23 Marzo de 2017 07:32

Puro amor. Carter Blanchard, un pequeño estadounidense de 8 años, vivió un verdadero infierno tiempo atrás. Pero el cariño de una mascota lo hizo salir adelante.
Carter y su mejor amigo.
¿Qué le sucedió al pequeño? Cuando tenía 6 años le apareció una mancha en su cara. Luego de ir a varios dermatólogos, le diagnosticaron vitiligo, una enfermedad de la piel en la que los melanocitos son destruidos por el sistema inmunológico.
Al mismo tiempo que comenzó a ver las manchas en su cara, Carter también empezó el colegio. Y las cargadas de sus compañeros no tardaron en llegar. "Un día lo iba llevar al colegio y la primera cosa que me dijo cuando entró al auto fue que odiaba su cara y odiaba la manera en que se veía", contó angustiada Stephanie Adcock, madre del pequeño.
Rowdy, el perrito que le cambió la vida a Carter.
Al ver la tristeza de su hijo, Stephanie no lo dudó: buscó cualquier alternativa para volver a verlo sonreír. Pero a nivel salud no lo encontró.
Meses después de ser diagnosticado, la medicina siguió sin darle respuestas concretas, pero de a poco Carter volvió a sonreír ¿Qué sucedió? Un día su madre estaba navegando por internet y encontró una solución inmediata al problema de su pequeño hijo: conoció a Rowdy, un perro labrador negro con la misma enfermedad de Carter.
Rowdy tiene 13 años y es popular en las redes sociales gracias a sus características manchas alrededor de sus ojos. Stephanie, que no estaba pasando por un buen momento económico, pensó en adoptar al perrito. Pero jamás iba a lograr esto. Es que el labrador tiene dueña y una misión específica: ayudar a todos los pequeños que tienen vitiligo.
Entonces ¿qué hizo la madre de Carter? Le contó la historia del perrito a su hijo y le dio una grata sorpresa: compró dos pasajes para viajar desde Arkansas, lugar donde viven, hasta Oregon, lugar donde reside el perrito con su dueña.
"Fue amor a primera vista", contó Stephanie, que se emocionó al ver cómo su hijo se sentía identificado con el labrador. Cuando Carter vio al perro, ya no se sintió distinto, su mundo cambió para siempre. Ahora tiene un mejor amigo que le enseña a no sentirse mal con sus manchitas en la cara y lo más importante: le mostró cuál es el verdadero sentido de la vida.