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Violencia en las escuelas: qué le pasa a los chicos y por qué hay cada vez más casos de feroces golpizas

El Instituto de Estadísticas de la UNESCO señaló que la violencia escolar es una realidad que afecta a 246 millones de niños y adolescentes que podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus colegios.

por Alejo Paredes

28 Marzo de 2022 12:57
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A más de dos años del inicio de la pandemia del coronavirus, el impacto psicológico -según los expertos- fue amplio, trascendente y duradero en el tiempo. Y, sobre todo, afectó a los más chicos. Desde que arrancó el año 2022, las peleas entre adolescentes se volvieron una situación muy recurrente en las escuelas de todo el país. Sin ir más lejos, Santiago del Estero, Junín, Rosario y, ahora Mendoza, registraron este año conflictos de este estilo. 

En febrero de este año, la mamá de una adolescente de 15 años denunció que su hija fue brutalmente golpeada por nueve compañeras cuando salía de rendir un examen en el Colegio Normal Banda, sobre avenida Besares, entre Aristóbulo del Valle y Alberdi del barrio Centro, en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero.

En el lugar también estaba la hermana de la víctima, ambas se dirigían a su casa y tuvieron que ser socorridas por un grupo de albañiles que trabajaba en una obra cercana al lugar. "Los policías les dijeron que no les podían tomar la denuncia porque eran menores. Ella me contó que comenzaron a rodearla por todos lados. Cinco de ellas la tenían inmovilizada a mi hija de 17 años y las otras cuatro golpeaban a su hermana”, contó Ana, la madre de la víctima.

Las hermanas se dirigieron a la parada para tomar el colectivo y fue ahí donde el grupo integrado por nueve mujeres y un varón las atacó. “Cuando mi hija estaba a punto de desvanecerse fue auxiliada por unos albañiles que evitaron que continuaran con la golpiza. Mi hija tiene un desviación en la nariz, tiene lesiones en el estómago a causa de las patadas que le dieron y hematomas en todo el cuerpo", relató la mujer.

Este, sin embargo, no fue un caso aislado: semanas atrás, la mamá de un adolescente de 12 años denunció que su hijo fue atacado y golpeado de manera brutal en el baño de la Escuela Secundaria 7 de Junín por otro alumno, tres años mayor. Fue tal la agresión, que el adolescente de nombre Santino perdió el conocimiento, sufrió fractura de nariz y traumatismos varios en la cabeza. 

El chico estuvo bajo cuidados intensivos y especiales del Hospital Interzonal, mientras que Lorena, su mamá, denunció que desde el colegio no se involucraron en ayudarlo y que el agresor fue directamente "a matarlo”. Según Lorena, recién cuando vieron que Santino "estaba casi inconsciente" dejaron de golpearlo: “Gracias a un milagro, Santino, tres años menor que el agresor, está vivo, ya que este chico fue a matarlo”.

La semana pasada, dos chicas protagonizaron una situación muy violenta en las inmediaciones del colegio secundario Lola Mora, ubicado en Sanguinetti 5601 en el Barrio Triángulo y Moderno, en Rosario. Una de ellas recibió una patada en la cara y terminó internada en el Hospital Carrasco, debido a los golpes que tenía en todo su cuerpo, en sus ojos y en la boca. 

Sin ir más lejos, este lunes el tema volvió a instalarse en la agenda estudiantil: una alumna golpeó salvajemente a una compañera de escuela hasta dejarla inconsciente a la salida del colegio Carlos Alberto Masoero, ubicado a la altura del kilómetro 199 de la Ruta Provincial 24, provincia de Mendoza. La violenta secuencia fue registrada por un testigo y las imágenes se viralizaron en las redes sociales.

En la grabación se puede observar la falta de resistencia que ofreció una de las dos jóvenes mientras que la otra, aunque ya estaba vencida en el piso, la tomó de la cabeza, la arrastró de los pelos, la pateó, le gritó, y hasta le dio golpes de puño. “¿Quién soy yo para que me vengas a pegar? No soy nadie para que me vengas a pegar, ¿me escuchaste? Te va a ir mal. No me vengas a pegar porque te voy a hacer pi...”, le dijo la agresora.

Una vez que la víctima quedó inconsciente, la agresora dejó de golpearla. La directora de la institución dijo que fueron los propios alumnos quienes la alertaron sobre la golpiza, y aclaró que desde ese momento, “se encuentran trabajando” en el tema y explicó que ya tuvieron una serie de reuniones con los padres. En cuanto al estado de salud de la víctima, pese a quedar inconsciente, trascendió que se encuentra bien y fuera de peligro.

El bullying en las escuelas

Los casos de bullying en la Argentina se duplicaron el año pasado. De acuerdo con la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, entre noviembre de 2020 y 2021 se registraron 12.300 y precisaron que, a nivel nacional, “más del 50% de los casos se concentraban en la ciudad de Rosario, el conurbano bonaerense y la Capital Federal", mientras que, poniendo el foco en los grupos etarios, plantearon: “La mayoría se dan desde sexto grado a quinto año del secundario”.

La ONG Internacional Bullying Sin Fronteras precisó que “los tres mayores motivos para sufrir bullying son ser bella, inteligente y sofisticada (cheta), en el caso de las chicas, mientras entre los varones aparecen ser malo en los deportes, poco inteligente y sofisticado”. 

Desde el organismo plantearon que “obviamente que la percepción de los acosadores sea la apuntada, no significa que así sea en la vida real porque hay chicos que son sumamente inteligentes e incluso alumnos brillantes y sin embargo son tildados de bobos o tontos”.“Es esencial que los padres y los docentes de los niveles primario y secundario se involucren cuando están ante una situación de bullying o acoso escolar”, insistieron los especialistas.

