22 Octubre de 2025 10:18
La secretaria de Agricultura de los Estados Unidos, Brooke Rollins, puso en entredicho el acuerdo comercial anunciado por Donald Trump para ampliar la compra de carne argentina. En declaraciones a la cadena CNBC, la funcionaria aseguró que "Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa" y que el volumen de importación "no será mucho", pese a que el país cuenta con estatus sanitario libre de la enfermedad desde 2001, según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). "El presidente está en conversaciones con Argentina. Creo que escucharemos más sobre eso en los próximos días, pero como parte de nuestras 12 millones de toneladas métricas de producción, no será mucho", señaló Rollins, tomando distancia de las promesas de Trump de comprar entre 60.000 y 70.000 toneladas de carne argentina.
Cabe destacar que se trata de una ampliación de más del triple respecto a la cuota actual, con un arancel del 10%. La secretaria insistió en que "Argentina también enfrenta un problema de fiebre aftosa" y que el Departamento de Agricultura norteamericano debe "garantizar que nuestra industria ganadera esté protegida". "Es un desafío, pero estamos en ello. Vamos a asegurarnos de que nuestra industria ganadera esté protegida", remarcó.
Las declaraciones de Rollins contradicen no solo la posición sanitaria oficial de la Argentina, sino también el discurso de la propia Casa Blanca, que había presentado el acuerdo con Milei como una oportunidad para reducir los precios de la carne en los supermercados estadounidenses. Ahora, el giro del Departamento de Agricultura pone en duda la concreción del pacto comercial y deja al gobierno argentino en una posición incómoda, justo cuando Washington intenta diseñar un paquete de rescate financiero de magnitud inédita.
Según publicó The Wall Street Journal, los principales bancos de Estados Unidos (JPMorgan Chase, Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup) analizan cómo estructurar el préstamo por US$ 20.000 millones que forma parte del plan de apoyo impulsado por Trump para sostener al gobierno de Javier Milei. Pero antes de liberar los fondos, las entidades exigen garantías concretas. Las negociaciones están empantanadas porque los bancos se niegan a quedar expuestos ante "la fragilidad financiera de la Argentina" y reclaman saber si será el Tesoro norteamericano el que respalde el préstamo. "Sin esa certeza, el acuerdo podría no concretarse", advirtió el diario.

El plan de auxilio total ascendería a US$ 40.000 millones: la mitad provendría del swap de monedas entre el Tesoro estadounidense y el Banco Central argentino, y la otra mitad de créditos privados. Pero el costo político de ese apoyo ya comenzó a impactar en Washington. Un grupo de 36 legisladores demócratas envió una carta al secretario del Tesoro, Scott Bessent, en la que manifestaron su "profunda preocupación" por el uso de fondos públicos estadounidenses para asistir a Milei. "Nos preocupa profundamente que el Fondo de Estabilización Cambiaria se esté utilizando para brindar asistencia financiera extraordinaria al gobierno del presidente Javier Milei con fines políticos, exponiendo a los contribuyentes a riesgos financieros", señala el contundente texto.

Los demócratas reclamaron suspender cualquier desembolso hasta que el Tesoro "brinde información adicional" y recordaron que "la capacidad de pago de Argentina sigue siendo incierta". "20 mil millones de dólares para los aliados de extrema derecha de Trump en Argentina. Cero dólares para las familias estadounidenses", denunció en redes la congresista Nydia Velázquez. Los firmantes advirtieron además que el plan podría "servir a intereses financieros privados con gasto público significativo" y "buscar influir en una elección extranjera para reforzar a un aliado ideológico de la administración Trump ante la pérdida de apoyo interno".
Mientras el Congreso de Estados Unidos exige explicaciones y los bancos reclaman garantías, el gobierno argentino observa cómo el supuesto "respaldo incondicional" de Trump se vuelve cada vez más frágil. La aparente "alerta sanitaria" sobre la carne argentina no solo afecta el comercio bilateral, sino que también deja expuesta la dependencia política y económica del gobierno de Javier Milei frente a Washington. Lo que se presentó como un "rescate histórico" y un "acuerdo estratégico" parece hoy transformarse en una trama de desconfianza, intereses cruzados y condicionalidades que recuerdan los peores episodios de subordinación financiera de la Argentina.

