11 Noviembre de 2025 09:27
El sur del conurbano bonaerense amaneció otra vez sin colectivos. Las terminales vacías en Berazategui, Quilmes y Florencio Varela se convirtieron en símbolo del hartazgo de los choferes, que iniciaron un paro por tiempo indeterminado ante la falta de pago de sus salarios. La medida, que afecta a más de una decena de líneas troncales -entre ellas la 159, 148, 219, 300, 372, 584, 603 y 619-, dejó a miles de usuarios sin transporte. El conflicto se originó el viernes pasado, cuando los choferes de la empresa MOQSA (Micro Ómnibus Quilmes Sociedad Anónima) decidieron realizar una retención de tareas al no recibir sus sueldos de octubre.

Durante el fin de semana, la paralización fue total. El lunes, ante una promesa incumplida de pago, las líneas retomaron el paro. "Le pedimos disculpas a los pasajeros, pero es la única fuerza que tenemos nosotros para cobrar", explicó un delegado a TN y confirmó que la medida continuará hasta que los haberes sean depositados en su totalidad. Son 1.047 los empleados que no cobraron. Algunos cuentan que debieron pedir dinero prestado para subsistir. "Tuve que pedir plata a mis familiares. Uno trabaja todo el mes, es un trabajo difícil además. No se puede vivir así", lamentó un chofer con más de dos décadas en la empresa.
Otros apuntan contra la gestión actual: "Yo llevo veinte años en la empresa y nunca tuvimos problemas con el salario. Desde que cambió la política de subsidios y el manejo de la SUBE, todo fue para peor". Las empresas señalan al Gobierno nacional como responsable. Según los delegados, el Ministerio de Economía y la Secretaría de Transporte vienen demorando los pagos de subsidios desde hace meses. "Antes los fondos llegaban a principios de mes. Ahora, si tenemos suerte, los nueve o diez. Pero nosotros deberíamos cobrar el cuarto día hábil", explicó uno de los trabajadores.

Mientras tanto, los usuarios viven un calvario diario. Con el servicio paralizado, las únicas alternativas son los viajes por aplicación o los autos compartidos, con tarifas que resultan impagables para la mayoría. Un vecino de Florencio Varela contó que un viaje hasta la estación más cercana le costaba unos 8 mil pesos, mientras que llegar a Constitución puede costar 5 mil por persona si se comparte el auto. "Esto se puede hacer un día o dos, pero no se aguanta mucho más", se resignó.
Las empresas afectadas, entre ellas El Nuevo Halcón S.A. -que opera la línea 148- y San Juan Bautista -a cargo de las líneas 383 y 500-, aseguran que el atraso en los subsidios pone en riesgo la continuidad del servicio. Sin embargo, para los trabajadores, la responsabilidad recae tanto en la desidia empresarial como en la política de ajuste del gobierno libertario. "Antes nos pagaban hasta con monedas, pero cobrabas. Ahora no hay ni obra social. Es una locura", denunció un delegado.

La paralización del transporte en el sur del conurbano es una postal de un deterioro mayor. El ajuste en los subsidios al transporte, las demoras administrativas y la desregulación impulsada por el gobierno de Javier Milei generaron una cadena de conflictos laborales que impactan de lleno en los sectores más vulnerables. Con las terminales cerradas y los colectivos detenidos, la bronca crece entre los trabajadores y usuarios que pagan las consecuencias de un Estado ausente y de empresas que trasladan sus problemas financieros a los empleados. "Esto no es un paro por capricho. Es por dignidad. Queremos cobrar lo que trabajamos", resumió un chofer.