En ese sentido, desde la ONG precisaron que “el acoso escolar es un problema de chicos que deben resolver los grandes". "Hasta hace pocos años se cargaban responsabilidades sobre los chicos que de ese modo debían soportar el martirio cotidiano del acoso y el abuso y encima debían resolverlo ellos mismos, lo que tornaba las cosas mucho peores”, agregaron.

El cuadro de situación tiene un punto de encuentro con el que plantea el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos, que en un informe estableció que dos de cada cuatro casos de maltrato escolar se manifiestan a través de plataformas digitales. 

Según el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, la violencia escolar es una realidad que afecta a 246 millones de niños y adolescentes que podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas. Este fenómeno condiciona desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se ajustan a las normas sexuales y de género predominantes. 

Este tipo de violencia interpersonal es una de las causas directas de traumas psicológicos, riesgos físicos, ansiedad y problemas de personalidad en las víctimas. También tiene implicancias en el rendimiento escolar, ya que ocasiona pérdida de concentración, ausentismo y lleva al fracaso escolar. 

Quienes sufren violencia en la infancia son más propensos a convertirse más adelante en víctimas o victimarios. Además, la violencia disminuye el autoestima, aumenta el absentismo, reduce las calificaciones y lleva a muchos niños a abandonar la escuela por completo.  

Sobre esto, la licenciada en psicología Diana Hunsche le resaltó a BigBang que los casos mencionados "exceden al tema del bullying porque tienen que ver con una violencia extrema, feroz y totalmente descontrolada". "La pandemia agudizó todos los problemas existentes al nivel personal, familiar y comunitario. Esto quiere decir que acentuó todo lo que estaba mal. Sin embargo, la pandemia no es la única causa que provoca una reacción atroz y tan salvaje como estos casos", aclaró.

Consultada por el posible origen de estas violentas reacciones, la especialista destacó que "responden a una variedad muy amplia de factores, entre los cuales tenemos cuestiones personales, familiares, escolares -que tiene que ver con la educación- y también sociales". "Todos estos fenómenos se acentúan cuando hay consumo de sustancias, como el alcohol. Pero además hay un trasfondo que tiene que ver con una falta de perspectiva", dijo.

En ese sentido, Hunsche  destacó que estos casos suelen estar ligados a "una frustración, imposibilidad de proyectar un futuro o un vacío existencial, tal vez, proveniente de una familia ausente, violenta o con muchas dificultades en el presente". "El bullying se caracteriza por estigmatizar, separar y condenar a lo diferentes. Es decir, en el bullying aparece un castigo hacia toda aquella persona que no es hegemónica y no es popular y un determinado ámbito social", detalló.

Y agregó: "Se puede escarmentar tanto hacia un lado como hacia el otro. Si el parámetro es la belleza, las personas pueden ser castigadas por ser demasiado lindas o feas. Pero como no están dentro de esa media, entonces quedan totalmente desgastados. En el caso de los varones, muchos quedan excluidos por carecer de destrezas deportivas. Pero el bullying atañe tanto a varones como a mujeres".

¿Cuáles son los otros atributos que funcionan como parámetros de exclusión? "Por ejemplo las capacidades intelectuales, características relacionadas con la identidad de género y/o la orientación sexual, cuestiones étnicas, la situación cultural o socio-económica, la imagen corporal....son todos factores que funcionan como mandatos, tiranos, que hacen que quede excluido o castigado aquel que no cumple con lo hegemónico", cerró. 

Por su parte, Victoria Freire, socióloga feminista y coordinadora del Observatorio de Género y Políticas Públicas, manifestó: "Puedo inferir que los problemas de salud mental que, por supuesto, son previos a la pandemia durante el período de cuarentena, aislamiento social y distanciamiento se han profundizado, y que necesitamos poner en valor las políticas públicas hacia la salud mental como una cuestión que nos atraviesa y afecta a la vida de las personas. Los hechos de violencia que afectan a los chicos en el ámbito escolar o  en su trayecto formativo, también están condicionados por su vínculo de género donde la violencia se expresa afirmando relaciones de poder en el manto de las relaciones sociales". 

Por su parte, Sabrina Calderón, socióloga y doctora en Antropología e investigadora del CONICET, afirmó que "muchas de estas violencias tienen una dimensión emotiva". "Son un puente con otras personas y otros grupos, marcan la pertenencia, el aguante, la lealtad que nos acerca a esas personas de quienes queremos estar cerca. Y nos diferencia de otras. Pero esta parte es la visible, casi indiscutible, la punta del iceberg. La dificultad está en saber qué hay debajo del agua", explicó. 

Para ejemplificar, Calderón citó a Thomas Hobbes, responsable de obras fundacionales de la teoría política moderna y la sociología, provocador como pocos, quien se pregunta "¿por qué nos mataríamos unos a otros como lobos?". "La respuesta, para él, es que la modernidad inaugura una época de la humanidad en la que comenzamos a percibirnos iguales", detalló.

Y sumó: "Más allá de que a veces, en efecto, no lo seamos, adscribimos generalmente a la idea de que somos iguales o deberíamos serlo. La percepción de esa igualdad nos lleva a competir para destacarnos, diferenciarnos y acumular bienes simbólicos o materiales. Tener más prestigio que otras personas, más seguidores, más reconocimiento, más dinero y acceso a lugares exclusivos, más parejas (o una pareja y no otra), más control de las situaciones".

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