calle. Fanático descontrolado de Boca, fue jugador profesional y profesor de tenis, pero una novia que tenía a los 22 años lo anotó en la escuela de teatro de Víctor Laplace y ahí cambió todo.

 

Su debut en la televisión fue en el programa Vale la pena, donde imitaba a Enrique Iglesias, Chayanne, Shakira, Rodrigo Bueno, Pablo Echarri Marcelo Polino, entre muchos otros. Hoy, la actualidad de Martín es otra. Llena teatros gracias al trabajo de años de esfuerzo y este viernes estrenará el musical Kinky Boots, que vuelve a la Avenida Corrientes luego de ser postergado por la pandemira del coronavirus.

El show que lo tiene como protagonista, en realidad, se estrenó en 2019, pero se vio interrumpido por las medidas sanitarias que impuso el gobierno a raíz de la masiva ola de casos y fallecimientos a causa del COVID-19. Si bien creían que el espectáculo iba a estar suspendido durante tan solo dos semanas, tuvieron que pasar dos largos años para su regreso, el cual será finalmente el viernes 8 de abril desde el teatro Astral.

Martín no está solo, lo acompañan Fernando Dente y Laura Esquivel, quien reemplazará esta temporada a Sofí Morandi. Kinky Boots es un musical estrenado en Broadway, con música y letra de Cyndi Lauper y libro de Harvey Fierstein. Cuenta la historia Charlie Price, el hijo de un zapatero que sueña con legarle el negocio familiar. Pero Charlie no está interesado y viaja con su novia a Londres en busca de un futuro juntos.

Bossi caracteriza a Simón, un transformista de nombre artístico Lola, que está siendo salvajemente golpeado cuando Charlie -que regresó a Londres para seguir con el negocio familiar a causa de la muerte de su padre- se topa con él. Simon lleva unas botas largas de taco alto, que serán la clave para cambiar el destino de ambos. Así, se trata de un show que habla de la inclusión, de luchas por los sueños y, como afirma Bossi, aprender a "convivir con las diferencias".

-¿Es importante hablar de inclusión en programas de televisión u obras de teatro?

- Si, sobre todo en un país donde la libertad, la inclusión y la aceptación están nulas. Casi es un intento, bueno.......Hablemos de libertad. ¿Somos libres?, pregunto. ¿Hablemos de aceptación? ¿Nos aceptamos? Hay una aceptación sexual del otro. Perdón, ya aceptar que un pibe se enamore de otro pibe me parece antiguo porque me parece que es lógico. Me parece que hay hasta aceptación hasta....yo no descartaría estar en pareja con dos personas.

Eso está aceptado, pero la ideología de otra persona no está aceptada. Te descalifican. Vos pensás políticamente algo, te insultan. Pensás algo de la guerra en Ucrania, te insultan. Hablás de aborto, te insultan. Hablás de la cachetada de Will Smith, te insultan. No hay aceptación de nada. Solo hay aceptación, en parte, de la parte sexual porque seguimos siendo retrógrados y acusando de algunas cuestiones al otro. Somos una sociedad con mucho retraso, no libres por supuesto. No somos libres en este mundo, lo descubrimos con el COVID. Entonces que venga Kinky Boots a hablar de aceptación, de inclusión, aunque la palabra inclusión también es media peligrosa porque yo no soy quién para incluir a nadie. Yo diría, aprender a convivir con las diferencias.

¿Quién soy yo para incluir?¿ A quién incluyo? ¿A alguien que tiene más peso que yo? ¿Qué es más amarillo, oscuro o blanco que yo? ¿Yo soy la vara de la aceptación? No. Yo no hablo de inclusión, sino de aceptar las diferencias y convivir con ellas. Eso me lo enseñó Laura Azcurra y Elena Sapino, que me enseñan mucho sobre esta parte evolutiva. Entonces, Kinky Boots habla de aprender a convivir con las diferencias, aceptar al otro tal cual es, de la libertad y como actor también, sacar mi parte femenina más extrema y sin culpas. Hace 20 años mi papá me hubiera colgado de los huevos, mi abuelo me hubiera dicho "sos el deshonor de la familia".

Pero cuando uno va entendiendo que uno viene y a esta fiesta lo invitó una mujer y un hombre...y tengo una parte femenina muy marcada, hermosa, que me permite vivir y es la parte más sensible mía. Me reconcilié mucho con mi parte femenina y Kinky Boots me dio la posibilidad de doblarle entre una persona de sexo masculino que siente de una manera y que quiere transformar a un tipo totalmente clásico y a un grupo de trabajadores sumamente primitivos, con ideas machistas muy marcadas. 

-¿Qué celebrás en tu regreso con Kinky Boots?

- La última canción de Kinky comienza con la palabra celebrar. Dice: "Celebrate, flota en el aire, resplandece como un diamante...". Lo que pasa es que yo ya tengo 47 años, chicos. Es más, con el elenco (integrado por Fer Dente y Laura Esquivel) me siento como un tío viste. Yo veo a los chicos, los más jóvenes, que están medio en un viaje de egresado y está muy bien, hacen su trabajo maravillosamente y son talentosos.

Pero yo cuando tenía 29 años también lo hacía. Yo ya celebro subirme al escenario una vez más. El primer día que llené un escenario dije "la puta...se habrán equivocado o habrán pensado que soy el Chaqueño Palavecino" y fue una constante de ese tipo de rituales donde la gente, es medio feo decirlo, me acompaña de maneras hasta inexplicable. Sé que algún día se va a cortar, nada es definitivo, pero cuando me subo al escenario y veo el teatro lleno digo "Gracias Dios una vez más". Hasta que suceda, voy a seguir disfrutándolo. 

