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16 Abril de 2015 12:52

Una amiga de María Eugenia Lanzetti, la maestra jardinera asesinada por su ex esposo delante de los alumnos de un establecimiento de San Francisco, Córdoba, aseguró que la vida de la mujer "era un martirio", ya que el hombre "la molía a palos", y se quejó por la inacción de la Justicia para protegerla.

"Su vida era un martirio y la Justicia no hizo nada. Ella era acosada constamente y siempre hacía exposiciones, pero no nunca sirvió de nada", expresó con dolor María de los Ángeles Bertorello en relación a la mujer de 44 años brutalmente asesinada ayer por su ex marido, el empresario Mauro Bongiovanni,

 En diálogo con la emisora Cadena 3, la mujer, que era amiga de la víctima desde el secundario, reveló que la pareja se había separado en mayo pasado, después de la primera de las golpizas. Todo se inició porque la maestra decidió volver sola a su casa de una fiesta a la que había asistido su esposo, porque el estaba alcoholizado. "El llegó después y la molió a palos", sostuvo Ángeles, y recordó que acompañó a su amiga al médico y fue ahí que decidió separarse.

La mujer dijo que el empresario hacía vida normal a pesar de su condición psiquiátrica y "nunca cumplió la restricción domiciliaria" que le impuso la Justicia por las denuncias de violencia de género. Sostuvo que a partir de entonces la vida de la docente se transformó en un martirio y las amenazas por mensaje de texto, constantes. "La segunda vez que entró Bongiovani con armas a la cas, tuvo que venir la policía porque destrozó todo. Se lo llevaron a Salud Mental", indicó la mujer.

El miércoles por la mañana, Bongiovanni entró al jardín en el que se encontraba la maestra frente a sus pequeños alumnos y delante de los niños, la degolló, para luego escapar y ser detenido a los pocos metros. Si bien se había informado que el hombre había estado internado en un neuropsiquiátrico, el médico José Alonso dijo que el hombre había egresado de una clínica el 18 de marzo pasado y que estaba a cargo de un familiar, a unos 50 metros de su casa. María Eugenia tenía asignado un botón antipánico, que no llegó a accionar el día del ataque. "La Justicia no le dio la atención debida. Luchamos mucho para que le den el botón antipánico, pero no le sirvió de nada. Tuve que ir personalmente, porque a María Eugenia no le daban bolilla", expresó su amiga Ángeles.

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