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El mercado prende luces de alerta

Déficit récord de dólares: el Gobierno relativiza la fuga de divisas y apuesta a un "crecimiento con rojo"

En el primer trimestre, el déficit externo alcanzó los USD 5.191 millones, pero para el oficialismo es una señal de transformación.

27 Junio de 2025 13:00
Banco Central
Banco Central BBN

El dato es contundente: Argentina registró en el primer trimestre de 2025 un déficit de cuenta corriente de USD 5.191 millones, un rojo en el frente externo que ya dobla la meta anual firmada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que pone al descubierto las tensiones estructurales del modelo económico libertario. Sin embargo, para el Gobierno, lejos de ser una señal de alarma, el número es "esperable", "razonable" e incluso deseable en un contexto de crecimiento. La defensa oficial del desequilibrio corrió por cuenta del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien relativizó la magnitud del déficit: "Lo seguimos atentamente, pero lo vemos como el resultado de un cambio importante en la política. Primero, hay libertad de cambio y, dentro de las bandas, el dólar se mueve libremente".

Dólares
Dólares

Francos aseguró que esta fuga de divisas es el costo de un proceso de expansión: "Argentina está descapitalizada y necesita inversión. Eso explica la salida de dólares". En la misma línea, el viceministro de Economía, José Luis Daza, desplegó en un seminario ante banqueros una explicación técnica y políticamente funcional: "Un déficit del 2% del PBI en un país que crece al 6% es algo absolutamente esperable y razonable".

Sin embargo, los números oficiales difieren de esa comodidad: el desequilibrio en la balanza externa ya representa casi el 2% del PBI, lo que equivale a USD 14.000 o 15.000 millones anuales, una cifra que quintuplica el 0,4% del PBI pactado con el FMI. La mayor parte del desbalance se explica por la explosión del turismo emisivo, consecuencia del atraso cambiario: el rubro "viajes" tuvo un rojo de USD 3.464 millones solo entre enero y marzo, un nivel que no se veía desde la era Macri.

Otros sectores también mostraron déficits abultados: el automotriz, con USD 1.415 millones, los servicios de transporte (USD 867 millones) y el pago de regalías por propiedad intelectual. También se registraron saldos negativos en la balanza de bienes, particularmente en los sectores siderúrgico, farmacéutico y textil, que dependen de insumos importados. 

A pesar de las afirmaciones oficiales, no hay señales claras de una ola de inversiones extranjeras que expliquen el salto en la cuenta corriente. Incluso, según el informe del INDEC, el agujero se financió fundamentalmente con una pérdida de reservas por USD 6.550 millones, mientras que los desembolsos de organismos internacionales -principal fuente de dólares para el Tesoro- recién se computarán en el segundo trimestre.

Luis "Toto" Caputo, Javier Milei y Manuel Adorni, parte de la delegación que viajó a la CPAC norteamericana.
Luis "Toto" Caputo, Javier Milei y Manuel Adorni

La teoría oficialista sostiene que un déficit externo puede ser "virtuoso" si responde a un aumento de la inversión privada en un país que, como Argentina, carece de capital. En palabras de Daza, "la alternativa de un superávit sería una locura, significaría que no se invierte nada". No obstante, en los hechos, la inversión bruta interna fija sigue estancada en niveles históricamente bajos, la obra pública está virtualmente paralizada y los proyectos en energía y minería aún no se traducen en flujos relevantes de dólares. De hecho, el supuesto auge de inversiones privadas no se ve reflejado en los números duros de la balanza de pagos.

Daza, por su parte, prometió un futuro superávit basado en las exportaciones del sector energético y minero, que —según su visión— podrían generar un saldo positivo de entre USD 50.000 y 60.000 millones en los próximos años. Esa proyección, sin embargo, depende de obras de infraestructura demoradas, condiciones macroeconómicas estables y acuerdos políticos todavía ausentes. El tipo de cambio oficial, tras meses de "crawling peg" al 2% mensual, se ubica en niveles que para muchos analistas representan un atraso cambiario similar al de la convertibilidad.

Banco Central de la República Argentina
Banco Central de la República Argentina

La consecuencia inmediata fue el boom del turismo al exterior: argentinos viajando con tarjetas, aprovechando un dólar barato, mientras las reservas del Banco Central se siguen escurriendo. Daza lo niega: "El tipo de cambio no está planchado ni controlado. Flota dentro de bandas y se determina por oferta y demanda". Pero el mercado observa lo contrario: el cepo sigue vigente, los dólares financieros están intervenidos y las brechas aún superan el 30%. 

Mientras el Gobierno insiste en que el déficit externo es síntoma de dinamismo económico, los datos muestran un país que aún no logra recuperar los niveles de actividad prepandemia y que depende del endeudamiento y la liquidación de la cosecha gruesa para sostener el esquema. A medida que avance el segundo semestre y disminuya el ingreso de divisas del agro, los interrogantes se multiplican: ¿Cómo sostener el tipo de cambio sin más reservas? 

La medida tiene como objetivo cancelar parte de la deuda que el Tesoro mantiene con el Banco Central
¿Qué hará el FMI ante un desvío tan amplio de las metas?

Y la pregunta de millón: ¿Qué hará el FMI ante un desvío tan amplio de las metas? ¿Hasta cuándo se podrá financiar el rojo externo sin confianza y sin dólares? Por ahora, el Gobierno elige mirar el vaso medio lleno.  ¿Hasta cuándo se podrá financiar el rojo externo sin confianza y sin dólares? Sólo el tiempo lo dirá. Pero el mercado -y la historia económica argentina- sabe que los déficit "esperables" pueden volverse, muy rápido, explosivos.

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