-¿Fue difícil volver a subirse a las botas?

- Sabés que no, es como andar en bicicleta. Tuve que hacer un trabajo físico, adelgazar tres kilos, tuve que hacer un trabajo de piernas y de glúteos muy grande....soy un señor de 47 años, insisto. No tengo 20 años y los tacos, obviamente hay mujeres de 70 que usan tacos, pero están acostumbradas desde chicas, yo mi inicié con los tacos a los 45, pero es hermoso. Nunca me sentí tan masculino como vestido con tacos. Si hoy tengo que elegir seducir a una mujer, me pongo tacos. Uno hace todo por el amor, pero si recibí piropos en mi vida no fue en este smoking, sino en tacos, sobre todo de las mujeres. ¡Increíble y maravilloso!

-¿Cuál es la dificultad más grande a la hora de caracterizar a Lola?

- Está bueno lo de transformismo, porque yo soy un transformista y soy un travesti. Yo me trasvisto. Una vez me explicó Enrique Betancourt, mi primer vestuarista, lo que pasa es que la palabra travesti se utilizó después para otras cosas y cuestiones de la sexualidad, que yo era un travesti, yo me transvisto. En realidad, todos los trabajos de composición que yo empecé haciendo los buscaba afuera, una imagen, copiaba y después iba para adentro.

Acá no hubo que ir afuera, sino mucho adentro. Cuánto de mujer hay, sí por supuesto me metí en el mundo del Drag queen, sí miré el modismo corporal del que hace performance....pero busqué en mi interior, busqué en otras cosas...busqué en Beyoncé muchas cosas, en mi tía Angélica, mi tía Erminia, en mi mamá, en mi hermana en dos o tres ex novias ciclotimicas que tuve y en dos o tres artistas muy decadentes, profundas y decadentes en el buen sentido, que yo conocí del teatro independiente, del circo que me hizo conocer mi abuelo de chiquito y esa decadencia y dignidad la puse en Lola. 

-Te vincularon sentimentalmente a tres mujeres distintas en los últimos días...¿Por qué crees que tu vida amorosa es tan buscada?

- No es que me vinculan porque ando tiroteando, relaciones de 10 o 15 años. El año pasado, vamos a repasar, Alina Moine 10 años de relación, está muy bien. Lo niego y me acusan de negador serial. Pero es mentira. A los dos meses, Romina Ricci de hace 15 años. Lo niego y otra vez, es un negador serial. El otro día fui a comer un asado y había una chica, pobre, que se llama Andrea y ayer le pedí disculpas. Le digo "perdoname, Andrea. No sé qué pasó".

A la piba la vi dos veces y ya me la pusieron de novia, la llamaban....si tenía alguna chance con la piba, la perdí porque la verdad que es divina. Después con Morena Beltrán, a quien no conozco personalmente, la vi en una nota y le pedí perdón. Digan que ya no necesito prensa y que lleno teatros sin hablar del corazón, sino dirían que este pelotudo se quiere volcar de cualquier cosa.

Yo diría que también hay una, porque así como nos obligan a los actores y a las personas a deconstruirnos, también deberían los periodistas deconstruirse en el sentido que ¿y si empiezan a interpretar que tengo una sexualidad que la vivo diferente? ¿Y si empezamos a interpretar juntos que un hombre y una mujer no tienen que ir a la cama o ponerse de novios? Hay cosas más interesantes.

¿Y si dejamos de cosificar sexualmente a los seres humanos porque si están juntos tienen que coger, coger y coger? Por ahí hay otras opciones. Che, Martín está teniendo una relación de amistad...ahí te diría "sabés que sí". Pero si me ponen de novio, que conocí a la familia...te tengo que decir que no porque no interpretan que hay personas que eligen otra manera de vincularse con el amor. A mi me han acusado de una palabra muy fea que es mujeriego y depredador, cosa que me parece muy espantosa porque le han faltado el respeto a las mujeres que han elegido libremente estar conmigo, una noche o mil. Podremos interpretar que soy una persona que vive la sexualidad libre, que tengo amores y que los cuido muchísimo de ser públicos o que, por ahí, tengo un amor, pero no es el amor que me dicen.

Puedo estar con una mujer comiendo que no sea mi novia o tener sexo, que puedo estar con un hombre que no sea mi pareja y sea mi amigo. Hay que reconstruir el periodismo de espectáculos porque sino va a haber mucha negación. Me dicen negador serial y, en realidad, son erradores seriales los que me dicen esas cosas. Igual agradezco que me relacionen con el amor, ese es un premio.

En realidad me están tildando de amador y amado, y eso es genial. No de narcotráfico. "A Martín lo vieron vendiendo porro en una esquina o asaltando un kiosco, se llevó un paquete de chizitos". Eso sería terrible. Ahora, si me vinculan con el amor, yo estoy fascinado y sobre todo antes de estrenar porque hablan de mí. Ahora, pobre pibas. Me vinculan con gente que no conozco, eso es lo más terrible. Vos tenés una relación de seis o siete meses, el tipo dice "no lo conozco" y te tenés que separar. ¿A vos te parece que yo, teniendo una relación, puedo decir que no la conozco? Sería un irrespetuoso. 

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