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El peor día de la cuarentena: un caos que se pudo haber evitado

Desorganización, largas colas y un dispositivo que falló.

03 Abril de 2020 12:29
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La sensación general fue de tristeza y desánimo. Encontrarse con miles de personas en las calles del país (sobre todo a gente que, por su edad, debería permanecer sí o sí guardada en su casa), y para colmo apelotonadas en la puerta de los bancos, contradijo el esfuerzo que el grueso de la sociedad viene haciendo para evitar que se expanda el coronavirus en la Argentina. ¿Se podría haber evitado semejante desbande? ¿Qué pasó y por qué?

“Anoche veíamos tremendas colas y el dinero ya estaba depositado en las cuentas. Yo sé que mucha gente no tiene la tarjeta de débito, pero el 70 por ciento de la gente podría haber sacado el dinero del cajero automático”, dijo Sergio Palazzo, secretario General de la Asociación Bancaria. Ahora bien, suponiendo que la cifra que brinda Palazzo es correcta, ¿por qué tanta gente hace un trámite largo y pesado pudiendo hacer uno breve y expeditivo? La respuesta es sencilla: muchas personas, en especial los adultos mayores, tienen dificultades para manejar la tarjeta de débito. 

“Esto iba a pasar y va a pasar porque hay una necesidad económica que es extraordinaria en función de lo que es el aislamiento obligatorio. Hay mucha gente que está viviendo precisamente de lo que aporta el Estado a modo de seguridad social”, afirmó Palazzo.  

¿Pudo haberse evitado este caos? Y sí..  Fue un error de imprevisión.

La verdad que sí. Según Palazzo, por estos días a los bancos les toca liquidar nada menos que 2,4 millones de AUH y 7 millones de jubilaciones. Es mucha gente, un porcentaje importante de la cual (según Palazzo, un 30 por ciento) no tiene tarjeta de débito. Eso hace un total de tres millones de personas a las cuales desde el Estado se les avisó de la noche a la mañana que podrían cobrar por ventanilla sólo durante el día de hoy. 

Una de las opciones podría haber sido considerar a los bancos un servicio esencial. Aunque hubiera evitado la multitud de hoy, la contraindicación es que esto podría haber movilizado más gente a hacer trámites en días de cuarentena.

Una alternativa más sencilla y posiblemente podría haber consistido en anunciar directamente la apertura de los bancos para el fin todo el fin de semana antes de semejante despliegue y no después.

Otra opción puede ser planificar, entre el Estado y los bancos, unidades móviles que aumenten las bocas de expendio. 

Hay una parte de culpa del Gobierno por lo ocurrido hoy, pero también hay una parte de culpa de los particulares.

Porque hay que preguntarse, sinceramente, qué razones llevan a una persona a pernoctar en la calle en el día más frío del año para obtener un lugar más privilegiado en la fila.

O por qué no se respeta el distanciamiento pese a las normas vigentes. No sucede sólo hoy, en los bancos: lo ves cuando pretendés hacer un mandado en el almacén del barrio. 

   

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